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310. Y en el cap. xiv acabada de anunciar la consumacion y ruina total de nuestro siglo ó tierra presente, anuncia luego inmediatamente no solo que quedarán relíquias de todas las gentes, sino tambien lo que estas reliquias y su descendencia deberán hacer en el siglo venturo: todos los que quedaren de todas las gentes que vinieron contra Jerusalén (ó, todo el residuo de todas las gentes, como lee Pagnini: ó, cualesquiera que hubieren sido dejados de todas las naciones, como leen los LXX), subirán de año en año á adorar al Rey, que es el Señor de los egercitos, y á celebrar la fiesta de los tabernáculos*, &c.

311. Por esta última profecía leida y considerada hasta el fin del capítulo, y por tantas otras, parece algo mas que verosimil, que esta confluencia de todas las reliquias de las gentes á Jerusalén, será libre á todos los individuos, que quisieren ir por su devocion: mas será tambien obligatoria y como una ley fundamental á todos los pueblos, ó tribus, ó reinos, de presentarse cada año en Jerusalén, por medio de algunos diputados, para que estos adoren en nombre de toda la nacion al supremo Rey, le protesten su vasallaje, y reciban sus órdenes particulares por medio de sus legítimos ministros.

312. Así á los unos como á los otros les será en aquellos tiempos facilísimo el viaje á Jerusalén: ya porque la tierra nueva y nuevo cielo quedarán en mejor disposicion y en mejor temperamento de lo que aora están, ya porque ni por mar ni por tierra hallarán embarazo alguno; pues ya no habrá en todo el orbe ni piratas, ni ladrones, ni milicias

Dominum exercituum in Jerusalem, et deprecandam faciem Domini. Hæc dicit Dominus exercituum: In diebus illis, in quibus apprehendent decem homines ex omnibus linguis gentium, et apprehen. dent fimbriam viri Judæi, dicentes: Ibimus vobiscum: audivimus enim, quoniam Deus vobiscum est. - Zachar. viii, 20 ad 23.

* Et omnes qui reliqui fuerint de universis gentibus, quæ venerunt contra Jerusalem (sive omne residuum de universis gentibus sive, quicumque relicti fuerint de cunctis gentibus): ascendent ab anno in annum, ut adorent Regem, Dominum exercituum, et celebrent festivitatem tabernaculorum, &c. - Zachar. xiv, 16.

estranjeras que impidan el paso: ya tambien porque la mútua caridad y hospitalidad entre todas las gentes estará entónces en toda su perfeccion, principalmente en Jerusalén y en Judá, en donde, como añade el mismo Zacarias, todas las ollas ó calderos serán santificados al Señor: esto es, destinados á la hospitalidad, ó comunes para todos los forasteros: toda caldera en Jerusalén y en Judá será santificada al Señor... y no habrá mas mercader en la casa del Señor de los egércitos en aquel dia*. Este será á mi parecer uno de los fines y frutos de los sacrificios de animales: los cuales despues de ofrecidos al Señor servirán para el sustento necesario de tantos peregrinos. En cierta ocasion dijo el Señor: Compasion tengo de estas gentes: porque tres dias ha que están conmigo, y no tienen que comer: Y si los enviare en ayunas á su casa, desfallecerán en el camino: pues algunos de ellos han venido de lejost. Y no habiendo entónces otra esperanza por medios ordinarios, les puso, no obstante, la mesa en el desierto con un gran milagro. ¿Será entonces menos misericordioso y provido en aquel dia? Jesucristo ayer y hoy: él mismo tambien en los siglos‡.

PARRAFO ΙΙ.

313. Estas peregrinaciones de las gentes á Jerusalén, á adorar al Rey que es el Señor de los egércitos, no serán entónces estériles ó de poco fruto, como lo han sido siempre, por la mayor y máxima parte, las peregrinaciones de aora, de las cuales dice no şin gran razon el venerable Tomás de Kempis: los que andan en tierras estrañas,

* Et erit omnis lebes in Jerusalem, et in Juda sanctificatus Domino... et non erit mercator ultra in domo Domini exercituum in die illo. Zachar. xiv, 21.

+ Misereor super turbam: quia ecce jam triduo sustinent me, nec habent quod manducent: Etsi dimisero eos jejunos in domum suam, deficient in via: quidam enim ex eis de longè venerunt. - Mar. viii,

2 et 3.

‡ Jesus Christus heri, et hodie: ipse et in sæcula. - Ad Hebr. xiii, 8.

rara vez ó nunca se santifican *. El fruto en aquel siglo feliz deberá ser tan grande, cuanto lo serán las cosas nuevas y estupendas de que serán testigos oculares. ¿Qué cosas serán estas?

314. ¡O Cristófilo mio! Serán sin duda muchísimas que no están escritas en la Bíblia sagrada, y que el Espíritu Santo deja á nuestra consideracion; mas fuera de estas serán en primer lugar aquellas pocas que están escritas, y que no hay necesidad alguna de quitarles su propio sentido obvio y literal: entre estas yo solo considero tres principales y bien notables, de las cuales se pueden inferir otras muchas.

PRIMERA.

315. Verán á lo menos alguna vez estos santos peregrinos la persona misma infinitamente amable y admirable del Hombre Dios, ó de un modo llano y familiar, como lo vieron los Apóstoles despues de resucitado, ó en toda su gloria y magestad como en el Tabor. Esto suenan obvia y naturalmente las vivas espresiones de los Profetas (examinemos algunas): se descubrirá la gloria del Señor, y verá toda carne al mismo tiempo, lo que habló la boca del Señor (6 como leen los LXX, toda carne verá el salvador de Dios, porque el Señor habló)†: Verán las gentes á su justo, y todos los reyes á su inclito‡. Será visto el Dios de los dioses en Sión... vieron todos los pueblos su gloria... Vieron todos los términos de la tierra al salvador del Dios nuestros, &c.

* Qui multum peregrinantur, raro, vel nunquam sanctificantur.Thomas à Kempis.

† Et revelabitur gloria Domini, et videbit omniscaro pariter, quod os Domini locutum est (videbit omnis caro salutare Dei, quia Dominus locutus est). - Isai. xl, 5.

‡ Videbunt gentes justum tuum, et cuncti reges inclytum tuum.Isai. lxii, 2.

§ Videbitur Deus Deorum in Sion... viderunt omnes populi gloriam ejus:... Viderunt omnes termini terræ salutare Dei nostri, &c. - Ps. lxxxiii, 8; xevi, 6; xcvii, 3.

SEGUNDA.

316. Verán y esperimentarán por sí mismos la santidad de Jerusalén y de todos sus habitadores, con quienes hablarán en una misma lengua, de quienes recibirán toda suerte de obsequios, con sencillez de corazon*; y en quienes no verán otra cosa universalmente sino óptimos ejemplos, infinitamente mas eficaces para persuadir que todas las palabras. De esta santidad de Jerusalén futura hemos hablado ya en varias partes, especialmente en el capítulo viii y no hay que repetirlo aquí. Estos devotísimos peregrinos de todas las naciones ó pueblos de la tierra nueva, parece que son aquellos mismos con quienes se habla en el capítulo último de Isaías, ver. 10. Alegraos con Jerusalén, y regocijaos con ella todos los que la amais: gozaos con ella de gozo todos los que llorais sobre ella (por aora), para que mameis, y seais llenos de la teta de su consolacion: para que chupeis, y abundeis en delicias de toda su gloria. Porque esto dice el Señor: He aquí que yo derivaré sobre ella como rio de pazt, &c.

317. En el templo mismo donde entrarán frecuentemente como en casa de oracion, pues como se lee en Isaías: mi casa será llamada casa de oracion para todos los pueblos‡, verán lo que anuncia Ezequiél para su nuevo templo: miré, y he aquí que la gloria del Señor henchió la casa del Señor: y me postré sobre mi rostros. Verán lo que

* In simplicitate cordis. - Sap. i, 1.

+ Lætamini cum Jerusalem, et exultate in ea omnes qui diligitis eam: gaudete cum ea gaudio universi, qui lugetis super eam [scilicet nunc], ut sugatis, et repleamini ab ubere consolationis ejus: ut mulgeatis, et deliciis affluatis ab omnimoda gloria ejus. Quia hæc dicit Dominus: Ecce ego declinabo super eam quasi fluvium pacis, &c. Isai. lxvi, 10, 11, et 12.

‡ Domus mea domus orationis vocabitur cunctis populis. - Isai. lvi, 7.

§ Et vidi, et ecce implevit gloria Domini domum Domini: et cecidi in faciem meam. - Ezech. xliv, 4.

se anuncia en los escritos del profeta Jeremías... aparecerá la magestad del Señor, y habrá nube, como se manifestaba á Moisés, y así como apareció á Salomón, cuando pidió que el templo fuese santificado para el grande Dios*. Entonces se entenderá bien, pues se verá perfectamente cumplida la célebre profecía de Ajéo, cuya esplicacion ha sido siempre bien incómoda.

Aun falta un poco (ó como lee S. Pablo con los LXX en la epístola á los Hebréos, xii, ver. 26: aun una vez...) yo conmoveré el cielo, y la tierra, y la mar, y todo el universo. Y moveré todas las gentes: Y VENDRA EL DESEADO de todas las gentes: y henchiré esta casa de gloria... Mia es la plata, y mio es el oro... Grande será la gloria de esta última casa, mas que la de la primera... y en este lugar daré yo la paz +

...

318. Decís aquí que todo esto se verificó literalmente en aquel segundo que edificaron los que vinieron de Babilonia, pues en él se dejó ver muchas veces el Mesías mismo, y allí predicó, habló, enseño, &c. A lo cual respondo en breve, que no teneis razon: lo primero, porque aquel templo aunque fué el segundo, no fué el novísimo ó el último, ni le puede competer este nombre con propiedad: contra esta idea universalmente recibida en el sistema vulgar, clama á grandes voces la verdad de las Escrituras: las cuales prometen para lo futuro otro templo infinitamente mejor, así en lo material como en lo formal. Lo segundo: por

* In descriptionibus Jeremiæ... et apparebit majestas Domini, et nubes erit, sicut et Moysi manifestabatur, et sicut cùm Solomon petiit ut locus sanctificaretur magno Deo, manifestabat hæc. - 2 Macab. ii, 1 et 8.

† Adhuc unum modicum est [adhuc semel]: et ego commovebo cœlum, et terram, et mare, et aridam. Et movebo omnes gentes: ET VENIET DESIDERATUS cunctis gentibus: et implebo domum istam gloriâ... Meum est argentum, et meum est aurum... Magna erit gloria domûs istius novissimæ plus quam primæ... et in loco isto dabo pacem... Agg. ii, 7, 8, 9 et 10.

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