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puntos, y me parece cierto por mi propia esperiencia que no la hallaréis.

PARRAFO II.

391. Empezando por el primer punto, hallaráis facilmente una gran diversidad de opiniones 6 modos de pensar, hallaréis una prodigiosa multitud de cuestiones, que sobre esto se han escitado, y os parecerá todo como un laberinto de donde apenas podréis salir. Si todas ó las mas de estas cuestiones inútiles, si todas estas diversas opiniones ó modos de pensar se han fundado sobre algun principio realmente falso, ó sobre alguna ciencia fisica poco fundada, ¿qué quereis que suceda? Necesariamente debia suceder así, y efectivamente así ha sucedido: yo no pienso meterme en este laberinto y perder mi tiempo inútilmente en cosas que no hacen á mi propósito ni en pro, ni en contra. Solo quiero considerar en breve tres opiniones principales, la última de las cuales es la que yo abrazo con ambas manos.

392. Pensáron unos, y no de ínfima clase, que con la accion del fuego de que habla S. Pedro, quedará nuestro orbe terraqueo perfectamente cristalizado: por consiguiente diáfano ó trasparente hasta cierta distancia de su superficie ó circuito hasta su centro. Si preguntais hasta que distancia: os responden, que hasta incluir el limbo de los párvulos que murieron sin bautismo: porque no es creible, añaden, que estas pobres criaturas que no tuvieron ni pudieron tener pecado personal, sean condenadas despues de su resurreccion à perpétuas tinieblas (otros no obstante les dan la sentencia cruelísima de fuego eterno, aunque no tan activo). Mas la luz y claridad de este gran globo de cristal no llegará (prosiguen diciendo) hasta el límbo ó infierno de los condenados; porque estos por su propia malicia, iniquidad, ó pecados personales y voluntarios, no verán lumbre jamas*. Preguntad aora, de donde se ha podido

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Usque in æternum non videbit lumen. Ps. xlviii, 20.

tomar una noticia tan singular, y esperad la respuesta por toda la eternidad, ó mas allá si es posible. Consultad despues de esto este raro fenómeno con los que saben algo de fisica, es á saber, si la accion de un fuego el mas activo y violento que pueda imaginarse, v. g. el del Etna y Vesubio, &c., será capaz de cristalizar y dejar perfectamente diáfano ó transparente un cuerpo entero, heterogéneo, de una enorme grandeza, compuesto de diversísimas materias, unas sólidas, otras líquidas, unas volátiles, otras fijas, unas que se comprimen, otras que se dilatan á la accion del fuego, otras que fluyen y se derriten, otras que se endurecen, &c.; y despues de un maduro exámen sobre estas cosas así generales como particulares, juzgad con buena crítica.

393. La segunda opinion, que es de muchos antiguos y no antiguos, pretenden y sostienen, que así nuestro globo terráqueo como todos los otros globos celestes, luna, sol, planetas, estrellas, &c., volverán despues del juicio universal á la nada de donde salieron, ó á lo menos al caos de las fábulas. Fúndase esta opinion en dos ó tres lugares de la Escritura santa, poco bien meditados, ó leidos con demasiada prisa, á los cuales añaden para mayor confirmacion la autoridad de algunos filósofos gentiles, y tambien algunos versos de las Sibílas. Los lugares de la Escritura son estos: Alzad al cielo vuestros ojos, y mirad ácia abajo á la tierra: porque los cielos como humo se desharán (ó faltarán, como leen Pagnini, y Vatablo. Los LXX leen: el cielo como el humo fué afirmado) y la tierra como vestidura será gastada, y sus moradores como estas cosas pecererán: Mas mi salud por siempre será y mi justicia no faltará (ó no será consumida)*.

Levate in cœlum oculos vestros, et videte sub terra deorsum : quia cœli sicut fumus liquescent [seu deficient... cœlum sicut fumus firmatum est], et terra sicut vestimentum atteretur, et habitatores ejus sicut hæc interibunt. Salus autem mea in sempiternum erit, et justitia mea non deficiet [Seu non conteretur]. -Isai. li, 6.

394. En el Salmo ci, se dice: En el principio, tú, Señor, fundaste la tierra, y obras de tus manos son los cielos. Ellos parecerán, mas tú permaneces: y todos se envejecerán como un vestido. Y como ropa de vestir los mudarás, y seran mudados: Mas tu el mismo eres, y tus años no se acabaran*. A lo cual aludió el Señor cuando dijo: El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasaránt. Aquí se vuelve á citar el testo de S. Pedro, segunda epístola, capitulo iii, cuya verdadera inteligencia, segun las Escrituras, queda ya propuesta en otras partes, especialmente en el capitulo v de esta tercera parte, ácia el fin del párrafo iii, á lo cual nada tenemos que añadir ni que quitar.

395. A estos pocos lugares de la Escritura santa y tan poco bien meditados, responden los mas y mejores de los intérpretes teólogos, y yo con ellos, que el sentido que se les pretende dar de perfecta aniquilacion, ó destruccion total, no es ni puede ser su sentido propio, obvio y literal; sino cuando mas, un sentido puramente gramatical. La diferencia que hay grande y notable (prosiguen diciendo con suma razon) entre el sentido propio, obvio y literal de la Escritura santa, y un sentido puramente gramatical, lo podrá bien ignorar el vulgo de los hombres; mas seria una lástima, por no decir una vergüenza, que tambien ignorasen esta suma diferencia, ó prescindiesen de ella los que tienen ó deben tener la llave de la ciencia, y estár perfectamente instruidos, ó á lo menos bien iniciados en la facultad 6 ciencia espositiva: la cual facultad como todas las otras, tiene sus voces ó términos propios con que esplicarse las cuales voces ó términos entienden al punto

Initio tu Domine terram fundasti: et opera manuum tuarum sunt cæli. Ipsi peribunt, tu autem permanes: et omnes sicut vestimentum veterascent. Et sicut opertorium mutabis eos, et mutabuntur: Tu autem idem ipse es, et anni tui non deficient.-Ps. ci, 26, 27, et 28.

+ Cœlum et terra transibunt, verba autem mea non præteribunt. - Mat. xxiv, 35.

los que son de la misma facultad. Así que, los testos citados lo primero: deben tomarse y entenderse literalmente, por semejanza no por propiedad; pues realmente hablan por metáforas ó semejanzas: el cual modo de hablar ordinario entre todos los pueblos, tribus y lenguas, es tambien ordinario entre todos los Profetas de Dios, v. g. Los montes saltáron de gozo como carneros; y los collados como corderos de ovejas... Mas los enemigos del Señor luego que fueren honrados y ensalzados, serán deshechos enteramente como el humo... Porque ellos como heno se secarán prontamente: y como hortaliza y yerbas luego decaerán... Como polluelo de golondrina así gritaré, gemiré como paloma*.

396. Lo segundo los testos citados por los autores de esta opinion, no hablan, ni pueden hablar de aquellos cielos sólidos que ellos imaginan, siguiendo las antiquísimas y tambien falsísimas imaginaciones de nuestros mayores (las cuales no se han podido borrar hasta aora enteramente): tampoco hablan de los planetas, estrellas, &c.; sino de la grande atmosfera, que por todas partes circunda el globo en que habitamos, el cual globo, es el que únicamente consideran los Profetas de Dios.

397. Lo tercero y principal: los testos citados no hablan, afirmando absolutamente, sino solo hipotéticamente. Es decir, comparando ó confrontando el ser de todo lo criado con el ser del Criador de todo, y en este confronto diciendo y afirmando, que todo lo criado respecto del Criador es como si no fuese, que todo podrá bien mudarse, alterarse, corromperse, perecer y aun aniquilarse, si el Criador lo manda; mas el Criador mismo no, ni su verdad, ni su palabra: El cielo y la tierra pasarán, &c.

Montes exultaverunt ut arietes: et colles sicut agni ovium... Inimici verò Domini mox ut honorificati fuerint et exaltati: deficientes, quemadmodum fumus, deficient... Quoniam tamquam fœnum velociter arescent: et quemadmodum olera herbarum citò decident... Sicut pullus hirundinis sic clamabo, meditabor ut columba. – Ps. cxiii, 4; et xxxvi, 20, 2; et Isai. xxxviii, 14.

398. En esta inteligencia racional, literal y justísima, confirmada espresamente por otros lugares de la misma Escritura, que se esplican sobre este mismo asunto particular con toda precision y claridad, sostienen los mas de los doctores con S. Gregorio Magno y S. Agustin, que no ha de haber jamas tal aniquilacion, ni destruccion total, ni de nuestra tierra, ni de lo que vemos sobre nosotros; sino una grande y bien notable mudanza de mal en bien, ó de bueno en mejor, principalmente en todo lo que toca á nuestro globo.

399. Esta tercera opinion es la que yo abrazo con ambas manos, porque la hallo conforme à todas las Escrituras, y no pocas veces afirmada positiva y absolutamente en términos espresos y clarísimos. Entre otros muchos lugares que pudiera citar, y que citaré mas adelante, elijo por aora este solo que me parece decisivo: Aprendí que todas las obras, que hizo Dios, perseveraron perpetuamente*. Este solo testo, aunque no hubiera otros, esplica bien, así el testo oscuro de S. Pedro, como los otros dos ó tres que citan los aniquiladores. S. Gregorio Magno parece que lo tuvo presente cuando dijo: los cielos pasan por aquella imágen que no tienen; mas con todo por su esencia subsisten para siempret. Y S. Agustin: Porque este mundo pasará, mudándose las cosas, no pereciendo del todo... así que la figura es la que pasa, no la naturaleza. Y en el capitulo xvi añade para que el mundo renovado, y mejorado se acomode á los hombres renovados tambien, y mejorados en la carne §.

Didici, quòd omnia opera, quæ fecit Deus, perseverent in perpetuum.-Eccles. iii, 14.

+ Cœli per eam, quam non habent imaginem, transeunt, sed tamen per essentiam sine fine subsistunt.-S. Gregor, lib. xvii, mor. in Job. v.

Mutatione namque rerum, non omnimodo interitu transibit hic mundus... figura enim præterit, non natura. -S. Aug. lib. xx de Civ. Dei. cap. xiv.

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§ ...Ut scilicet mundus in melius innovatus aptè acommodetur hominibus, etiam carne, in melius innovatis. - Div. Aug. ubi sup. xvi.

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