Page images
PDF
EPUB

30

Si hemos de hablar francamente, como pide la gravedad del asunto, parece claro que no hay otra verdadera razon, sino el miedo y pavor de la vara misma, y de las cosas tan grandes, tan individuales, tan agenas y contrarias al sistema vulgar, que se dicen de esta vara en este lugar.

31. De la raiz de Jesé, ó de la casa y familia de David, á quien se hizo la promesa, saldrá, dice este Profeta, la vara y la flor. Sobre esta flor y vara, es decir, sobre este imperio, sobre esta potestad, sobre esta persona admirable á quien pertenece todo imperio, toda potestad, descansará con permanencia eterna el Espíritu septiforme del Señor, y por estár esta persona, ó este príncipe. soberano, lleno de este Espíritu septiforme, no juzgará el mundo como lo han juzgado, y como solo pueden juzgarlo los reyes ó jueces que son puros hombres: esto es, segun lo alegado y probado, ó por el testimonio de los ojos y de los oidos*. La vara de su dominacion (prosigue Isaías) la traerá, no en la mano, sino en su boca; para denotar la prontitud y facilidad con que será al punto ejecutado todo cuanto mandare. Con esta vara (que S. Juan llama espada de dos filos) herirá en primer lugar toda la tierra, matará todo impío, y destruirá enteramente todo el misterio de iniquidad: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impio †. A este lugar de Isaías alude visiblemente todo el cap. xi del Apocalipsis, como tambien S. Pablo cuando habla del hombre de pecado, á quien el Señor Jesus matará con el aliento de su boca, y le destruirá con el resplandor de su venida +

32. Despues de este primer golpe de la vara (que al principio será ciertamente vara de hierro); despues de

* Non secundum visionem oculorum judicabit, neque secundùm auditum aurium arguet.—Isai. xi, 3.

+ Et percutiet terram virgâ oris sui, et spiritu labiorum suorum interficiet impium.—Isai. xi, 4.

Quem Dominus Jesus interficiet spiritu oris sui, et destruet illustratione adventûs sui eum. -2 ad Thes. ii, 8.

-

este primer acto necesariamente severo y rigoroso del juicio de Cristo; empieza luego el Profeta de Dios, el cual con espíritu grande vió los últimos tiempos*, á describir la felicidad de otro siglo ó de otro tiempo del todo nuevo, que debe seguirse inmediatamente en esta nuestra tierra: su paz, su quietud, su justicia, su santidad, con la presencia ó bajo la vara y gobierno del sábio y pacífico Salomón, de quien se dicen aquellas palabras del salmo xliv que cita S. Pablo: vara de rectitud... ó vara de equidad, la vara de tu reino†: usando para esto de semejanzas y espresiones tan vivas, tan admirables, tan nuevas, é inauditas en todos los tiempos anteriores, que su misma novedad y grandeza las ha hecho increibles, aun respecto de los hombres mas pios, y mas crédulos de cosas increibles que no constan de la revelacion. Ved aquí algunas de ellas.

33. Habitará en aquel tiempo el lobo con el cordero, y el pardo dormirá con el cabrito. El becerro, el leon y la oveja morarán juntos en una misma habitacion, y un niño peqeñito los conducirát. El oso y el becerro pastarán en un mismo prado en buena armonía y perfecta concordia: y los hijos de ambos, aunque de inclinaciones tan diversas, dormirán en un mismo lugar sin temor ni recelo. El leon se contentará entonces con aquel simple alimento de que usa el buey. Un infante tierno é inocente podrá divertirse sobre la cueva de un áspid, y aun meter dentro la mano sin peligro alguno; porque en aquellos tiempos no matarán ni harán mal todas las bestias ponzoñosas que aora son tan temibles: y esto no en una parte determinada de la tierra, sino generalmente en todo mi santo monte§. ¿Qué monte santo de Dios puede ser

• Spiritu magno vidit ultima.-Ecli. xlviii, 27.

+ Virga directionis,...sive æquitatis, virga regni tui.-Ps. xliv, 7, et Paul. ad Heb. i, 8.

Et puer parvulus minabit eos. Isai. xi, 6. § In universo monte sancto meo. —

- Isai. xi, 9.

este? A mí me parece por todas sus señas, combinadas con otros lugares de la Escritura, que se habla aquí de aquel mismo monte tan grande, que debe cubrir algun dia toda la tierra, de que hablámos en el fenómeno primero (diciendo con Daniel), la piedra que habia herido la estatua, se hizo un grande monte, é hinchió toda la tierra*. Lo cual se conoce claramente por las palabras que luego añade, señalando la causa y origen de tantas maravillas: esto es, porque toda la tierra se llenará entonces de la ciencia del Señor, así como están llenas de agua todas aquellas partes de la misma tierra que cubre el mar†. Todas estas cosas, y otras iguales 6 mayores, las repite varias veces este mismo Profeta con igual viveza y claridad, especialmente en los capítulos xxxv y xxxvi, de los cuales decímos lo mismo que de este xi: esto es, que todas son cosas no pasadas ni presentes, sino reservadas visiblemente en los tesoros de Dios, para otros tiempos todavia futuros, como lo muestra y hace palpable su misma novedad y grandeza.

34. En fin, concluye el Profeta este punto, diciendo : En aquel dia de la raiz de Jessé (ó como leen Pagnini y Vatablo), (que saldrá de la raiz de Isai.) que está puesta por bandera de los pueblos, le invocarán á él las naciones... Este mismo que aora está por bandera (ó estandarte) de los pueblos §, para que se alisten bajo esta bandera los que quisieren tener parte con él; y está tambien, segun la profecía de Simeon, para señal á la que se hará contradiccion ||; este mismo será entónces reverenciado y adorado de todas las gentes; todas le hincarán las

* Lapis autem qui percusserat statuam, factus est mons magnus, et implevit universam terram. - Dan. ii, 35.

+ Quia repleta est terra scientiâ Domini, sicut aquæ maris operientes. Isai. xi, 9.

[ocr errors]

In die illa radix Jesse [qui egredietur de radice Isai.], qui stat in signum populorum, ipsum gentes deprecabuntur.—Isai. xi, 10. § In signum [sive vexillum] populorum. - Id. ib.

In signum, cui contradicetur. Luc. ii, 34.

rodillas, esperarán en él, y dependerán enteramente de él : le invocarán á él las naciones, y como añade S. Pablo conforme á los LXX, en él esperarán las gentes*: y su descanso, su asiento, su tabernáculo, su trono, será no solamente glorioso, sino la misma gloria: y será su descanso ' honor, leen los LXX: y será su descanso gloria †, leen Pagnini y Vatablo.

35. Ninguno puede estrañar (á lo menos con razon y justicia) que yo lea estas últimas palabras de esta célebre profecía de Isaías, segun los LXX, y segun Pagnini y Vatablo. No ignoro que S. Jerónimo las lee de otra manera, dándoles otro aspecto infinitamente diverso: esto es, y será glorioso su sepulcro ‡. Esta palabra sepulcro, os causará sin duda un estremo disgusto; os parecerá ajenísima de los tiempos de que vamos hablando, no menos que del testo y contesto de toda la profecía; y casi os hará retroceder confusamente á los tiempos pasados, sin saber por qué, ui para qué: como una persona á quien hacen entrar repentinamente de una gran luz en que se hallaba, á una cámara oscura. Mas esperad un poco. Los intérpretes mas sinceros y mas inteligentes de la lengua hebréa, confiesan injenuamente contra S. Jerónimo, que la palabra sepulcro, no es la que corresponde con propiedad al original, sino cuando mas en un sentido latísimo é impropio. La palabra hebréa, dicen, corresponde perfectamente á la palabra latina requies: mas esta palabra requies, ó descanso, digo yo, es muy general, y se puede facilmente aplicar o contraer á muchas cosas particulares, segun las circunstancias. Descanso se llama comunmente el acto de estár sentado ó recostado, y tambien el asiento y la cama en que se logra este descanso: descanso se llama el sueño ó acto de dormir, ó la dormicion: descanso se llama la

* In eum gentes sperabunt.-Ad Rom. xv, 12.

Et erit requies ejus honor... et erit requies ejus gloria. - Isai. xi, 10.

Et erit sepulchrum ejus gloriosum. - Isai. xi, 10.

TOMO III.

D

simple cesacion de todo trabajo, ó corporal ó mental: descanso se llama la muerte misma, especialmente cuando ha precedido una vida molesta, trabajosa y llena de dolores y disgustos. Se llama, en fin, descanso, aunque con una suma impropiedad, el lugar donde se deposita un cadáver, que es lo que tiene el nombre de sepulcro. Por donde parece claro, que quien elijió esto último, tuvo por entonces muy presente el concurso grande de Cristianos, que desde el cuarto ó quinto siglo iban á Jerusalén á visitar la iglesia del santo sepulcro del Señor.

« PreviousContinue »