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con otros y con esta combinacion hacia mas patente la verdad de Dios. Porque con esta verdad de Dios clara é innegable convencia de arbitrarias, de impropias, de violentas, y por consiguiente de falsas las inteligencias que se pretendian dar á dichos lugares clarísimos de la Escritura santa. Porque......

334. No obstante; como estas ideas, aunque concordes perfecta y manifiestamente con las Escrituras, parecian diametralmente opuestas á las ideas vulgarmente recibidas, fué como una consecuencia natural que se alborotasen no pocos (unos mas, otros menos, segun el talento y erudicion de cada uno.) Decian los mas (y los menos cuerdos); no es este el ínfimo, ó uno de los ínfimos entre todos nuestros escribas? Pues es creible que este ínfimo haya venido á descubrir unos misterios tan grandes y tan nuevos, que hasta aora se habian ocultado á nuestros doctísimos? Y se escandalizaban en el*. Otros, mas cuerdos ó mas sagaces, conociendo bien la dificultad de combatir directamente la sustancia de aquel escrito (en el cual no hallaban otra cosa que la Escritura misma fielmente citada y combinada) se convirtieron enteramente á las circunstancias.

335. Empezaron desde luego á oprimir al pequeño autor con preguntas no menos importunas, que irrisorias, á que ni él, ni otro alguno era capaz de responder. Le preguntaban v. g. ¿cómo sería este nuevo pueblo de Dios, este nuevo Israél, ó esta nueva Iglesia compuesta de tantas gentes, pueblos y lenguas? ¿Cual su órden, ó su gerarquía: cual seria su ciudad capital, ó el centro de unidad de una iglesia tan vasta: cuales sus leyes, sus costumbres, su disciplina, su culto esterior, su sacerdocio, sus sacrificios, sus ceremonias, &c. Le instaban algunos fuertemente (y no pocos, tentándole, para poderle acusar†), que se esplicase mas sobre la inteligencia literal que pretendia dar á aquel testo de Malaquías: no está mi voluntad en voso

* Et scandalizabantur in eo. — Mat. xiii, 57.

+ Tentantes cum, ut possent accusare eum. — Joan. viii, 6.

que

tros,... ni recibiré ofrenda alguna de vuestra mano. Pordesde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las gentes, y en todo lugar se sacrifica y ofrece á mi nombre ofrenda pura: porque grande es mi nombre entre las gentes, dice el Señor de los egércitos *.

336. Le pedian, que esplicase con ideas claras, qué sacrificio sería este: con qué ritos ó ceremonias se ofrecería al verdadero Dios: si habria en todas partes + templos tan magníficos como el de Jerusalén: si habria sacerdotes tomados indiferentemente de todos los pueblos, tribus y lenguas, ó de alguna tribu ó familia particular: qué vestidos usarían estos, así en los templos como fuera de ellos: si sería obligado el nuevo Israél de Dios á circuncidarse efectivamente y á observar toda la ley de Moisés: si en lugar de esta ley se daría otra y cual, &c. &c.

337. El pequeño escriba ó Rabino, apenas digno de este nombre, se sentia no solo embarazado, sino oprimido con tantas preguntas. Su respuesta á todas ellas era general (ni podia ser de otra manera); pues el modo y las circunstancias particulares de nuestra Iglesia presente no se hallan ciertamente en la relacion, no obstante que se halla clarísima toda la substancia de este gran misterio. Así decía á grandes voces, sin temor de la tempestad de piedras, que veía en las manos de la ínfima plebe: la cosa sucederá puntualmente así como está escrita, pues como dice el Señor, aunque á otro propósito: Mi consejo subsistirá, y toda mi voluntad será hechat. Israél dejará de ser pueblo de Dios por su incredulidad, y las gentes serán llamadas á

Non est mihi voluntas in vobis,... et muuus non suscipiam de manu vestra. Ab ortu enim solis usque ad occasum, magnum est nomen meum in gentibus, et in omni loco sacrificatur, et offertur nomini meo oblatio munda: quia magnum est nomen meum in gentibus, dicit Dominus exercituum. - Malach. i, 10 et 11.

+ In omni loco. - Id. ib. 11.

↑ Consilium meum stabit, et omnis voluntas mea fiet. - Isai. xlvi, 10.

ocupar su lugar. El modo y circunstancias particulares, con que se obrará este gran misterio, yo no lo sé, porque no lo hallo espreso y claro en las Escrituras sagradas.

338. Solo sé por ellas (proseguia diciendo), que el Me sías, cuando venga, se ofrecerá á sí mismo en sacrificio á Dios su Padre por los pecados de todo el mundo: si ofreciere su alma por el pecado (dice Isaías), verá una descendencia muy duradera, y la voluntad del Señor será prosperada por su mano*. Solo sé que esta descendencia muy duradera, ó lo que parece lo mismo, esta sucesion continuada de hijos de Dios, engendrados por el Mesías mismo con su muerte dolorosísima, con su sangre y con la efusion de su divino Espíritu, serán tantos en toda la tierra, que será imposible numerarlos y contarlos: ¿ su generacion quién la contará?... aquel mismo justo mi siervo justificará á muchos con su ciencia, y él llevará sobre sí los pecados de ellos ... Este rociará muchas gentes. Solo sé por el salmo cix que habiéndose ofrecido á sí mismo por el pecado, será un Sacerdote eterno, y no ya segun el órden de Aarón (sino), segun el orden de Melquisedec §, cuya oblacion ó sacrificio fué el mas simple de todos, pues se redujo todo á pan y vino.

339. De este modo respondia nuestro simple Rabino á todas las simples preguntas que se le hacían, y á todas las dificultades que se le proponían. Y en efecto, ¿cómo era posible que un hombre ordinario (y aunque hubiese sido de una perfecta ciencia), pudiese responder treinta años antes del nacimiento de Jesucristo á tantas y tan diversas preguntas sobre el modo de ser de nuestra Iglesia presente?

Si posuerit pro peccato animam suam, didebit semen longævum,

et voluntas Domini in manu ejus dirigetur.-Isai liii, 10.

↑ Generationem ejus quis enarravit?... in scientia sua justificabit ipse justus servus meus multos, et iniquitates eorum ipse portabit.-Isai. liii, 8 et 11.

Iste asperget gentes multas, &c. - Isai. lii, 15.

§ Secundùm ordinem Aaron, sed secundùm ordinem Melchisedech. Vide ep. ad Hebr. vii, 11; et Ps. cx,

4.

¿Quién podría saber entónces con ideas claras y circunstancias individuales, lo que debia suceder en el mundo despues de la muerte del Mesías? La sustancia de este gran misterio se halla ciertamente en las Escrituras, y nuestra propia esperiencia nos lo enseña así, y nos lo hace advertir frecuentísimamente; mas las circunstancias particulares no se hallan. Pues cómo las podian saber ni aun sospechar, los que vivian en Jerusalén en tiempo de Augusto?

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340. Podria entonces probarse con algun lugar de la Escritura, que el Mesías elegiría doce hombres idiotas, humildes y simples, para fundar su Iglesia y llamar y congregar en ella toda suerte de gentes? Podria entonces probarse con algun lugar de la Escritura santa, que uno de estos idiotas, constituido príncipe entre todos, sería enviado á poder su silla en la misma capital del grande y soberbio imperio romano? ¿Que esta silla humilde se mantendria en Roma firme é inmutable, á pesar de todas las oposiciones, contradicciones y violencias del mayor imperio del mundo? ¿Que este imperio que parecería eterno, se veria en fin precisado á ceder su puesto á la silla de un pobre pescador? ¿Que esta silla sería reconocida y respetada como el verdadero centro de unidad de todos los creyentes verdaderos de todo el orbe? ¿Que estos verdaderos creyentes de todo el orbe edificarian en todas sus ciudades, en sus villas, y aun en sus campiñas, templos innumerables para dar culto en ellos al verdadero Dios? ¿Que en todos estos templos innumerables se ofreceria incesantemente á Dios vivo un sacrificio continuo: esto es, el sacrificio y oblacion munda de que se habla en Malaquías? ¿Que este sacrificio, y oblacion munda no sería otra cosa sino el mismo cuerpo y sangre de Cristo que se ofreció en la cruz una vez, y esto bajo las especies de pan y vino; segun el órden de Melquisedéc? ¿Que este sacrificio, en fin, se ofrecería á Dios con estas, ó con aquellas ceremonias? &c. Todas estas cosas particulares, que aora vemos y gozamos, ¿se podrían saber treinta años antes del naci

miento de Jesucristo, solamente con la leccion de la ley y de los profetas? Pues apliquese la semejanza en asunto de que aora tratámos. La aplicacion no puede ser mas fácil.

PARRAFO II.

:

341. A todas cuantas preguntas me hicieren los curiosos, y á todas cuantas cuestiones y dificultades escitaren los sapientísimos, yo no puedo responder de otro modo. Confieso simplemente (ni tengo por qué avergonzarme de esta confesion) que ignoro absolutamente infinitas cosas particulares, que sucederán en aquel siglo feliz, de que las Escrituras no hablan palabra. Ignoro tambien el modo y circunstancias con que deberán verificarse aun aquellas mismas que anuncian clarísimamente las Escrituras, y cuya sustancia ó misterio general me parece innegable. No obstante, aun en medio de esta ignorancia y obscuridad, en lo que toca al modo, yo pienso todo cuanto bueno puedo pensar, así en lo moral como en lo fisico y me estiendo cuando puedó para lo cual me parece que me veo como convidado y aun escitado de las vivísimas espresiones de los Profetas de Dios. Mas despues de haber imajinado y pensado cuanto puedo, ó cuanto soy capaz de imaginar y pensar en el estado presente, no por eso creo haber pensado ó imaginado justamente; pues no ignoro que todas mis imaginaciones ó mis pobres ideas, las he tomado prestadas de todas aquellas cosas que hasta aora han podido entrar en la sustancia de mi alma por medio de mis cinco sentidos. Por tanto, me persuado, que las cosas andarán en aquellos tiempos de un modo mejor y mas perfecto de lo que yo he podido imaginar: pues al fin mis imaginaciones son tomadas del reino de los hombres, y aquel sera ya reino de Dios. ¡Qué diferencia! ¡Qué distancia!

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342. Habrá pues, en este reino de Dios y de su Hijo Cristo Jesus (á quien dará entonces la potestad, y la hon

* Et quantum possum tantum audeo.

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