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rencia de los santos universal y eterna, de que se habla en Daniel, cuando dice: que el reino, y la potestad, y la grandeza del reino, que está debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno *. Lo cual comenzará á verificarse, y realmente se verificará en los millares de santos que vendran con Cristo ya resucitado como digimos en su lugar: mas se verificará plena y perfectamente despues de la resurreccion universal cuando, como dice S. Pablo, todos lleguémos en la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, á varon perfecto, segun la medida de la edad cumplida de Cristo: y cuando todos los que han de entrar en la vida oirán de la boca del Hijo de Dios aquellas consoladísimas palabras: Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino que os está preparado desde el establecimiento del mundo: y á cuya posesion eterna serán todos llamados á su tiempo: ; qué otro puede ser, sino el reino de los cielos? Y este reino de los cielos, ¿qué otra cosa puede ser, sino todo el universo mundo, y todas las criaturas innumerables que lo componen, de quienes Jesucristo es el legítimo heredero y coheredero con todos los justos?

PARRAFO IV.

459. Debo responder por último, segun las Escrituras, á vuestra última dificultad. Aunque se conceda, decís, que el reino de los cielos, el reino de Dios, el reino de Cristo, el paraiso, la pátria celestial, &c., haya de ser todo el mundo, y todos los cuerpos innumerables que componen este universo, sin escepcion alguna; aun en este caso (pro

Regnum autem, et potestas, et magnitudo regni, quæ est subter omne cœlum, detur populo sanctorum Altissimi: cujus regnum, regnum sempiternum est. - Dan. vii, 27.

+ Occurramus omnes in unitatem fidei, et agnitionis Filii Dei, in virum perfectum, in mensuram ætatis plenitudinis Christi.—Ad Ephes. iv, 13.

Venite benedicti Patris mei, possidete paratum vobis regnum à constitutione mundi. - Mat. xxv, 34.

seguis diciendo) es preciso concebir algun lugar ó globo determinado y mas privilegiado entre todos, donde se fije eternamente la corte, el trono, el juicio ó el centro de unidad de un reino tan grande: pues al fin en este reino aunque vastísimo, aunque compuesto todo de hijos de Dios, bienaventurados é impecables, deberá haber un orden admirable, ó una gerarquia perfectisima; deberá haber una justa y pacífica subordinacion de unos á otros (y esta clara, conocida de todos é indisputable) es á saber: de los mínimos á los menores: de estos á otros mayores de estos á los grandes de los grandes á los máximos: y de todos al supremo Rey. Esta gerarquía, ó este gobierno perfecto ¿no lo admiten todos los doctores aun entre los ángeles bienaventurados, que siempre ven la cara del... Padre*? ¡Pues por qué no deberá suceder lo mismo entre los innumerables hijos de Dios, que entraren en la vida? Así que (concluis con razon), debe admitirse algun lugar determinado, fisico y real, entre todos los orbes innumerables que componen el universo, donde resida ordinariamente el supremo Rey, ó su corte, ó su juicio, ó su trono, de donde como de centro comun salga eternamente la luz, y se difunda ácia todas partes. A esta última dificultad puede responderse facilísimamente de dos maneras. Primera : que donde está el Rey, allí está ordinariamente la corte : pues ningun soberano está obligado á residir perpetuamente en un lugar mismo determinado. Si esta brevísima respuesta no os contenta plenamente, como es facil creer, yo os concedo, amigo, sin repugnancia alguna, este lugar determinado, fisico y real, que pedís con tantas instancias. La corte del supremo Rey, y el centro de unidad de un reino tan grande, estará sin duda eternamente en algun Ingar determinado, ó en alguno de los orbes innumerables de que se compone todo el universo mundo. Dije en alguno de los orbes porque cielo sólido, que sirva de bó

* Qui semper vident faciem Patris. — Mat. xviii, 10.

beda á todo el universo y lo abarque todo dentro de sí, yo no lo admito: cada uno abunde en su sentido*. Mas este orbe tan privilegiado entre todos, ; cual será? Ninguno otro, Cristófilo, segun mi pobre juicio, sino este mismo en cuya superficie habitámos. Este será eternamente el mas atendido, el mas frecuentado, el mas honrado de Dios y de todas sus criaturas: y por consiguiente el mas feliz y glorioso, á lo menos en todo lo que pertenece á la gloria accidental y accesoria, que despues de la resurreccion universal no puede ser poca.

460. Acaso direis, y me parece que ya oigo vuestra esclamacion: Duro es este razonamiento, y quién lo puede oirt? Nuestro orbe miserable, al cual maldijo el Señor nuestro valle de lágrimas, de enfermedad, de tristeza, de corrupcion, de iniquidad, &c., ¿ será algun dia la córte y centro de unidad de todo entero el reino de Dios, ó de todo el inmenso reino de los cielos? Sí, amigo mio: sí lo será no teneis razon alguna porque estrañar esta proposicion, la cual lejos de oponerse á la Escritura santa, ni á la recta razon, antes se halla protegida y confirmada sólidamente por la una y por la otra. Ved aquí en breve las razones que militan á favor de nuestro orbe sobre todos los otros.

461. Primeramente: el Hombre Dios, Cristo Jesus, nuestro Señor, ó el Rey supremo, heredero de todo... por quien son todas las cosas, y para quien son todas las cosas§, es de esta misma tierra, que dió Dios á los hijos de los hombres ||. Aquí se hizo hombre siendo Dios: aquí se unió estrechísima é indisolublemente con nuestra pobre, enferma y vilísima naturaleza: aquí se anonadó á sí mismo tomando forma de siervo, hecho á la semejanza de

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- Ad Rom. xiv, 5.

* Unusquisque in suo sensu abundet. · ↑ Durus est hic sermo, quis potest eum audire ? — Joan. vi, 61. ↑ Cui maledixit Dominus. - Gen. v, 29.

§ Hæres universorùm... propter quem omnia, et per quem omnia. - Vide ad Hebr. i, 2; ii, 10.

|| Quam dedit Deus filiis hominum. Eccl. iii, 10.

TOMO III.

X

hombres, y hallado en la condicion como hombre*: aquí nació de la vírgen María de la estirpe de David segun la carnet: aquí predicó, aquí enseñó, aquí padeció la mayor afrenta y el mas injusto deshonor que se ha visto jamas, muriendo desnudo en una infame cruz, como uno de los hombres mas inicuos; y con los malvados fué contado ‡. Luego aquí mismo se le debe restituir plena y perfectamente todo su honor. Luego aqui mismo se debe manifestar plena y perfectamente su inocencia, su justicia, su bondad, su dignidad infinita y todo cuando puedan comprender estas dos palabras: Hombre Dios. Del mismo modo discurrímos de los coherederos; principalmente de los mayores y máximos. Estos padecieron aquí por él: aquí padecieron persecucion por la justicia: aquí fueron perseguidos, deshonrados y atribulados, y muchísimos hasta la muerte: aquí obraron en justicia en medio de la general iniquidad y corrupcion: aquí no amáron sus vidas hasta la muerte §: aquí, &c. Luego aquí mismo, como en el lugar de su paciencia, de su justicia y de sus tribulaciones por Cristo; deberán gozar eternamente el fruto mas que céntuplo de todo lo que aquí sembráron: A la verdad es justo y digno de Dios (como decia Tertuliano), exaltar á los siervos allí mismo donde fueron aflijidos por su nombre.

462. Lo segundo: la ciudad santa y nueva de Jerusalén que aora se edifica de vivas... y escogidas piedras, es ciertísimo que algun dia ha de bajar con Jesucristo mismo del cielo á nuestra tierra y establecerse en ella sólidamente. La Escritura santa asegura, que vendrá Ꭹ habitará con los

*Semetipsum exinanivit formam servi accipiens, in similitudinem hominum factus, et habitu inventus ut homo. Ad Philip. ii, 7.

↑ Ex Virgine Maria, de progenie David secundum carnem. Et cum sceleratis reputatus est. - Isai liii, 12.

§ Non dilexerunt animas suas usque ad mortem.

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Apoc. xii, 11.

|| Siquidem est justum, et Deo dignum illuc quoque exultare famulos ejus ubi sunt et afflicti in nomine ejus. — Tertul. lib. iii adv. Marc. cap. xxiv.

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hombres: Ved aquí (dice S. Juan) el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos, &c. *; mas no dice ni insinua jamas, que esta habitacion de la ciudad santa en nuestra tierra, haya de ser solo por algun tiempo limitado, ni que alguna vez ha de dejar la tierra y volar á otra parte; antes del testo y contesto de todo cap. xxi y xxii, del Apocalipsis se colije todo lo contrario, y mucho mas si se combinan con otros lugares de la Escritura. Considerad estos pocos: la Judéa siempre será poblada, y Jerusalén en generacion y generacion. No será arrancado, ni destruido por siempre jamas. Este es mi reposo por siglo de siglo: aquí moraré, &c. § Se sentará sobre el solio de David, y sobre su reino: para afianzarlo, y consolidarlo en juicio y en justicia, desde aora y para siempre : que fué la promesa que hizo el angel á nuestra Señora, diciendola que á su Hijo le dará el Señor Dios el trono de David su padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino ¶.

463. Estos y otros muchos lugares de la Escritura santa muy semejantes á ellos, parece que prueban obvia y naturalmente á favor de nuestro orbe. Para afirmar otra cosa contraria ó diversa, era necesario algun fundamento positivo, divino, que esplicase dichos lugares en otro sentido: el cual fundamento se busca en todas las Escrituras y no se

&c.

Ecce tabernaculum Dei cum hominibus, et habitabit cum eis, - Apoc. xxi, 3.

+ Judæa in æternum habitabitur, et Jerusalem in generationem et generationem — Joel. iii, 20.

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Non evelletur, et non destruetur ultrà in perpetuum.-Jerem. xxxi, 40.

§ Hæc requies mea in sæculum sæculi: hîc habitabo, &c. - Ps. cxxxi, 14.

|| Super solium David, et super regnum ejus sedebit: ut confirmet illud, et corroboret in judicio et justitia, amodò et usque in sempiternum. - Isai. ix, 7.

¶ Dabit illi Dominus Deus sedem David patris ejus et regnabit in domo Jacob in æternum, et regni ejus non erit finis. - Luc. i, 32 et 33.

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