Hablando del testo de S. Pablo: esto os decimos en nombre del Señor*, &c., dice V. (número 104), "Planta el autor este testo misterioso, y como si fuera una verdad per se nota, omitiendo toda esposicion, corre á su acostumbrado tema, &c." No, no es el autor, sino el compendiador el que omite toda esposicion. Lea V. la parte i, cap. vi, parr. iv y v, y allí verá, que el autor pone y espone muy bien el testo. Y para dejar otros lugares, sobre el testo de Joel: Y he aqui que en aquellos dias+, &c., vuelve V. con la misma queja diciendo (numero 118), "Plantado este testo, sin darle alguna esplicacion, ni sacar alguna consecuencia, se vuelve insolentísimamente, &c." Aquí tiene V. muchísima razon de quejarse del compendio que no ponga la esplicacion del testo: porque habiendo hecho en el punto quinto un aserto separado, y siendo este el único testo con que lo prueba, debia ciertamente haberlo esplicado, y de la esplicacion sacado sus consecuencias. Pero consuélese V. que lo que faltó al compendio lo suple el autor; quien aunque lo trae de paso y á otro asunto muy diverso, no obstante lo aplica y esplica muy bien, como lo podrá V. ver en el fenómeno viii, articulo viii, de la obra. Lo que V. dice de estos testos podría yo decir de otros muchos y muy principales, que el compendio se contenta de ponerlos limpiamente como están en la Escritura; y el autor en su obra les descubre el fondo, y saca á luz el tesoro que esconden. Véanse por ejemplo como trae el compendio en el punto 6 los testos de Isaias, Envia, Señor, al cordero dominador de la tierrat, &c., y el de los Hechos Apostólicos (cap. xv, ver. 16). Volveré despues, y reedificaré el tabernáculo de David§, &c., y como los trae y trata la obra: el primero en el fenómeno ix, parr. vi, y el segundo en el mismo fenómeno, parr. ii; y ciertamente * Hæc enim dicimus vobis in verbo Domini, &c. + Quia ecce in diebus illis, &c. Emitte Agnum, Domine, dominatorem terræ. - Is. xvi, 1. § Post hæc revertar et reædificabo tabernaculum David. - Act. Apost. xv, 16. viendo tanta diversidad en lo mismo, nadie dirá que sea lo mismo. Un símil muchas mas veces suele valer y declarar mas que una razon; permítame V. que use de este: si es lícito comparar las cosas grandes a las pequeñas. Si en nuestro tiempos felices, cuando V. (como lo acuerda en su impugnacion) se dejaba oir de la cátedra, ó del púlpito, uno de sus mejores sermones: hubiera caido por desgracia en las manos de un compendiador, como el de la obra de nuestro autor, que lo que V. con tanta elocuencia decía en diez hojas, lo hubiera puesto como Dios sabe en media plana: que el asunto que V. con tan buen orden y novedad deducía de su introduccion, lo hubiera puesto sí, pero sin gracia ni deduccion: que las razones vivas y eficaces con que V. lo probaba, omitiera unas, y otras perdieran de valor en su pluma: que los testos nacidos, y tan bien aplicados con que V. lo confirmaba, en parte los dejára, y en parte los pusiera tan desnudos como su madre los parió: si la patética peroracion con que V. coronaba su obra, no hallándola de su gusto, se la cambiára en otra del suyo y propia de su invencion; ; diría V. que este sermon era su sermon y aun no pudiendo negar que las cosas eran las mismas, diría V. que era el mismo? Pues lo que V. dijere de su sermon, digo yo de la obra. Y así concluyámos que el compendio, ó por lo que tiene de mas, ó por lo que tiene de menos, ó por lo mismo que tiene, no es lo mismo que la obra. 28. Pero aun cuando no valgan ni el argumento ab auctoritate, ni la razon à priori, tentémos á ver si vale la razon à posteriori: que tal vez las causas que no se han podido conocer en sí mismas, se dejan conocer mas facilmente por sus efectos. Me acuerdo que para escusarse V. del trabajo de hacer una nueva impugnacion de la obra, se acojió á este raciocinio: la obra y el compendio son lo mismo: el compendio está impugnado: luego tambien lo está la obra. Me agrada el sologismo, y valiendome de él, quiero, tomando por premisas sus dos menores proposiciones, con poca variacion de la segunda, sa carle por consecuencia la contraria de su mayor en esta forma: el compendio está impugnado: la obra no lo está : luego el compendio no es la obra: que es lo que debia probarse. La mayor consta de su impugnacion : la menor en que está la dificultad, constará de mis respuestas á su impugnacion. Mal dije de mis respuestas, debia decir de las respuestas de la obra á su impugnacion pues yo no haré mas que mostrar, que cuanto V. ha dicho en su impugnacion, ó no toca al autor, ó si le toca, todo lo tiene respondido en su obra. : 29. Varias veces se me habia ofrecido, por qué el autor despues de tanto tiempo no habrá sacado alguna respuesta á su impugnacion? y aora entiendo que habrá sido por una de dos causas, ó porque no la ha visto, habiendo sus amigos tenido la prudencia y caridad de ocultarla á sus ojos: ó porque si la ha visto habrá dicho: lo que merece respuesta, ya lo tengo respondido; y lo que no la merece, no responder es la mejor respuesta. Pues si está ya respondido, ¿ me dirá V., quién se mete á responder, y á repetir para cansarnos lo que ya está dicho? Y yo le diré á V. lo primero que yo no me he metido, sino que V. me ha obligado, como se lo tengo ya insinuado en mi introducccion. Le diré lo segundo: que muchos leerán su impugnacion, y no la obra: unos, porque no han tenido la comodidad de lograrla: otros, porque aunque sin dificultad la pudieran tener; pero temerosos por lo que V. ha dicho del compendio, huyen de la obra, como pudieran huir de los escritos de Lutero y de Calvino. Para unos y otros, si llegára á sus ojos este mi papel, no será del todo inútil. Le diré lo tercero que he oído una voz (si verdadera ó falsa yo no lo sé) de que V. ha dicho, que cuando respondan á su impugnacion al compendio, entonces impugnará V. la obra. Confieso que la curiosidad de ver esta nueva impugnacion, pero una impugnacion cual corresponde á hombres doctos y virtuosos, me hace escribir esta mi tal cual respuesta; si puede llamarse mia la que en realidad es toda del autor. Yo no niego que hasta aora he estado y estoi por el autor, á quien aunque respeto y estimo, no tengo el honor de conocerlo, ni de haberlo nunca tratado; pero he estado y estoi por él, no por otro motivo, sino porque me ha parecido y parece estar por él la razon. Si V. á quien no solo venero y aprecio, sino que me glorío haber conocido y tratado, me muestra tenerla de su parte; yo con toda la inclinacion de mi corazon estaré por V.: porque yo no hago profesion de ser de Apolo ni de Cefas, sino solo de la verdad. Para no cansar á V. y serle lo menos molesto que pueda, estudiaré ser breve lo mas que alcanzo. La impugnacion de V., que tengo á los ojos, tiene cuarenta y tantas hojas de á pliego, y de letra bien metida: veré si yo, ciñéndome, alcanzo á responderle en menos, y con esto verá V. si hago lo posible por no fastidiarlo. Para que V. repose, hagámos aquí punto y si quiere dividir en dos partes esta mi carta, como V. dividió la suya, hagámos tambien aquí el fin de la primera, que yo no tengo mas fin que el no cansarlo. Tome V. el manteo y salga á pasear con la buena tarde que le asegura mi afecto; y cuando vuelva de paseo á su cómoda, y sin que le estorben sus otros quehacéres, siéntese á leer la SEGUNDA PARTE. 30. Yo me figuro que V. despues de haber respirado el aire abierto del campo, y de haber divertido inocentemente la vista, en cuanto ofrece de ameno y delicioso la amable compañía y dulce conversacion de sus buenos amigos, se habrá vuelto á casa, y desembarazado con presteza de otros menores intereses, se sienta en su poltrona á la mesa de estudio, y toma otra vez en sus manos esta mi carta, un poco curioso de leer esta mi razon à posteriori, que la à priori le ha chocado á V. Venirnos aora con una tal paradoja, dice V. despues que con el exacto cotejo que he dado en mi concordancia, es evidente que con voces y frases diversas se contiene sustancialmente en la obra, cuanto en la copia se lee con horror y náusea; despues que he mostrado y demostrado, que los que afirman que se ha hecho decir al autor en la copia lo que no ha soñado, ni la obra contiene, no han leido ni cotejado la una con la otra; des 66 pues, digo, que he hecho ver con los ojos y tocar con las manos, que en sustancia es una misma cosa la obra que el compendio; salirnos con que yo impugno el compendio y no la obra, este es un misterio y un enigma, que si no me lo descifran yo no lo entiendo." Amigo, para que se acabára todo el misterioso enigma, no era menester mas sino que V. confesase, no decirse en la obra lo mismo que en el compendio y con solo esto entendería V. claramente, como cabe mui bien que se impugne el compendio sin que se impugne la obra. Mas ya que á pesar de la autoridad, y de la razon à priori que le ha traido, persiste V. en negarlo, quiero yo probárselo con esta razon à posteriori, breve sí, pero eficaz, que como le he dicho es esta: V. ha impugnado el compendio: V. no impugna la obra: luego lo que dice el compendio, no es lo que dice la obra. Bien veo que si yo acierto á probarle la menor del silogismo, será esto con un solo golpe echarle á tierra todo el trabajo de sus concordancias: mostrarle inútil y de ninguna eficacia su impugnacion contra la obra: y ponerlo en necesidad de hacer otra, cuando quiera impugnarla. Lo veo mas amigo, faltaría á la fidelidad que le debo, si no le dijera cándidamente lo que siento. Para probarle la menor en que está toda la dificultad, yo le mostraré en esta mi segunda parte, que cuanto V. impugna en el compendio no es impugnacion de la obra: ó porque lo que dice el compendio no lo dice la obra (y esto es contra la concordancia): ó porque si lo dice, lo que es impugnacion del compendio, no es, ni puede ser impuguacion de la obra, por lo mismo que ella dice y se halla en ella (y esto es contra la impugnacion del compendio, que despues de leída la obra, la deja V. correr y se confirma en ella, como si fuera impugnacion de la obra). El órden que daré á esta segunda parte, será el mismo que V. lleva en su carta. V. la divide en dos partes en la primera impugna V. las cosas generales del compendio, esto es, "el modo indigno que tiene de tratar á los doctores Católicos: la claridad que atribuye |