en que se hallan confusos y atajados nuestros espositores, tirando unos por un camino, y otros por otro; pero quedándose todos siempre dentro del barranco." (Número 12.) "Del cual juicio (de vivos) no sé con qué juicio nuestros doctores y espositores se han atrevido á borrar de la mente de los Cristianos la noticia é idea." (Número 14.) "Lee todo entero este capítulo (xx del Apocalipsis) y muchas veces, porque te dará luces mui esquisitas contra las cuales tienen tanta ojeriza nuestros doctores, que donde quiera que les ocurre una de ellas, le despiden luego una maldicion, un entredicho, un anatema." (Número 18.) "La cual idea, en lugar de examinarla los doctos, despues de haberla tragado sin mascarla con el vulgo, se han ido á repelar de aquí y de allí pedacitos de testos mal entendidos y peor interpretados de la divina Escritura para confirmarla: dejando al mismo tiempo, 6 enturbiando las fuentes claras de donde debian sacar las ideas verdaderas." (Número 19.) "Sin que sea necesario finjir de nuestra cabeza, como hacen ordinariamente nuestros intérpretes, cuentos increibles, del todo repugnantes á la verdad de la Escritura, y á la recta razon." (Número 14.) "Verás claramente como ya no es mas que moda en nuestros espositores el establecer dogmas, y vender artículos de fe, tan sólidos y verdaderos como el que vamos impugnando.” (Número 31.) "¿Qué te parece, amigo, de esta infidelidad de nuestros doctores? Para enseñar como de fe una falsedad de su naturaleza tan repugnante... hacen decir al Espíritu Santo lo que jamás ha pensado." (Ibidem.) "Te evidenciarás mucho mas de la mala fe con que proceden los que de esta manera violentan la palabra de Dios, ha- ciéndole decir cosas del todo contrarias. Y para que el vulgo no advierta la falsedad de la doctrina, le quitan al testo los pies y la cabeza, y le hacen decir lo que se les antoja." (Ibidem.) "Y esa mutilacion se hace no solamente para ocultar la falsedad del alegato, sino tambien y principalmente porque no creen, y tienen por quimera esa conversion de Judá y Jerusalén. Y aunque todos los profetas y el mismo Jesucristo nos lo enseñen y repitan de mil maneras, con todo, nuestros doctores no quieren dar el pase, llevando mal que los Judios se les hayan de poner encima." (Número 33.) Como tambien por romper mas el grueso velo que nuestros doctores se han puesto encima de sus ojos, y nos han puesto á nosotros, para que no veamos los mas grandes y magníficos misterios que contiene la segunda venida del Señor." Hasta aquí el compendio. 39. Veamos aora si los lugares que V. trae de la obra, corresponden á la insolencia y atrevimiento de estos del compendio. Los traslado fielmente como V. los pone en su concordancia: y pido á cualquiera que los lea, me diga, si puestos en una balanza con los del compendio, no superan con mucho en gravedad á los de la obra. (Part. i, cap. i, parr. i), dice así el autor: "Os parecerá increible, y como el mas solemne desproposito lo que voi a decir; os digo delante de Dios que no engaño*; a poco que he registrado los autores sobre los puntos de que hablo, siento desaparecer casi del todo cuanto habia leido y creido en las Escrituras, quedando mi entendimiento tan oscurecido, mi corazon tan frio, y toda el alma tan disgustada, que ha menester mucho tiempo y muchos esfuerzos para volver en si. Como esto me sucedia... siempre que leia los interpretes," &c. Este mismo lugar tenia V. puesto hablando de la claridad de las Escrituras; y como allí lo tocamos al número 24, no tengo aquí que añadir. Solo sí advierto, que nos lo repite otra vez: supongo que no será por pobreza de no hallar otros lugares en los tres tomos de la obra; sino porque este lugar, mas que otros, ha herido su delicada fantasía; y por esto nos lo repite otra vez aora, habiéndose dicho por algo: que el herido respira por la herida. 40. (Part. i, cap. iii, parr. i.) Hablando del sistema de los Rabinos sobre la primera venida del Señor, dice el autor así: "Sistema verdaderamente infeliz, y funestisimo que redujo al fin a todo el pueblo de Dios al estado miserable * Sed ecce coram Deo, quia non mentior.-Ad Galat. i, 20. en que hasta aora lo vemos, que es la mayor ponderacion. Mas... entremos desde luego a proponer, y tambien a examinar atentamente las ideas que nos dan los doctores Cristianos de la venida del mismo Mesias que todos estamos esperando. Dicen... que estas ideas son tomadas de las santas Escrituras: pero ¿sera cierto esto?" Pesémos este dicho del autor, primero en sí mismo, y despues comparado con los del compendio. Lo que añade aquí el autor fuera de la comparacion de los sistemas, á que ya respondimos (número 35), es decir, que las imágenes que nos describen los profetas sobre la segunda venida del Señor, nuestros doctores, ó las han desfigurado con nuevos colores, ó las han puesto fuera del punto de su vista. Ni podía hablar de otro modo quien piensa segun su sistema (dejando por no detenernos otras circunstancias), que han sacado de su propio tiempo la segunda venida del Señor. Sacar la imagen del propio tiempo en que se debe ver, esto llama el autor ponerla fuera del punto de su vista, ó desfigurarla con nuevos colores. ¿Y qué pincel hai tan valiente, que tratándose de dibujar objetos retirados en las sombras de lo futuro, pueda lisonjearse de no haberles añadido tintas, 6 quitadolos de su justa perspectiva? Y esto único que dice el autor, ¿con qué respeto lo dice? No con una resuelta asertiva, sino con un modesto me parece. ¡Cuán al contrario el compendio! El en lo poco que V. le saca de lo mucho que tiene, dice atrevidamente, que nuestros doctores se han puesto sobre sus ojos un grueso velo, y nos lo han puesto a nosotros, para que no veamos los grandes misterios de la segunda venida del Señor. Dice, que de su cabeza han finjido cuentos increibles del todo repugnantes á la verdad de la Escritura, y á la recta razon. Dice, que nos enseñan como de fe falsedades de su naturaleza las mas repugnantes: haciendo decir al Espíritu Santo lo que jamás ha pensado; y otras insolencias á este tono. Aora: acuerde V. en su concordancia la moderacion del autor en su dicho, con el descaro y desvergüenza de los dichos del compendio: ate V. estos cabos. Y cuando los haya acordado, no desespere de acordar tambien lo blanco con lo negro, el fuego con el agua, la luz con las tinieblas. Y lo que le digo de la discordancia de los dichos del compendio con este dicho del autor, se entienda tambien como dicho en los demás que V. pone del autor, y vamos á examinar, para no tener que repetir lo mismo en cada uno. 41. (Part. i, cap. iii, parr. iii.) Dice la obra: "Veis aquí en breve lo que dicen los doctores esponiendo este capítulo xx del Apocalipsis. No sé si os satisfará á vos; pues yo creo que ni á los mismos doctores que lo dijeron les satisfizo. Mas en el empeño de defender su sistema era menester que dijeran algo, y sea como fuere." Y yo digo que en el empeño de oponerse, es menester agarrarse de todo. ¿Qué halla V. aquí tan descomedido, para sacarlo á frente de lo que dice el compendio? Todo esto nada mas dice, sino que la esplicacion que dan los doctores á este dificilísimo capítulo, la halla el autor tan insubsistente, que ni á él le satisface, ni cree que satisfaría á los autores que la dieron. Y yo creo que si á muchos de ellos se lo pudieramos preguntar, no tendrían dificultad en confesarlo. ¿Qué hai que estrañar que en ciertas dificultades que superan al entendimiento humano, debiendo decir alguna cosa, se digan cosas que ni al mismo que las dice satisfagan? Creame V. que hai genios tan poco satisfechos de sí mismos, que no todos se pagan de lo que dicen. 42. Adelante (Part. i, cap. vii, parr. iv): "Por cierto que yo no alcanzo á entender, como unos hombres tan doctos y religiosos se apartan tan libremente del sentido obvio y literal de las palabras del símbolo, transformando un artículo de nuestra santa fé, y enseñando con su ejemplo á que otros hagan lo mismo con otros artículos; entendiéndolos segun el espíritu privado de cada uno. No es menester mas para que arruinen los fundamentos, y den en tierra con la divina fábrica de nuestra santa religion." Aquí sí que habla sério y argumenta fuerte el autor por defender la inteligencia obvia y literal de este artículo del símbolo de nuestra fe: vendrá a juzgar á los vivos y á los muertos. Impugna robustamente á nuestros doctores; pero sin salir de los términos de veneracion que se ha prescrito. Tendrán sus razones, dice, mas yo no alcanzo á entender como unos hombres tan doctos y religiosos, &c. No como el compendio que en dos palabras les dice mil desvergüenzas." Del cual juicio de vivos (dice él): no sé con qué juicio nuestros doctores se han atrevido á borrar de la mente de los Cristianos la noticia é idea." Lejos nuestro autor de usar unas armas tan indignas y agenas de quien tiene de su parte la razon, les argumenta con un argumento que en las escuelas llaman ab absurdo, así: si fuera lícito sacar de su sentido obvio y literal esta palabra vivos del símbolo de nuestra fe, sería un dar ansa para que otros hicieran lo mismo con otros artículos y con solo esto veis aquí á tierra la divina fábrica de la religion. Argumentar de este modo, nadie dirá que es faltar al respeto debido á los doctores; y decirlo sería un tachar á todas las escuelas. Nosotros, por ejemplo, impugnamos la gracia intrinsecè eficaz, diciendo que quita la libertad, se opone á la Escritura y á los padres y no porque así argumentamos somos injuriosos á la escuela tomista. Pues ¿por qué no haciendo otra cosa nuestro autor, se dirá que es injurioso á los doctores? 43. (Part ii, fenom. i, parr. ii.) Dice la obra: "La admiracion que siempre me ha causado esta reparticion, en que veo que todos convienen, a lo menos, cuanto a la sustancia, me ha hecho tambien pensar muchísimas veces cual puede haber sido la verdadera causa que ha obligado á los doctores á unirse en este parecer, no obstante que lo repugna tanto, no solo la Escritura divina, sino tambien la historia, y la esperiencia misma. Os diré amigo simplemente lo que se me ofrece: Tal vez lo tomarás á mal, mas ¿quien podra detener la palabra una vez concebida*? La causa en sustancia, y guardada toda aquella proporcion que se debe guardar en la semejanza, me parece la misma que tuvo Herodes para degollar á los inocentes: quiero decir, el miedo y pavor del reino de Cristo. Este reino, con todas las circunstancias tan claras y tan individuales * Forsitam molestè accipies: sed conceptum sermonem tenere quis potest? |