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La docilidad y Catolicismo del autor dista mucho de la tenacidad

y soberbia de los Luteranos......

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Su sistema de ninguna manera se opone á la tradicion..................
Se pone en claro el juicio y crítica de S. Papías, á quien Eusebio
llama crédulo.........

Aunque esté bien fundado el sistema del autor, no se debe atribuir
á la Iglesia ni negligencia ni engaño.

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Se dá la razon por qué ha prevalecido por el espacio de tantos años el sistema vulgar sobre la segunda venida de Jesucristo........ 689

LA

VENIDA DEL MESIAS

EN

GLORIA Y MAGESTAD.

INTRODUCCION A LA TERCERA PARTE.

HASTA aquí hemos estado casi enteramente ocupados en establecer un espacio grande de tiempo, entre la venida gloriosa del Señor que estámos esperando, y el juicio y resurreccion general: persuadidos íntimamente que con esto solo, sin otra dilijencia, queda fácil y llana la intelijencia de toda la Biblia sagrada, aun en lo que corre por lo mas oscuro y dificil, que es la profecía. Si este es

pacio de tiempo queda suficientemente establecido, ó no, lo pueden solamente decidir jueces sabios, atentos, sensatos é imparciales, despues de vista y revista toda esta gran causa por todos sus aspectos. Tan lejos estámos de temer esta vista y revista, ó lo que es lo mismo, una discusion atenta y juiciosa, quitado todo velo de preocupacion, que ésta es puntualmente la que deseamos y pedimos; temiendo mucho menos una oposicion manifiesta, ó una impugnacion en toda forma, que cierta frialdad ó indiferencia, ó risa afectada, que suele suplir no pocas veces la falta de buenas

razones.

Fuera de este espacio de tiempo, que es lo sustancial de nuestro sistema, y que en primer lugar debe combatir

TOMO III.

B

cualquiera que quisiere hacer una buena impugnacion, hemos tambien propuesto, examinado y probado algunos otros puntos bien importantes, relativos á este mismo espacio de tiempo, unidos con él estrechísimamente, ó que evidentemente le suponen. Seria hacer injuria á los lectores sensatos, que son los que únicamente buscamos, el repetirles aquí lo que debemos suponer: que ellos han leido y considerado atentamente todos los fenómenos que quedan observados, y aun los preparativos de la primera parte.

Aora, este espacio grande de tiempo, despues de la venida gloriosa del Señor, una vez admitido y concedido, sin poder razonablemente negarlo, ni aun dudarlo, parece naturalísimo el deseo de acercarse á él, de conocerlo con alguna distincion y claridad; y si esto no es posible, de divisar á lo menos, aun de lejos, algunos sucesos principales y mas notables de este siglo venturo. Esto es lo que ya vamos á proponer, segun las noticias que hallámos

en la Escritura de la verdad.

No se trata ya de probar el reino de Cristo aquí en nuestra tierra, ó lo que es lo mismo, el reino de Dios que ha de venir, y que pedimos que venga, segun el mandato del mismo Cristo. No se trata de probar su venida gloriosísima entre millares de sus santos*, ni la resurreccion de estos millares de santos, que serán juzgados dignos de aquel siglo, y de la resurreccion de los muertos †, mucho antes de la general resurreccion. No se trata de probar el juicio ó reinado de Cristo sobre los vivos, ni el tiempo que requiere este juicio segun las Escrituras. Estas cosas quedan ya probadas con toda la evidencia que puede caber en estos asuntos.

Se trata únicamente del modo y circunstancias con que todo esto debe suceder. Este modo. de ser de una cosa

* In sanctis millibus suis. - Ep. Judæ 14.

+ Qui digni habebuntur sæculo illo, et resurrectione ex mortuis.Luc. xx, 35.

grandísima ciertamente, aunque por otra parte probada, no hay duda que es dificil, y aun imposible en el estado presente concebirla bien con claridad de ideas. No alcanza á tanto el ingenio ó la razon humana: mas el no poder concebir con claridad de ideas el modo y circunstancias particulares de un suceso futuro, grande y estraordinario, que anuncia de mil maneras el que solo sabe lo futuro, y el que solo dice verdad, ¡podrá mirarse jamás como una buena y suficiente razon para negar dicho suceso, ó para atreverse á dudarlo? Aun en cosas puramente fisicas sé reputára por inepto y aun como insufrible tal modo de concebir ó discurrir.

No obstante, si buscamos por todas partes, aun con la mas escrupulosa diligencia, otra buena y sólida razon, nos hallámos con el disgusto de haber perdido nuestro trabajo. No hallámos en la realidad otra buena razon, sino sola esta: (parece imposible que no se hallase otra en tantos escritores sapientísimos y eruditísimos, si fuese posible hallarla en la natureleza.) Lo que hallámos únicamente (como tantas veces hemos observado, y como no pueden ignorar aun los novicios en la teología espositiva en punto de profecía) es la espresion, esto es, que todo lo suple, lo ajusta y lo compone con la mayor facilidad. Por ejemplo: reino de Dios: reino de Cristo: trono de David: Jerusalén: Sion: casa de Juda: casa de Israel, &c.*. : se entiende cuando se habla conocidamente, no en contra, sino en favor, y en favor estraordinario, singular é inaudito: esto es la iglesia de Cristo (la presente iglesia) la iglesia de las gentes, la iglesia, digo, ya militante en la tierra, ó ya triunfante en el cielo +.

Si pedimos aora la razon inmediata y precisa de este esto es, ó no hallámos quien nos responda una sola palabra ;

*

Regnum Dei: Regnum Christi: Solium David: Jerusalem: Sion: Domus Juda: Domus Israël, &c.

+ Id est ecclesia Christi, ecclesia præsens, ecclesia gentium, ecclesia, inquam, sive militans in terris, sive triunfans in cœlis.

ΕΙ

ó á lo menos, no hallámos quien nos responda al caso.
que algo responde, responde por la misma cuestion, dicien-
do por toda respuesta, que otros muchísimos doctores lo
han entendido así, y así lo han esplicado: mas esto es evi-
dentemente lo mismo que se les pide. Estos muchísimos
doctores (se pregunta una y mil veces); con qué razon y
sobre qué sólido fundamento lo han entendido así? En
cosas de futuro solamente accesibles á la ciencia de Dios,
¿qué otro fundamento puede ser bueno, sino sola su auto-
ridad, ó lo que llamamos revelacion divina, auténtica y
clara? ¿Qué sabe, ni qué puede saber el hombre de lo
futuro, aun cuando fuese de una ciencia perfecta*, si
Dios no habla, ó si él no atiende, ó no quiere atender á la
voz de Dios? Mas dejando estas reflexiones tan obvias,
como fáciles á cualquiera que tenga sentido comun, y no
les cierre absolutamente las puertas; vengamos ya á pro-
poner y aclarar con toda llaneza y simplicidad, algunas
cosas que nos quedan todavia que proponer y que aclarar
en el gravísimo asunto de que tratamos.

* Etiam cùm perfectæ fuerit scientiæ ?

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- Job xxii, 2.

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