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que

que V. le infiera estas locas consecuencias del antecedente de haber entendido literalmente estos testos: peor fuera se las sacára, porque entiende literalmente este otro: El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros *. Pues qué ¿no es regla general que todas las palabras de Dios se deben entender en el sentido literal en que están escritas, siempre que de entenderlas así no se siga algun inconveniente? Y cuando sea el verdadero sentido literal, ciertamente nunca se seguirá. Cuando V. quisiera impugnar al autor, debia mostrarle con buenas razones, que no era el que él daba el sentido literal, ; pero sin mas razon que porque él entendió literalmente las profecías, quererle sacar todas estas locuras? Pues qué ¿ pensó V. que estas locuras eran el sentido literal de esos testos? Sería en mí locura imaginarlo de V. Sabe V. mui bien que ese no es, ni puede ser, el sentido literal teológico y escritural á que Dios miró, cuando por sus secretarios los profetas escribió sus divinas palabras. Cuando mas podemos decir, que ese es el sentido gramatical, material de las letras; y letras bien gordas. Este sentido que es no el de Dios, sino el que nosotros por nuestra ignorancia ó malicia nos forjamos, es el que únicamente nos puede llevar, ó mejor diríamos lo llevamos por los cabezones, para caer en error; como lo hicieron aquellos que V. cita en su número 71, con el testo: si no os conducis como niños, &c. y así lo han hecho otros, señalándolos para nuestro escarmiento la triste historia de los desbarros del humano ingenio.

95. Para que se verifique literalmente el primer testo que V. trae de Isaías, no es menester esperar á los mil años, habiéndose ya verificado desde que el Verbo eterno se hizo hombre en su primera venida. Luego que encarnó en las purísimas entrañas de María Virgen y habitó entre nosotros, antes que se llamase Jesus en su nacimiento, ya desde su concepcion se llamó Manuel, id est: Dios con nosotros. Se dice que comerá miel y manteca, que eran las

* Verbum caro factum est, et habitabit in nobis.

cosas con que destetaban á los niños en la Palestina, para mostrarnos, que era verdadero hombre, y que tenía un cuerpo, no fantástico, sino real y de carne, alimentándose como los demas hombres. Tampoco es necesario que en los mil años se haga cordero; flor; que empuñe una vara de hierro en las manos; que rompa los dientes, &c.: todas estas son unas locuciones metafóricas, y se han verificado literalmente desde su primera venida (algunos de ellos tendrán su perfecto cumplimiento en la segunda), porque el Señor, desde que se dejó ver, fué manso como un cordero; hermoso como una flor, ante los hijos de los hombres; justo, santo, recto para corregir y castigar á los malos. Ni se me diga, que si este es el sentido metafórico, no será el literal; porque muchos testos no tienen otro sentido literal, que el mismo metafórico: tales son, por ejemplo, aquellos de David en sus Salmos: Los montes saltaron como carneros, y los collados, como los corderos de las ovejas : los rios aplaudirán con la mano, &c.*; para significarnos la alegría por la salida de Egipto de los Israelitas, y la venida del Señor á la tierra. Frecuentemente usámos un tal modo de hablar. Si yo digo de V. que os un pozo de ciencia, un río de elocuencia, un nectar de dulzura, todos me entienden, que no quiero decir otra cosa, sino que es un hombre grandemente sábio, elocuente y dulce. Ya veo que hablando con quien hablo, pudiera haber omitido estas cosas, que son por demás para V., y así prosigámos con la cláusula que dejámos arriba suspensa.

96.." Confiese el Milenario (así prosigue V. su cláusula en el citado número 55) que las profecías que hablan del reinado del Salvador, enteramente se han cumplido en el espiritual reino de Jesucristo en su Iglesia. Este reino, y no el soñado de mil años, significan los proféticos anuncios. Las profecías que el autor cita, son acerca de la primera venida de Jesucristo al mundo, á fundar el reino espiritual

Montes exultaverunt ut arietes et colles sicut agni ovium; flumina plaudent manu.

de su Iglesia." Con este exordio se abre V. la puerta para entrar á deshacer las pruebas del autor, mostrándole que los testos que cita todos hablan de la primera, y no de la segunda venida del Señor. Me hago cargo que V. escribió esto despues de haber visto el compendio, y antes de leer la obra; aora que la ha leído, me persuado de su moderacion que no lo dirá tan francamente. Para echar una absoluta tan liberal, era menester que primero se respondiesen una á una todas las razones fortísimas sacadas del testo y contesto con que el autor prueba sus inteligencias: y razones tan bien fundadas no se botan á tierra con dos palabras echadas al aire. Una cosa es decir, y otra hacer: del dicho al hecho hai mucho trecho. Si no temiera salir de los límites de brevedad que me he propuesto, me esforzára á probarle debidamente, que los testos que el autor trae, en la parte porque los trae, no pueden hablar de la primera venida del Señor, por una razon cuanto breve y clara, tanto mas eficaz y concluyente: y es, que si hubieran hablado de la primera venida, ya estarían verificados; y mi empeño sería irle mostrando uno á uno que les falta mucho para su perfecto cumplimiento. Pero esto pediría una mas prolija discusion, y ya veo que sin quererlo voi siendo mas largo de lo que quisiera. ¿Qué medio, pues, para contestarle de algun modo á los reparos que V. hace, y no cansarlo y molestarlo con larguras? Yo no hallo otro, que apuntarle alguna cosa, y remitirme en lo demás al autor, en cuya obra hallará sobrada respuesta, por lo que á mí me falta: y acabará de conocer, que nada ha dicho V. en su impugnacion, que si le toca en algo, no le haya respondido preventivamente á todo.

97. "Es cosa (dice V. en el mismo número) verdaderamente curiosa: él alega para probar la venida del Señor á su pretendido reinado el cap. xxxi de Jeremías, donde puntualmente se anuncia la venida primera á tomar carne humana con estas notorias espresiones: Vuelvete, virgen de Israel, vuelvete á estas tus ciudades. ; Hasta cuando estarás desmadejada por las delicias, hija vagabunda? pues

el Señor ha criado una cosa nueva sobre la tierra: una hembra rodeará al varon*. Este capítulo, Sr. impugnador, lo alega el autor, no para probar la venida del Señor á su reino, sino la vuelta de los Judios á la tierra de sus padres y para probar esto, no es menester salir de las mismas palabras que V. trae: Vuelvete, virgen de Israel, a estas tus ciudades. Vuelve, ó Israel, vuelve á estas ciudades. Estas ciudades propias de Israel, pueden ser otras que las que dió Dios á sus padres? Fuera de ellas, sabemos que este es un pueblo errante, sin ciudad, sin sacerdote, sin templo. Compadecido Dios finalmente de este hijo descarriado, le dice: vuelve á tus ciudades: ; hasta cuando has de vagar desterrado por el mundo? Pero si aun desea V. otras palabras mas claras del mismo capítulo, oiga las del versículo 8. He aqui que yo los traeré de tierra del Norte, y los recogeré de los estremos de la tierra: estarán entre ellos el ciego y el cojo, la preñada, y la parida juntamente: grande será la multitud de los que acá volveran. Con llanto vendran, mas con misericordia los volverét. Y para que nosotros las gentes no lo dudémos, vuelto el profeta á las gentes así les habla: Oid, naciones, la palabra del Señor... El que esparció á Israel lo congregará, y lo guardará como el pastor su ganado. Porque el Señor redimió á Jacob, y lo libró de la mano del mas poderoso, y vendrán, y darán alabanza en el monte de Sion 1.

Revertere, revertere, virgo Israel, ad civitates tuas istas. Usque quo deliciis dissolveris, filia vaga? quia creavit Dominus novum super terram. Femina circumdavit virum. —Jerem. xxxi, 21, 22.

+ Ecce ego adducam eos de terra Aquilonis, et congregabo eos ab extremis terræ: inter quos erunt cæcus et claudus, prægnans et pariens simul, cœtus magnus revertentium huc. In fletu venient, et in misericordia reducam eos. Jerem. xxxi, 8 y 9.

↑ Audite gentes verbum Domini: qui dispersit Israel, congregabit eum, et custodiet eum sicut pastor gregem suum. Redemit enim Dominus Jacob, et liberabit eum, de manu potentioris et venient, et laudabunt eum in monte Sion. Jerem. xxxi, 10, 11, y 12.

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98. Para probar esto mismo, lo alega el compendio (número 10): si despues lo vuelve a traer en el número 36 para la venida del Señor, él, que lo alega, que dé tambien la razon. Pero me dirá V. que tambien toca á mí el darla, porque hablando el capítulo de la venida primera del Señor, no puede hablar del regreso de los Judios á su antigua pátria, que segun yo confieso será despues de la segunda venida. ¿Y por qué no? ¿Qué dificultad encuentra V. en que en un mismo capítulo se hable de la primera venida, y de un suceso que sucederá despues de la segunda? Mas distancia hai entre la generacion eterna del Verbo, y su generacion temporal, que la que habrá entre una y otra venida del Señor, y S. Juan habla de ambas á dos cosas, y otras muchas mas, en solo el capítulo primero: ¿por qué Jeremías no podrá hablar tambien de ambas venidas en solo el capítulo xxxi? Y para que en efecto lo haga, no solo en el mismo capítulo, sino en el mismo versículo que V. cita, yo hallo una admirable congruencia. Queria el Señor animar la esperanza de su pueblo á la promesa que le hacia, y para esto alienta su confianza a un favor con otro mayor. Yo te volveré, le dice, á tus ciudades ; ya sobrado tiempo has estado fuera y lejos de ellas hasta cuando has de errar vaga y sin domicilio por el mundo? Aunque te parezca dificil, no dudes de mi promesa en volverte del lugar de tu destierro á la tierra de tus padres, cuando por tí haré antes en la tierra una cosa nueva, nunca vista y nunca oida: yo bajaré del cielo y me haré hombre en el vientre de una muger: Vuélvete, vuélvete, virgen de Israel, á estas tus ciudades. ¿Hasta cuando estarás desmadejada por las delicias: hija vagabunda ? pues el Señor ha criado una cosa nueva sobre la tierra: una hembra rodeará al varon *. Abriendose de este modo la via el benignísimo Dios á que le presten la fe en una pro

* Revértere, revértere, virgo Israel ad civitates tuas istas. Us quequò deliciis dissôlveris filia vaga? quia creavit Dominus novum super terram. Femina circúmdabit virum.

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