Page images
PDF
EPUB

del cielo. Pero para que la invencion de nuestro autor, en la inteligencia sobre este punto de las Escrituras, cuando quiera V. honrarla con este nombre, no la atribuya á presuncion sin igual, oiga qué ajenos de esto están sus senti- " mientos. "¿De qué hai que admirarse (dice en su introduccion), si una pequeña hormiga que se arrastra por la tierra, descubre un grano que se escapó á los ojos linces de una remontada águila que se eleva al cielo? ¿Si un hombre vulgar de ninguna ciencia observa en la fábrica de un primoroso palacio, una falta de fundamento que se escapó á los ojos del sábio arquitecto?" (¿El ver este grano, el descubrir esta falta de fundamento sería una presuncion sin igual en esa hormiga, en ese hombre?) "Yo soi aquella abatida hormiga que descubrí por suerte un granito que no descubrieron otros, sin que por eso presuma de mejor vista, que las águilas generosas que miran sin palpitar de hito en hito el sol. Yo soi aquel hombrecillo de la ínfima plebe entre los sábios, que noté una falta de fundamento en el grandioso sistema de los doctores; sin que por esto se me haya jamas pasado por la mente la locura de reputarme mas sábio, que aquellos grandes hombres que tan noblemente lo formaron." ; Halla V. en todo esto nada que lo ofenda, ni que pueda oler á presuncion y soberbia?

60. Pero acabémos ya este largo punto con lo que V. acaba en su impugnacion. Desde el núm. 15 comienza su invectiva en tono de sermon, que la lleva hasta ta el 25: y tan larga que nada le faltaría para hacer un buen sermon de cuaresma. Tomando por asunto el no perdonar al autor, lo divide en dos puntos. 1. Que sus doctrinas son eficacísimo medio para echar á tierra la fe del Cristianismo. 2. Que de ellas se deduce que no estamos en la verdadera Iglesia de Jesucristo. Las pruebas todas las saca de lo que, segun V., dice el compendio: es á saber, que los pastores, maestros, y doctores de la Iglesia son ignorantes solemnísimos que no saben lo que se dicen: que juntan á su gran ignorancia una malísima fe y refinada malicia, engañando de propósito y á sabiendas al pueblo,

con encajarle en la cabeza, en vez de verdades, injentes falsedades, mentiras, y cuentos increibles sobre los puntos mas obvios de nuestra santa Fe y Religion: que, &c. Cuando así lo diga e! compendio, bien merecido se lo tiene: predíquele V. cuanto quiera: y como quiere S. Pablo: arguye, ruega, reconviene: pero aun con estos aconseja el buen apóstol que se haga: pero siempre con paciencia; no teniéndoles suma ojeriza, y despidiéndoles maldiciones, entredichos, y anatemas; y ojalá logre V. con él todo el fruto de su celo. Pero para con el autor, que nada de esto ha dicho en su obra, ni ha soñado en decirlo, ¿á qué fin predicarle su sermon? Le viene á él, ni mas ni menos que vino á los nuestros una plática de comunidad que un padre, á quien V. conoció, hizo aquí en Italia. Este, pues, éra un bonísimo sujeto, y mas le diré, era un santo; pero algo estravagante. No sufriéndole su celo estar ocioso, se le puso en la cabeza proseguir aquí trabajando en la viña del Señor. Para esto compuso, como pudo, algunos sermones en Italiano. Nuestros superiores, que conocian mui bien el talante, no tuvieron por conveniente el concederle se espusiese al público. Sucedió pues, que poco tiempo despues que tuvo la negativa, le señalaron la plática de comunidad. A buen tiempo, dijo: yo tengo trabajados mis sermones: ya que no han querido que yo los predique á las madres de Italia, me los oirán los padres de España: y les espetó en su Italiano un sermon de los que habia compuesto sobre la educacion de los hijos. ¿Cabe mayor estravagancia, ni cosa mas impropia al asunto? Pues tal cual esta plática á los nuestros juzgo yo su sermon para el autor. ¿A qué fin embocarle un sermon por unos despropósitos que no ha soñado decir el autor? Yo no niego que para el compendio será el sermon mui bueno, escojido el asunto, clara la division, convincentes las pruebas. Así será en esto no entro: lo que sí afirmo es, que para la obra ciértamente no hace ni mucho ni poco. Nuestro autor hablando de algunas esposiciones, dice, que algunos espositores dicen exelentes verdades, pero no al testo. Lo mismo digo yo de

:

su sermon: dirá exelentes cosas, pero no al caso. Los panegíricos se suelen variar segun las festividades: ya V. ha hecho uno para celebrar el compendio: si V. quiere hacer otro en celebridad de la obra, es mui dueño; pero que no sea el mismo, porque querérselo acomodar á la obra, sería lo mismo que querer acomodar á la gloria un sermon del infierno. Por esto sería yo de parecer, salvo meliori, que habiendo V. de predicar contra la obra, ponga en un entero olvido el sermon al compendio: bórrelo de principio a fin: y cuando por ser tan largo, y haber trabajado tanto en él, lo quiera V. dejar correr, sea precisamente con la postdata que puso aquel señor á su carta. Habiendo éste escrito una larguísima carta á su mayordomo de campo, ordenándole hiciese mil cosas, al cerrarla llegaron algunos de sus labradores á la ciudad; y conociendo por lo que ellos le dijeron, que una parte de sus órdenes era inútil, Ꭹ otra no venía al caso por no perder el trabajo que habia tenido en escribirla, tomó el arbitrio de poner al fin esta postdata: que todo lo dicho no valga nada: y luego se firmó humilde siervo, vuestro amo. Póngale V. el mismo postscriptum á su sermon, diciendo: que para la obra, y contra el autor, cuanto en él dice no valga nada: y con solo este antídoto no importa que corra. Le ruego por último, tenga presente esta postdata, que podrá ser nos ocurra mas de una vez hacer memoria de ella. Y sin mas detenernos en este largo punto, con nuevos propósitos de ser mas breve en los siguientes, pasémos desde luego al segundo general de su primera parte.

Sobre la claridad clarísima de las Escrituras.

61. Este es el otro punto de su concordancia que dejamos suspenso arriba para tratarlo en este lugar como mas oportuno. Dice pues V. en ella: En ninguna parte de la obra habla el autor de la claridad y oscuridad de las Escrituras con tanta estension, como habla el compendio. (Lo ordinario suele ser que en las obras se trate con mas estension lo que en breve se indica en el compendio. Pero aquí

por no confesar que dice absolutamente el compendio lo que no ha pensado decir la obra, se toma el arbitrio que este compendio al reves de todos los otros, diga con estension lo que en breve se apunta en la obra.) Mas de lo que acabamos de oirle, se conocen sus sentimientos nada diferentes de lo que en la copia se dice. Pregunto yo aora ¿y qué es lo que la copia ó el compendio dice, para que véamos si los sentimientos del autor son nada diferentes en la obra? Sin saber lo que uno y otro dice, no es posible compararlos, ni hacer el cotejo debido. V. en su concordancia no pone lo que dicen. Ciertamente no será, porque si lo pusiera, bastaría solo esto para que saltara á los ojos la discordancia. Deberémos creer piadosamente, que será otro el motivo, v. g. por no sacar unas concordancias tan largas como las que sacó el cardenal Hugo de la Biblia, primer inventor de ellas, y primer cardenal dominicano. Así será: y yo ciertamente no juraré lo contrario. Mas siendo tan necesario, yo supliré su falta, y pondré primero lo que dice el compendio, y despues lo que dice la obra; para que confrontados los testimonios se vea si concuerdan entre sí. 62. Dice pues el compendio número 37. "La oscuridad de la sagrada Escritura tan decantada por nuestros doctores, no es tan adsoluta como ellos se la han imaginado, y han hecho imaginar á los otros; sino mui respectiva." Y despues de decir para quienes es absoluta, dice (número 39). "Pero para los humildes y del todo rendidos á su Dios locuente... digo, y lo diré mil veces, que la divina Escritura es mui clara... Y mas digo, que no hai en el mundo ni puede haber libro tan claro como este de la divina palabra." Y despues de probarlo con varias razones, acaba diciendo á su amigo: ¿ Y no ves ya que es un género de blasfemia, ponderar tanto como lo hacen nuestros doctores la oscuridad de la sagrada Escritura?" Puestos finalmente estos sentimientos del compendio, por los cuales dice V. (número 36) de su impugnacion : Que no hai medicina de argumentos, ni específico de razones, ni receta de autoridades que les quite de la cabeza, que la Escritura 2 D

TOMO III.

66

66

:

es clara clarísima y que les haga confesar que en muchas cosas es misteriosa, enigmática, y de dificil inteligencia. Por mas que hagas (dice V. á su amigo) no esperes que autor lo diga jamás."

el

63. Veamos ya. lo. que el autor dice por sí mismo en su obra, sin que su amigo se haya cansado en hacérselo decir, ni V. por curarlo le haya aplicado alguna de las drogas de su botica intelectual. El autor de suyo en la part. i, cap. i, parr. v, dice: "Es innegable, y lo confesamos francamente, que se hallan en las Escrituras muchos lugares que por mas que se lean y relean, no se les puede entender su sentido literal." Si todavia le parece á V. dudosa esta confesion franca del autor, oiga como lo apoya en su proemio apologetico con el unánime consentimiento de todos los intérpretes: "Todos los intérpretes (dice) así antiguos como modernos, ingenua y concordemente confiesan, que en las Escrituras, y principalmente en las profecías, se hallan muchas cosas oscuras y dificiles, que hasta aora no se han podido entender." ¿ Aun teme V. y no se da por seguro que el autor lo diga? pues oiga otra vez, como lo que ha confesado por sí mismo, lo que ha probado con la autoridad de otros, lo confirma nuevamente con su propia esperiencia. En la part. ii, fenóm. ii, parr. vii, hablando con su amigo le dice: “Esto es lo que he podido deciros sobre el misterio de las cuatro bestias de Daniel: en cuyo exámen puedo aseguraros con verdad que he empleado muchos años de estudio, sin perdonar á fatiga ni trabajo." (No será tan fácil lo que con tanto estudio, y de tantos años, le ha costado tanto trabajo. ¿Y si despues de tanta fatiga quedará seguro de haber hallado la inteligencia que ha buscado? Nada menos). "Si no he dado (dice él mismo) en el blanco de la verdad, á que únicamente he mirado, sirvan á lo menos mis esfuerzos de abrir el camino, para que se halle otra inteligencia que sea mas conforme al vaticinio." En la misma part. ii, fenóm. ix, parr. iv, hablando del testo de Isaías: Envia, Señor, al cordero dominador de la

« PreviousContinue »