Obras de don Francisco de Quevedo Villegas: coleccion completa, corr., ordenada é ilustrada, Volume 48M. Rivadeneyra, 1859 |
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aborrece aficion afrenta agra alabanzas alma amigos amor ángel Apóstol avariento berbia buena CAPITULO caridad castigo cielo cion compañía de Jesus consideracion corazon cosas criado Cristo cuerpo culpa debe decir deja dellos desprecio despues desta destos devocion devota dice digo dijo dió discípulos divina docto doctrina Elías empero enseñanza entendimiento Epicteto epístola eres escribió Espíritu Santo eterna fariseos Filotea FRANCISCO DE QUEVEDO gloria habia hablar halla hebreo hijos honra humildad Iglesia invidia Jerusalen Jesucristo Jesus judíos juzga ladron llama Lucilio madre majestad malos mandó mano menester mira misericordia misterio morir muere muerte muladar mundo Neron nombre obras ojos oracion Pablo padecer padre palabras pecado Pedro Pedro Crisólogo persona pide pobre pobreza predicar príncipe Providencia quiere quita quod razon rico sagrado salud Satanás Séneca siendo sinagoga soberbia suerte tambien teme tenia Tertuliano tierra verdad vicios vino virtud vivir Vulgata
Popular passages
Page 357 - Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén.
Page 400 - En el origen della han hablado algunos linajudos de vocablos, que desentierran los huesos a las voces, cosa más entretenida que demostrada, y dicen que averiguan lo que inventan. También se ha hecho Tesoro de la lengua española, donde el papel es más que la razón; obra grande, y de erudición desaliñada1. Ninguno ha escrito gramática; y hablamos la costumbre, no la verdad, con solecismos. El alma decimos; y supuesto que el alma bueno se puede decir, el, que es artículo masculino, ha de ser...
Page 139 - ... noche; saqueada de los años la boca, ni puede disponer el alimento ni gobernar la voz; las venas, para calentarse, necesitan de la fiebre ; las rugas han desamoldado las facciones ; y el pellejo se ve disforme con el dibujo de la calavera, que por él se trasluce. Ninguna cosa me da más horror que el espejo en que me miro : cuanto más fielmente me representa, más fieramente me espanta.
Page 404 - Sigüenza había un hombre muy cabal y machucho, que dizque se decía Menchaca, de muy buena cepa. Estaba casado con una mujer, y esta mujer era mujer de punto y más grave que otro tanto. Llámese como se llamare.
Page 374 - ... las potencias aun no despiertas. Niño tuve el movimiento débil por la terneza; la fuerza, peligrosa por la travesura ; el apetito, del alimento por lo insaciable ; los humores, amotinados por el hervor ; el conocimiento, confuso por la falta del juicio ; las operaciones, ciegas por la falta de la experiencia; las inclinaciones, enfermizas por la falta de la cordura ; tuve obligación de...
Page 372 - Morirás.» No me alborota hacer lo que todos han hecho y lo j que todos harán. «Morirás.» Primero me lo dijo la naturaleza. «Morirás.» Es vana amenaza, pues ninguno es tan necio que rehuse lo que hace : no hay hora que yo no muera ; ¿ por qué he de temer lo que hago ? ¿por qué he de rehusar llegar adonde me llevo? «Morirás.» No viviera con esperanza de descansar, si no esperara morir. «Morirás.
Page 390 - Doime todas las horas y tengo conversación con la divina Providencia, el entendimiento; con la soberana Justicia, la voluntad; con los escarmientos, la memoria; razonan conmigo los libros, cuyas palabras oigo con los ojos.
Page 79 - Considéralo como el plazo que ponen al jornalero, que no tiene descanso desde que empieza, sino es cuando acaba. A la par empiezas a nacer ya morir, y no es en tu mano detener las horas; y si fueras cuerdo, no lo habías de desear; y si fueras bueno, no lo habías de temer.
Page 87 - ... temblor de los labios, en el ceño de la frente , en la color perdida, en el movimiento y dificultad de la lengua y porfiada repetición de las palabras.
Page 390 - El ánimo, que está fuera de la jurisdicción de cerraduras y candados, se despacha desde la tierra al cielo, y va y viene descansado de jornadas inmensas. Si mis enemigos tienen rencor, yo tengo paciencia. Pueden darme muerte; hazaña es de que se encargó, desde que nací, mi propia naturaleza.