Ved aquí dos ó tres con bre nos lugares de la Escritura. vedad. PRIMERO. 246. En el salmo 1, leo estas palabras: Haz bien, Señor, á Sión con tu buena voluntad, para que se edifiquen los muros de Jerusalén. Entónces aceptarás sacrificio de justicia, ofrendas, y holocaustos: entonces pondrán sobre tu altar becerros*. ¿Qué sacrificio de justicia puede ser este, que aceptará Dios juntamente con las oblaciones, holocaustos y becerros, cuando se edifiquen los muros de Jerusálen? La respuesta á esta pregunta os parecerá sin duda á primera vista no muy dificil: no obstante, yo la busco y no la hallo. Digo que no la hallo, porque lo poquísimo que hailo sobre este punto particular, no lo entiendo, y aun me parece ininteligible. Por egemplo: para que se edifiquen los muros de Jerusalén... Esto es el templo que le falta. Entónces aceptarás sacrificio de justicia... Esto es: El sacrificio que se origina de un ánimo justo y piot. i Los muros Jerusalén, es lo mismo que su templo? ¿El sacrificio que procede de un ánimo justo y pío, no lo habia aceptado Dios antes que hubiese templo en Jerusalén ? ¿ Los sacrificios de animales, merecen el nombre ilustre de sacrificios de justicia? Otros penetrando bien la gran dificultad juzgan (á mi parecer temerariamente) que estas palabras las añadiéron al Salmo 1, los cautivos de Babilonia. Mas esta noticia, ¿ de qué historia fidedigna la tomáron? Y aunque esto se permitiese, ¿qué sacrificio de justicia ofreciéron á Dios los que volviéron de Babilonia? El mismo que antes sin novedad alguna. Otros, en fin, y los mas se aco * Benignè fac, Domine, in bona voluntate tua Sion: ut ædificentur muri Jerusalem. Tunc acceptabis sacrificium justitiæ, oblationes, et holocausta: tunc imponent super altare tuum vitulos. Ps. 1, 20 et 21. + Ut ædificentur muri Jerusalem: id est, templum quod ei deest. Tunc acceptabis sacrificium justitiæ, &c. : id est, sacrificium quod ex animo justo et pio proficiscetur.- Vide supra. jen aquí al récurso ordinario, que es la alegoría, diciendo: para que se edifiquen los muros muros de Jerusalén... Esto es, la iglesia de Cristo *, en la cual aceptará Dios el sacrificio de justicia que no puede ser otro que el que le ofrecen los Cristianos. Aora, ; los holocaustos y becerros ¿ que se ponen sobre el altar de Dios deberán ser tambien holocaustos y becerros alegóricos ? SEGUNDO. 247. En Isaias, capitulo sesenta, se dicen cosas tan grandes de la Jerusalén futura, que es imposible leerlas con mediana atencion, sin formar una idea la mas sublime asi de la gloria, ó magnificencia de dicha ciudad, como de la justicia de todos sus habitadores: entre las muchas cosas, que le anuncia el Señor, una de ellas es esta: Todo el ganado de cedar se recogerá para tí, los carneros de Nabaioth serán para tu servicio: serán ofrecidos sobre mi altar de propiciacion, y haré gloriosa la casa de mi magestadt. Decis aqui, que todo este capitulo habla en sentido alegórico de las glorias de nuestra Iglesia presente, y en sentido anagógico de la Iglesia triunfante: y yo os respondo, que no me opongo á os sentidos; mas en sentido verdadero, y propio (que es el que se llama literal, y el que solo buscamos al presente) la profecia habla claramente con una Jerusalén, que hasta ahora no se ha visto en nuestra tierra, ni puede verse, segun las Escrituras, sino en otra tierra nueva, ó renovada, que esperamos segun sus pro mesas. TERCERO. 248. En Malaquias se dice: He aquí viene... ¿Y quién podrá pensar en el dia de su venida, y quién se parará * Ut ædificentur muri Jerusalem: id est, ecclesia Christi—Vide fol. præcedent. + Omne pecus ceder congregabitur tibi, arietes Nabajoth ministrabunt tibi, offerentur super placabili altari meo, et domum majestatis meæ glorificabo. — Isai. lx, 7. para mirarlo? Porque él será como fuego derretidor, y como yerba de bataneros: Y se sentará para derretir, y para limpiar la plata, y purificará á los hijos de Leví, y los afinará como oro, y como plata, y ofrecerán el Señor sacrificios con justicia. Y será agradable al Señor el sacrificio de Judá y de Jerusalén, como los dias del siglo, y como los años antiguos*. No ignoro, Cristófilo, la inteligencia tan oscura como violenta que pretendéis dar á estas palabras, para acomodarlas del modo posible á la primera venida dél Señor. Vuestro principal y único fundamento que muestra alguna apariencia favorable es este: que Jesucristo mismo hablando de S. Juan Bautista, citó el pri mer versículo de este mismo cap. iii de Malaquías, diciendo espresamente que habla de S. Juan: Porque este es, de quien está escrito: He aquí yo envio mi ángel ante tu faz, que aparejará tu camino delante de tit. 249. A este argumento fundamental se responde: que Jesucristo citó el primer versículo de este Profeta con suma razon, y con suma propiedad y verdad; pues en él sè habla manifiestamente de S. Juan Bautista. Esto ¿quién lo puede dudar? Mas en este primer versículo se habla únicamente de S. Juan Bautista? Esto és lo que yo niego y lo que se deberia probar y establecer sólidamente antes de edificar sobre este único fundamento. Pues ¿de qué otro ángel, ó enviado estraordinario se habla aquí? Se habla, señor mio, manifiesta y propiamente del profeta Elías, y de su mision todavia futura, y al mismo tiempo aunque Ecce venit... Et quis poterit cogitare diem adventûs ejus, et quis stabit ad videndum eum? Ipse enim quasi ignis conflans, et quasi herba fullonum: Et sedebit conflans, et emundans argentum, et purgabit filios Levi, et colabit eos quasi aurum, et quasi argentum, et erunt Domino offerentes sacrificia in justitia. Et placebit Domino sacrificium Juda et Jerusalem, sicut dies sæculi, et sicut anni antiqui. — Malach. iii, 1, 2, 3, et 4. + Hic est enim, de quo scriptum est: Ecce ego mitto angelum meum ante faciem tuam, qui præparabit viam tuam ante te.-Mat xi, 10, et Luc. vii, 27. indirecta y secundariamente de la mision de S. Juan Bautista; el cual vino como dice el evangelio, con el espíritu, y virtud de Elias*. S. Marcos empieza su evangelio con la predicacion de S. Juan Bautista, para lo cual cita no solamente el testo de Malaquías, del que aora hablamos, sino tambien el versículo 3 del cap. xl de Isaías: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino dei Señor, enderezad en la soledad las sendas de nuestro Dios +. Esta cita de S. Marcos del testo de Isaías es verdadera y fiel, no menos que la del testo del primer versículo del cap. iii de Malaquías, pues en ambos testos se anuncia la mision de S. Juan Bautista (no cierto con el espíritu, y virtud de sí mismo, sino con el espíritu, y virtud de Elías): así como es cierto, que en ambos testos se anuncia primariamente la mision de Elías, el cual vendrá á su tiempo, no en espíritu virtud de Juan Bautista, como este vino con el espíritu virtud de Elias. y y 250. ¿Y dudáis, Cristófilo, que en ambos testos de Malaquías y de Isaías, se anuncian ambas misiones de Elías y de Juan; del primero directa y primariamente, del segundo indirecta y secundariamente? Leed todo el contesto de uno y otro Profeta, y me persuado que con esto solo abriréis los ojos. El contesto de Malaquías lo acabáis de leer en lo que sigue al ver. 1 hasta el 5: el contesto de Isaías lo podéis ver en lo que precede y sigue al testo particular que cita S. Marcos, que es el ver. 3 del dicho cap. xl. Basta leer estos tres primeros versículos, para conocer al punto los tiempos de que habla este profeta directa é indirectamente; esto es, de los tiempos de la mision futura de Elías, y secundariá é indirectamente, de los tiempos ya pasados de la mision de S. Juan, que apareció en el mundo con el espíritu y virtud de Elias + * In spiritu, et virtuta Eliæ.- Luc. i, 17. + Vox clamantis in deserto: Parate viam Domini, rectas facite in solitudine semitas Dei nostri. Isai. xl, 3. In spiritu, et virtute Eliæ. Consolaos, consolaos, pueblo mio, dice vuestro Dios. Hablad al corazon de Jerusalén, y llamadla: porque se ha acabado su afán, perdonada es su maldad: recibio de la mano del Señor al doble por todos sus pecados. Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, enderezad en la soledad las sendas de nuestro Dios*. 251. En tiempo de S. Juan Bautista no se habia concluido la malicia de Jerusalén (ó de Israél de donde era capital), ni se le habia remitido su iniquidad, ni habia recibido al doble por todos sus pecados; pues este al doble lo sufre hasta el dia de hoy, y todavia sigue sin saber basta cuando deberá durar. Voz del que clama en el desierto, &c. se verificó ciertamente en la mision de S. Juan, y se verificará mejor todavia en la mision de Elías, por medio de la cual será llamada Jerusalén, y todo lo que se comprende bajo de este nombre. Se le hablará entónces al corazon, y se le perdonará toda su iniquidad pasada, como que ya habrá recibido al doble por todos sus pecados. 252. Este parece el sentido manifiesto y palpable de esta profecía (lo mismo digo de la de Malaquías, el cual sentido lo confirmó espresamente el mismo Jesucristo cuando dijo hablando de S. Juan Bautista: ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisiéront; mas para que ninguno equivocase el espíritu y virtud de Elías con que vino S. Juan, como precursor de su primera venida, con la persona misma de Elías, que vendrá como precursor de la segunda, añadió: Elías en verdad ha de venir, y restablecerá todas las cosas: con * Consolamini, consolamini, popule meus, dicit Deus vester. Loquimini ad cor Jerusalem, et advocate eam : quoniam completa est malitia ejus, dimissa est iniquitas illius: suscepit de manu Domini duplicia pro omnibus peccatis suis. Vox clamantis in deserto. Parate viam Domini, rectas facite in solitudine semitas Dei nostri, &c. Isai. xl, 1, 2, et 3. Elias jam venit, et non cognoverunt eum, sed fecerunt in eo quæcumque voluerunt. Mat. xvii, 12. Elias quidem venturus est, et restituet omnia. — Id. ib. 11. |