mas propias y castizas, tienen la ventaja de que en ellas se manifiestan algunas redundancias, idiotismos y frases del Otomí; porque esto declara el caracter de este idioma, y su penetracion es de mucha importancia á los que desean saberlo con perfeccion. La mucha utilidad de este Cetecismo no es necesario que yo me detenga en ponderarla. El sugerirá á los que de él se quieran servir locuciones propias y espresiones adecuadas para formar en otomí las Pláticas ó Doctrinas con que los seffores Sacerdotes deben instruir y exhortar á los pueblos que están á su cargo. La esperiencia acreditará tambien su utilidad a los maestros de escuela que se sirvan de él para doctrinar y enseñar á leer á los niños otomies: y éstos estimulándose a saber hablar en castellano, podrán aprender con inteligencia la doctrina cristiana en este Catecismo, viendo á la par de las oraciones en castellano la correspondencia, valor ó significacion que tienen en sù idioma. De este modo no sucederá lo que yo mismo he visto con lástima mas de una vez: algunos muchachos otomíes que leían medianamente en la escuela, y aun sabian escribir ó copiar con la pluma algunas palabras ó periódos, y tambien rezaban de memoria la doctrina cristiana en castellano, y no por eso entendian cosa alguna de lo que decian, porque no entendian tampoco, ni sabian hablar nada con inteligencia en casteHano. Y así sucedia que preguntándoles en su idioma: ¿cuantos Dioses hay? Quién es Dios? ó alguna otra cosa semejante, solo respondían: hin dipadi, hin dicede: no lo sé, no lo entiendo; manifestando claramente que lo que rezaban en castellano lo hacian puntualmente como pudiera hacerlo un papagayo. Por aquí se verá el grande y muy perjudicial error en que están muchos que se contentan, y les parece que satisfacen a su conciencia, con solo que los naturales otomies sepan rezar en castellano, aunque nada entiendan ni sepan hablar en esta lengua: dejándoles olvidar enteramente el rezo de la doctrina en su idioma, que es el que únicamente entienden muchos de ellos: pareciéndoles que así se conseguirá que aprendan el castellano, y que así se cumplen mejor las órdenes superiores, y leyes que regian en esta materia. Mas, plegue á Dios, que esto no sea querer acallar los gritos de su conciencia, paliando con frívolos pretestos su desidia y falta de zelo en el cumplimiento de esta parte de sus obligaciones. Las leyes, ni quieren, ni pueden que rer que así se les cierre á estos pobres naturales la puerta de su eterna salvacion. Quieren, sí, que se procuren estinguir tantas y tan bárbaras lenguas, que tanto retardan y dificultan la instruccion y civilizacion de los Pueblos. Ojalá, se hubieran ya estinguido todas, y que todos hablásemos un solo lenguage! Pero mientras que esto no se verifica, siempre ha sido necesario. y siempre lo será, que los Ministros del Evangelio á quienes no conceda Dios el don de lenguas, se dediquen á su estudio, para poder evangelizar á los Pueblos, á los que es imposible catequizar en una lengua que ellos no entienden. Y si bastase saber rezar en hebreo ó griego, (y lo mismo es para muchos hombres y mugeres otomies en castellano) sin entender en manera alguna lo que materialmente se dice; si esto bastase, digo, superfluo parecería entonces el don de lenguas que dió el Espíritu Santo á los Apóstoles y á tantos otros discípulos del Sefior, para que anunciasen el reyno de Dios, y enseñíasen el camino de la salvacion, que es la doctrina cristiana, á todos los pueblos y naciones del mundo, hablando á cada uno respectiyamente en su propio idioma, y no en una lengua estraña que no podrian entender. Para que este Catecismo se pueda entender y leerse sin mucha dificultad, va antepuesto el alfabeto otomí, con una esplicacion de las letras, signos, y manera de pronunciar y escribir con ecsactitud en ese idioma: y su Vocabulario que es de tanta importancia para los que desean aprenderlo, tambien vá aquí despues del Catecismo. No ha bastado el mucho trabajo que he empleado en formar este Vocabulario. Yo conozco muchos de fectos de los que tiene. Pero aun así con esas faltas creo que será en gran manera util, y esto me ha determinado á publicarlo. Quizá se escitará algun sugeto hábil y mas versado que yo en el Otomí, á corregirlo, adelantarlo y perfeccionarlo. Y por que tambien en el Catecismo puede haber yerros que yo no conozca, quiero que todos entiendan: que yo sujeto mi persona, este, y todos mis escritos, á la censura y correccion de mi Madre la Iglesia S. C. A. R. L ALFABETO OTOMÍ CAPÍTULO I. De la necesidad de un nuevo alfabeto Otomi. a necesidad de una nueva manera de escribir en otomí, no es aparente ni fingida, sino real y muy verdadera. Dos cosas persuaden con evidencia esta necesidad; lo estraño de los caractéres que hasta ahora se han adoptado, y su inesactitud é insuficiencia. Por lo estraño de los caractéres y por no tener analogía con los que hay en las imprentas, se dificulta su inteligencia, y se hace casi imposible el publicar algunos escritos útiles y necesarios para la debida instruccion de los Ministros, á cuyo cargo está la doctrina y enseñanza de la inculta nacion otomí. Y esta, á mi parecer, es la verdadera causa de que nada, ó casi nada, se haya publicado hasta ahora en idioma otomí. El que los caractéres ó maneras de escribir, que hasta ahora se han adoptado y publicado, son inecsactos é insuficientes, se verá claramen te, reflecsionando en los signos ó letras que publicó el Lic. D. Luis de Neve en sus reglas de ortografia del idioma otomí, y en los que inventó el R. P. Fr. Antonio Ramirez para su çatecismo. Pues otros muchos, y varios que yo he visto manus. critos é impresos, como los del breve Catecismo del P. Francisco de Miranda, y los que se hallan en las Tardes americanas del M. R. P. Fr. José Joaquin Granados (pag. 9o.) son tan manifiestamente insuficientes, que no es necesario detenernos en discutir ó hablar mas de ellos. Mas no se piense por esto que voy diciendo, que intento yo minorar la estimacion y aprecio que merecen estos suge tos, y los escritos que nos dejaron: antes confieso desde ahora que he procurado apropiarme con mucha diligencia y estudio to do cuanto bueno he podido hallar en ellos, copiando casi todo el catecismo del P. Ramirez, é insertándole en este que yo publico, y aprendiendo de memoria y con mucho trabajo la lista de nombres y verbos, y todo lo demas que escribió el P. Neve: y á ellos les debo sin duda una gran parte de la tal cualnoticia que he conseguido del idioma otomí. Y no siendo esta la lengua que se habla en el país en que nací y me crié, sino habiendola aprendido á costa de mucho estudio, teson y trabajo, estoy muy lejos de presumir que escedan, ni aun pue dan igualarse mis cortos conocimientos á la pericia de esos sugetos, y á la que tienen otros varios en el idioma otomí, como que es su lengua nativa. Pero nada de esto me parece que debe retraerme de decir libremente mi dictamen, esponiendo mis observaciones en un asunto que he reflecsionado con mucha de tencion y cuidado. En el alfabeto del P. Ramirez no hay signo alguno pa ra espresar y distinguir la pronunciacion narical ó nasal de las vocales, y esta es una falta muy grande y muy esencial. Tambien se escribe y se usa la ch y qh promíscuamente con confusion y superfluidad, dando á las dos una misma y sola pronunciacion que es la de qh; y siendo por esto imposible escribir determinadamente y sin ambigüedad: xi-chi, hombro: Chuchu, abuela: ó cualquiera otra palabra de las pocas que en este idioma constan de ch, pronunciandose en ellas como en cas tellano: porque no hay en el dicho alfabeto signo alguno ó letra determinada para espresar y escribir la pronunciacion de la che. Tampoco se determina cuando la h debe pronunciarse solo como aspiracion, ó hiriendo á la vocal que se le sigue; porque en su modo de escribir se coloca esta letra con mucha ambigüedad y confusion. En la ortografia del P. Neve falta la esplicacion y signo ó letra correspondiente á la pronunciacion del tz, distinta del ttz fuerte: pues no hay duda que la pronunciacion de tzattio, perro, es diferente y menos fuerte que la de ttzaphi, muela; y por eso no se pueden escribir estos dos nombres con la misma letra tz, como los escribió el P. Neve': pues segun los principios fundamentales de ortografia, las pronunciaciones y sonidos diferentes deben escribirse y representarse con letras diferentes. Tambien es muy notable la falta de algun signo propio para espresar aquella especie de quejido que debe acompañar á muchísimas letras para su recta pronunciacion, y que forma aquella especie de armonía ó sonsonete tan peculiar de este idioma, que Be observa en todos cuantos le hablan con perfeccion, y que tan cuidadosamente procuró espresar el P. Ramirez en su catecismo; aunque el P. Neve se contenta con solo decir que esto se apren de procurando imitar á los indios: mas de ningun modo lo espresó en su ortografia. Eu estos dos modos de escribir, el del P. Neve y el del P. Ramirez, se halla el inconveniente comun de usarse de caractéres estraños nada análogos á los que hay en las imprentas, y que por lo mismo dificultan tanto ó imposibilitan del todo, como se dijo, la impresion de cualquiera eserito otomí. Pues la necesidad de salvar estas dificultades é inconvenientes me ha determinado y precisado á abrirme un nuevo camino, formando y publicando un nuevo alfabeto otomí. CAPÍTULO II. De las letras que se deben usar en otomí. Debiendo 3 ebiendo ser cada letra un signo que esclusiva y privativamente represente cada uno de los sonidos en particular con que articulamos ó variamos la voz, debe componerse el alfabeto otomí de todas las letras necesarias para escribir todas las articula ciones y sonidos que se forman, ó pueden formar hablando ep otomí. Estas son cuarenta letras, por este orden. " MAYÚSCULAS. A.V.4.E..E.Œ.I.IÓ.U.U.H.B.C.D.G.H.M.N.NP. MINÚSCULAS. a. ɛ. a. e. ǝ, e. œ. i. i. o. u.u. q. b. c. d. g. h. m. n. ñ. p. Q. R. S. T. Y. Z. Ch. Ph. Cc. Qq. Mm. Nn. Tt. Qh. Rz. Tz. Ttz. q.r. s. t. y. z. ch. ph. cc. qq. mm. nn. tt. qh. rz. tz. ttz. Se dividen comunmente las letras en vocales y consonantes: las vocales, que son los elementos del sonido de una lengua, se lla man aquellas que pueden pronunciarse por sí solas; y las consonantes, que son los elementos de la articulacion, se llaman así porque suenan juntas con otras, pues ninguna consonante puede sonar sino por medio de alguna vocal. Segun esto las trece le tras primeras de este alfabeto son y deben llamarse vocales, y las otras veinte y siete consonantes. Estas cuarenta letras variamente combinadas, bastan para escribir con ellas todo cuanto se puede hablar en otomí. Mas como los Naturales de este idioma mezclan frecuentemente algunas palabras castellanas que no |