pueda; mas en mi misma obediencia tendrá V. la mejor disculpa á mis yerros; pues si yerro, y hago la figura de un insipiente, es solo porque V. me obliga á ello insipiente soi: tu me obligas a ello*. Creería ofender á nuestra amistad, si habiéndome V. escrito con franqueza sus sentimientos, no le correspondiera yo, escribiéndole con igual franqueza los mios. Y como su genial ingenuidad no ha producido en mí sino mayor afecto y estima de su digna persona; así espero que la mia no resfriará en su corazon el amor que sin mérito mio le he debido. En ésta firme confianza entro sin mas cumplimientos á responder á su carta. PARTE PRIMERA. 1. Acusa V. en la suya lo que yo le escribí en la mia, esto es, que leyendo V. sin prevencion la obra en su original, y no en la deforme copia, casi no dudaba que mudaria de juicio. Confieso que así me lo creía, altamente persuadido del mérito de la obra, y acordándome mucho del amor imparcial que V. mostraba por la verdad. Paciencia si el éxito no ha correspondido á mis esperanzas: y aquí conocerá V. mi sencillez columbina en esplicarme como siento; pero con un poco de prudencia serpentina le añadí en mi carta que así lo creia, cuando no me engañase mucho ó en la bondad de la causa, ó en la equidad del juez. En cual de éstas dos cosas me haya yo engañado, no toca á mí el decirlo, sino á quien examinada á fondo la causa, decida la justicia de la sentencia. V. para que no se dude de la equidad del juez, me dice que ha leido la obra no solo sin prevencion contraria: pero antes bien con favorable, ya por lo que habia leido en el principio de la misma obra, “ que condenaba la copia, y la juzgaba digna del fuego; ya por los muchos elogios que habia oído de ella á personas verídicas, juiciosas y bien informadas." Esto es propiamente abundar en gentileza: pues cuando yo me contentaba con * Insipiens factus sum: vos me coegistis. menos, y no pedia mas sino que la leyese sin prevencion contraria, V. liberalmente añade: " que la toma en las manos lleno de las mas bellas ideas, con la prevencion mas favorable, dispuesto y resuelto á defender la obra, despues de haber hallado en ella la verdad, con el mismo ardor que antes habia impugnado la adulterina copia." Quien oye unas disposiciones tan ventajosas, podria creerlo un juez, no ya recto, sino inclinado al favor. Mas no: como V. en la impugnacion habia declinado tanto al estremo contrario, aora se inclina al otro favorable, para quedar justamente en el medio. Alabo la prudente sagacidad de V. y no acabo de admirarla. 2. Mas qué sucede? "Sucede (dice V. á su amigo y mio D. José Sotelo), que como voi avanzándome en la lectura, contra mi espectativa, se me vienen presentando á los ojos varias de aquellas cosas que me habian estomagado, y yo habia impugnado en la copia merecedora de las llamas. Esto me sorprende sobre manera: he leido mal (comienzo á decir entre mí): es imposible que esto se escriba: mi vista está perturbada: me limpio los ojos, pulo los espejuelos, vuelvo á leer, y hallo lo mismo: paso adelante, y hallo en la obra otras cosas de la escandalosa copia. Me desatino mas: no sé si duermo ó estoi despierto: sospecho algun hechizo ó encanto: y para que el diablo no se entretenga conmigo, tomo el agua bendita, y me santiguo mas veces que S. Patricio, &c." Mas; por qué tantos aspavientos, y tantas admiraciones? ¿Solo porque halla V. en la obra algunas y muchas cosas de las que estaban en la copia? ¿Esto sorprende á V.? ¿Esto era contra su espectativa? Pues qué esperaba V. que nada dijese la obra de cuanto dice la copia? Si ésta era la prevencion favorable con que V. dice entró á leerla, podia ser menos de tenerla ya que una copia ó compendio, por malo é infeliz que fuese, no podia menos que tener varias y muchas cosas de la obra que copia ó compendia. Yo ciertamente no entiendo como una cosa tan natural haya podido perturbar tanto á V. y sorprenderlo tan sobremanera; cuando no se haya espera do, que la obra en fuerza de su impugnacion fuera una retractacion completa de todo lo que decia el compendio, y que donde él decia si, ella dijese no. Si era ésta la prevencion favorable, digo que renuncio al favor sin incurrir la nota de ingrato. Cuando escribí á V. que leyese sin prevencion la obra, nunca pensé en pedirle ésta gracia, sino la justicia necesaria á un juez imparcial, de que ó se hallase, ó no se hallase en el compendio lo que decia la obra, la leyese sin prevencion, ó lo que es lo mismo, sin preocupacion es decir, sin juicio preventivo de la causa, antes de leer y ponderar las razones. Pero, si sin mas examen, solo porque en la obra se halla un punto, que se halla en el compendio, se condenára la obra, esto no sería juzgar con justicia, sino con prevencion, ó preocupacion. Yo supongo de la equidad de V. que no habrá procedido así; sino que en los gravísimos puntos que en la obra se tratan, habrá examinado maduramente los procesos, ponderando las razones, pesando las autoridades. Así supongo lo habrá hecho pero lo que veo es, que sin decirnos nada, reservándolo todo en su pecho: con una legislatura propia del tiempo, sin responder á razones, sin satisfacer á argumentos, sin dar la mejor inteligencia á los clarísimos testos; seco, seco pronuncia pro tribunali la sentencia condenatoria de la obra. Y jó qué sentencia! los oidos me zumban al oirla. Sacada al pie de la letra de su carta, dice así: 3. Obra en la cual se hallan cosas desedificantes, piarum aurium ofensivas, censurables, apta nata para causar en la Iglesia escandalosas discordias, para poner en duda de su santa fe á los fieles, y finalmente para cubrir á nuestra compañía de un eterno oprobrio." Y como si esto no bastára y fuera poco, con duplicado, &c. se deja el campo abierto, para que á discrecion de cada uno se entiendan mil otras galanterías de éste talle. Ha hecho V. bien, en no proseguir, porque ¿qué sería de mí cuando solo el fragor de éste trueno me ha hecho invocar á Santa Bárbara bendita? ¿Será el miedo el que me ha perturbado la razon y los ojos? Pero á decirlo como siento, me parece ver en 66 ésta sentencia, no dar oráculos de su tribunal á un pacífico Salomón, sino fulminar rayos de una negra nube á un Júpiter Tonante. Temple V. un poco el ardor de su zelo, y con ánimo quieto examinemos una á una estas censuras. 4. Obra desedificante. El buen autor la escribe con ánimo piadoso, y recta intencion de glorificar á Dios, de convertir á los Judios, y de aprovechar á los fieles. Y efectivamente yo hallo en la obra muchos pasos, donde habla de Dios y de sus atributos magníficamente: de su bondad en amar con ternura á los hombres de su providencia en gobernarlo todo con suavidad y con fuerza; de su fidelidad en cumplir sus promesas: de su justicia en castigar con rigor: de su misericordia en premiar con grandeza. Hallo que rompe á los Judios el velo de su ceguedad, mostrándoles, para que conozcan al Mesías, que las promesas que les están hechas, y no se cumplieron en la primera venida, se cumplirán en la segunda; y así dulcemente los trae con las esperanzas que ellos tienen, á que abrazen la fe que nosotros tenemos. Hallo finalmente que exorta con S. Pablo á los fieles, á que se mantengan en la fe, y no dejen de dar frutos de buenas. obras; no sea que como ramos estériles, los corten de la raiz santa, para injerir de nuevo los ramos naturales cortados: les dá las verdaderas señales del Anticristo, para que lo conozcan y se guarden de él; no sea que teniéndolo ya en casa, por no conocerlo, se domestiquen con él: les representa con vivos colores en un magnífico cuadro la grandeza de los bienes eternos, para enamorarlos á ellos, y animarlos á que desprecien los caducos y miserables de la tierra. Y despues de todo nada de esto, y mucho mas que trae la obra de bueno, santo, y edificante, le valdrá para que no sea censurada de desedificante? ¿Con qué justicia, ó razon? ¡O tiempos! ¡o costumbres! 1 5. Obra ofensiva a los oidos piadosos. Si los oidos son tan piadosos, que dén al hombre la fe que solo es propia de Dios, no es ofenderlos el instruirlos, para que dén á Dios la fe divina propia de Dios, y al hombre la fe humana que es propia del hombre. Esto no se llama ofender oidos piadosos, sino poner en práctica lo que nos enseñó el divino Maestro: Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios*. 6. Obra censurable. Estas generalidades con tanto decir, nada prueban. ¿Por qué no decirnos la censura particular, á mas de la dicha, si de mal sonante, proxima hæresi, herética? Pero sin especificarnos nada, decir genéricamente, en globo, y en masa, que es censurable, esto es decir mucho y no decir nada. Censurable, y ¿ de quien? Si de la iglesia, háble ella, y con una palabra que nos diga, se sentenció el pleito. Si de otros, su autoridad no tiene mas peso que el que les dá la razon: manifiéstenla en su bello aspecto, y no con un semblante áspero y duro, que nunca fué propio de ella, y estamos prontos á abrazarla. : 7. Obra apta nata para causar en la Iglesia escandalosas discordias. ¿Y por qué? En la obra todo lo que es dogma se supone como de fe: se confiesa con las mas solemnes protestas. Esto supuesto como una verdad incontrastable y que no admite duda, lo que en ella solamente se disputa son algunas circunstancias del dogma, que no están reveladas, y si lo están, no consta ni está declarada su revelacion v. g. todos confesamos, que Cristo vendrá á juzgar vivos y muertos: supuesta ésta verdad que nos consia, solo se disputa lo que no nos consta: ¿cuando vendrá Cristo?; si solo al fin del mundo, ó mucho antes? ¿quienes sean estos vivos que vendrá á juzgar, si los vivos solo en el alma por la gracia, ó los vivos en cuerpo y alma? Todos confesámos la resurreccion de la carne: supuesta la verdad de este artículo que todos sabemos, se disputa lo que no sabemos: ¿ si todos resucitarémos una vez y al mismo tiempo? Todos confesamos que el Anticristo levantará á la Iglesia una persecucion terrible, sin egemplo, y sin copia: supuesta esta * Reddite quæ sunt Cæsaris Cæsari, et quæ sunt Dei Deo.Marc. xii, 17. |