Page images
PDF
EPUB

comenzado el combate creyese haber vencido y cantase la victoria. Por tanto, ó se mire á lo que dice, ó al órden con que lo dice, ó á la manera como lo dice, tuvo mucha razon el autor de pedir no se hiciese juicio de su obra por un compendio tan falso y defectuoso. Cualquiera que lo pese en las balanzas de la razon, y ponga de una parte la obra, y de la otra el compendio, no podrá menos de confesar que se halla minus habens: y que el compendio es mui diverso de la obra por lo mucho y muchísimo que tiene de menos.

37. Mas á lo menos, ¡ será lo mismo en lo mismo que tiene y conviene con la obra? Veámoslo. Yo no niego, antes sí confieso, que la obra tiene muchas cosas y mui principales del compendio. La introduccion, los puntos, las pruebas se ve claramente que el compendio las ha tomado de la obra, y que casi todas son las mismas. ¿Y por esto serán lo mismo? No No por cierto.

Obra es mia, Marcelino,
Esa que leyendo estás ;
Pero no es mia, que es tuya,

Puesto que la lees tan mal*.

Lo mismo podia decir el autor á su compendiador: la obra que compendias es mia; pero desde que la compendias tan mal, comienza á ser tuya: mia es la introduccion; pero desde que la aplicas tan mal, comienza á ser tuya: mios son los puntos; pero desde que los plantas tan mal, comienzan á ser tuyos: mias son las pruebas; pero desde que las propones tan mal, comienzan á ser tuyas: tuya es, y no mía, la vehemencia con que injuriosamente te descargas contra los doctores Católicos: tuya la languidez con que dejas sin fuerza ni nervio á mis razones: tuya la muerta manera de dejar sin alma mis testos, de ponerlos y no esponerlos, de aplicarlos y no esplicarlos. ¿Cuantas veces no se queja V. mismo de esto en su impugnacion ? Quem recitas meus est, o Marcelline, libellus ;

Sed male cum recitas, incipit esse tuus. - MARCIAL.

Hablando del testo de S. Pablo: esto os decimos en nombre del Señor*, &c., dice V. (número 104), "Planta el autor este testo misterioso, y como si fuera una verdad per se nota, omitiendo toda esposicion, corre á su acostumbrado tema, &c." No, no es el autor, sino el compendiador el que omite toda esposicion. Lea V. la parte i, cap. vi, parr. iv y v, y allí verá, que el autor pone y espone muy bien el testo. Y para dejar otros lugares, sobre el testo de Joel: Y he aqui que en aquellos dias†, &c., vuelve V. con la misma queja diciendo (numero 118), "Plantado este testo, sin darle alguna esplicacion, ni sacar alguna consecuencia, se vuelve insolentísimamente, &c." Aquí tiene V. muchísima razon de quejarse del compendio que no ponga la esplicacion del testo: porque habiendo hecho en el punto quinto un aserto separado, y siendo este el único testo con que lo prueba, debia ciertamente haberlo esplicado, y de la esplicacion sacado sus consecuencias. Pero consuélese V. que lo que faltó al compendio lo suple el autor; quien aunque lo trae de paso y á otro asunto muy diverso, no obstante lo aplica y esplica muy bien, como lo podrá V. ver en el fenómeno viii, articulo viii, de la obra. Lo que V. dice de estos testos podría yo decir de otros muchos y muy principales, que el compendio se contenta de ponerlos limpiamente como están en la Escritura; y el autor en su obra les descubre el fondo, y saca á luz el tesoro que esconden. Véanse por ejemplo como trae el compendio en el punto 6 los testos de Isaias, Envia, Señor, al cordero dominador de la tierrat, &c., y el de los Hechos Apostólicos (cap. xv, ver. 16). Volveré despues, y reedificaré el tabernáculo de David§, &c., y como los trae y trata la obra: el primero en el fenómeno ix, parr. vi, y el segundo en el mismo fenómeno, parr. ii; y ciertamente

* Hæc enim dicimus vobis in verbo Domini, &c.

+ Quia ecce in diebus illis, &c.

Emitte Agnum, Domine, dominatorem terræ.

Is. xvi, 1.

§ Post hæc revertar et reædificabo tabernaculum David. - Act. Apost. xv, 16.

viendo tanta diversidad en lo mismo, nadie dirá que sea lo mismo. Un símil muchas mas veces suele valer y declarar mas que una razon; permítame V. que use de este: si es lícito comparar las cosas grandes a las pequeñas. Si en nuestro tiempos felices, cuando V. (como lo acuerda en su impugnacion) se dejaba oir de la cátedra, ó del púlpito, uno de sus mejores sermones: hubiera caido por desgracia en las manos de un compendiador, como el de la obra de nuestro autor, que lo que V. con tanta elocuencia decía en diez hojas, lo hubiera puesto como Dios sabe en media plana: que el asunto que V. con tan buen orden y novedad deducía de su introduccion, lo hubiera puesto sí, pero sin gracia ni deduccion: que las razones vivas y eficaces con que V. lo probaba, omitiera unas, y otras perdieran de valor en su pluma: que los testos nacidos, y tan bien aplicados con que V. lo confirmaba, en parte los dejára, y en parte los pusiera tan desnudos como su madre los parió: si la patética peroracion con que V. coronaba su obra, no hallándola de su gusto, se la cambiára en otra del suyo y propia de su invencion; ; diría V. que este sermon era su sermon: y aun no pudiendo negar que las cosas eran las mismas, diría V. que era el mismo? Pues lo que V. dijere de su sermon, digo yo de la obra. Y así concluyámos que el compendio, ó por lo que tiene de mas, ó por lo que tiene de menos, ó por lo mismo que tiene, no es lo mismo que la obra.

28. Pero aun cuando no valgan ni el argumento ab auctoritate, ni la razon à priori, tentémos á ver si vale la razon à posteriori: que tal vez las causas que no se han podido conocer en sí mismas, se dejan conocer mas facilmente por sus efectos. Me acuerdo que para escusarse V. del trabajo de hacer una nueva impugnacion de la obra, se acojió á este raciocinio: la obra y el compendio son lo mismo: el compendio está impugnado: luego tambien lo está la obra. Me agrada el sologismo, y valiendome de él, quiero, tomando por premisas sus dos menores proposiciones, con poca variacion de la segunda, sa

carle por consecuencia la contraria de su mayor en esta forma: el compendio está impugnado: la obra no lo está : luego el compendio no es la obra: que es lo que debia probarse. La mayor consta de su impugnacion : la menor en que está la dificultad, constará de mis respuestas á su impugnacion. Mal dije de mis respuestas, debia decir de las respuestas de la obra á su impugnacion : pues yo no haré mas que mostrar, que cuanto V. ha dicho en su impugnacion, ó no toca al autor, ó si le toca, todo lo tiene respondido en su obra.

:

29. Varias veces se me habia ofrecido, por qué el autor despues de tanto tiempo no habrá sacado alguna respuesta á su impugnacion? y aora entiendo que habrá sido por una de dos causas, ó porque no la ha visto, habiendo sus amigos tenido la prudencia y caridad de ocultarla á sus ojos: ó porque si la ha visto habrá dicho: lo que merece respuesta, ya lo tengo, respondido; y lo que no la merece, no responder es la mejor respuesta. Pues si está ya respondido, ¿me dirá V., quién se mete á responder, y á repetir para cansarnos lo que ya está dicho? Y yo le diré á V. lo primero que yo no me he metido, sino que V. me ha obligado, como se lo tengo ya insinuado en mi introducccion. Le diré lo segundo: que muchos leerán su impugnacion, y no la obra: unos, porque no han tenido la comodidad de lograrla: otros, porque aunque sin dificultad la pudieran tener; pero temerosos por lo que V. ha dicho del compendio, huyen de la obra, como pudieran huir de los escritos de Lutero y de Calvino. Para unos y otros, si llegára á sus ojos este mi papel, no será del todo inútil. Le diré lo tercero que he oído una voz (si verdadera ó falsa yo no lo sé) de que V. ha dicho, que cuando respondan á su impugnacion al compendio, entonces impugnará V. la obra. Confieso que la curiosidad de ver esta nueva impugnacion, pero una impugnacion cual corresponde á hombres doctos y virtuosos, me hace escribir esta mi tal cual respuesta; si puede llamarse mia la que en realidad es toda del autor. Yo no niego que hasta aora he estado y estoi por el autor, á quien

aunque respeto y estimo, no tengo el honor de conocerlo, ni de haberlo nunca tratado; pero he estado y estoi por él, no por otro motivo, sino porque me ha parecido y parece estar por él la razon. Si V. á quien no solo venero y aprecio, sino que me glorío haber conocido y tratado, me muestra tenerla de su parte; yo con toda la inclinacion de mi corazon estaré por V.: porque yo no hago profesion de ser de Apolo ni de Cefas, sino solo de la verdad. Para no cansar á V. y serle lo menos molesto que pueda, estudiaré ser breve lo mas que alcanzo. La impugnacion de V., que tengo á los ojos, tiene cuarenta y tantas hojas de á pliego, y de letra bien metida: veré si yo, ciñéndome, alcanzo á responderle en menos, y con esto verá V. si hago lo posible por no fastidiarlo. Para que V. repose, hagámos aquí punto y si quiere dividir en dos partes esta mi carta, como V. dividió la suya, hagámos tambien aquí el fin de la primera, que yo no tengo mas fin que el no cansarlo. Tome V. el manteo y salga á pasear con la buena tarde que le asegura mi afecto; y cuando vuelva de paseo á su cómoda, y sin que le estorben sus otros quehacéres, siéntese á leer la

SEGUNDA PARTE.

30. Yo me figuro que V. despues de haber respirado el aire abierto del campo, y de haber divertido inocentemente la vista, en cuanto ofrece de ameno y delicioso la amable compañía y dulce conversacion de sus buenos amigos, se habrá vuelto á casa, y desembarazado con presteza de otros menores intereses, se sienta en su poltrona á la mesa de estudio, y toma otra vez en sus manos esta mi carta, un poco curioso de leer esta mi razon à posteriori, que la à priori le ha chocado á V. Venirnos aora con una tal paradoja, dice V. despues "que con el exacto cotejo que he dado en mi concordancia, es evidente que con voces y frases diversas se contiene sustancialmente en la obra, cuanto en la copia se lee con horror y náusea; despues que he mostrado y demostrado, que los que afirman que se ha hecho decir al autor en la copia lo que no ha soñado, ni la obra contiene, no han leido ni cotejado la una con la otra; des

« PreviousContinue »