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para juzgar á las doce tribus de Israél*, les dice por S. Mateo y por S. Lucas les dice con mayor espresion y claridad: Mas vosotros sois los que habeis permanecido conmigo en mis tentaciones: y por eso dispongo yo del reino para vosotros, como mi Padre dispuso de él para mí, para que comáis y bebáis á mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, para juzgar á las doce tribus de Israel +. Así como estas últimas palabras, y os sentéis sobre tronos, para juzgar á las doce tribus de Israél, las entienden todos sin dificultad, confesando que se han de verificar, no allá en el cielo, sino aquí en nuestra tierra, así las que inmediatamente preceden deberán verificarse del mismo modo en nuestra tierra, no en el cielo; pues las unas y las otras componen una misma cláusula seguida, sencilla y clara. De estos tronos habla manifiestamente S. Juan cuando dice luego inmediatamente despues de la venida de Cristo, y prision del diablo: Y ví sillas, y se sentáron sobre ellas, y les fué dado juicio ‡.

121. Por todo lo cual, parece claro que las doce tribus de Israel, ya congregadas en aquellos tiempos con grandes piedades, tendrán fácil acceso hasta las puertas de la santa y celestial Jerusalén, cada tribu á aquella puerta donde halláre escrito su nombre y en las puertas doce ángeles, y los nombres escritos, que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel §. Este acceso será sin

* Amen dico vobis, quòd vos, qui secuti estis me, in regeneratione... sedebitis, et vos super sedes duodecim, judicantes duodecim tribus Israël. Mat. xix, 28.

+ Vos autem estis, qui permansistis mecum in tentationibus meis: Et ego dispono vobis, sicut disposuit mihi Pater meus regnum, ut edatis et bibatis super mensam meam in regno meo: et sedeatis super thronos... judicantes duodecim tribus Israël — Luc. xxii, 28, 29, et 30.

Et vidi sedes, et sederunt super eas, et judicium datum est illis.-Apoc. xx, iv.

§ Et in portis Angelos duodecim, et nomina inscripta, quæ sunt nomina duodecim tribuum filiorum Israël. —Apoc. xxi, 12.

duda, no para honrar y respetar á sus respectivos príncipes, sino para consultarlos en cualquier duda, y para recibir por su medio las órdenes del sumo Rey, y comunicarlas á toda la tierra; pues entónces, como se lee del en Isaías, y Miqueas: de Sión saldrá la ley, y la palabra Señor de Jerusalén*.

122. Este juicio de los doce apóstoles de Cristo sobre las doce tribus de Jacob, se halla, es verdad, oscurísimo en todos los intérpretes; mas leidos sin preocupacion los dos lugares del evangelio que acabo de citar, parece claro é innegable que los doce apóstoles de Cristo están destinados, segun sus promesas, á ser los príncipes, ó los jueces inmediatos sobre las doce tribus de Israél, cada uno sobre la que le será señalada; ni es creible, ni aun sufrible á mi parecer, que una promesa tan grande y tan espresa del Hijo de Dios, hecha nominadamente á sus doce apóstoles, se reduzca finalmente á lo que se halla hasta aora reducida en el sistema vulgar: esto es, á nada. S, Jerónimo sobre este lugar espone así, ó hace hablar al Señor en esta forma: os sentaréis sobre doce tronos (para condenar) á las doce tribus de Israel: porque aquellos no quisiéron creer á vosotros que creíaist. Mas este honor lo tendrán solamente los doce apóstoles de Cristo? No será comun á todos los que hubieren creido, de toda tribu, y lengua, y pueblo, y nacion? No condenarán estos en este mismo sentido á todos los incrédulos, porque aquellos no quisieron creer á vosotros que creíais? Otros confunden demasiado la promesa de Cristo á sus apóstoles, con la promesa que se lee en el mismo lugar á todos los que dejaren el padre y la madre, &c. Mas á estos últimos solo se les dice: Y cualquiera que dejáre ... recibirá ciento por uno, y poseerá la vida

De Sion egredietur lex, et verbum Domini de Jerusalem.. Isai. ii, 3. et vide Mich. iv, 2.

+ Sedebitis super sedes duodecim (condemnates) duodecim tribus Israël : quia vobis credentibus, illi credere noluerunt. - Hyeron. in cap. xxii, 30 Luc.

Ex omni tribu, et lingua, et populo, et natione. — Apoc. v, 9.

eterna*: no se les dice; os sentaréis, &c. Otros van por otros caminos igualmente ásperos y oscuros, y todos van á parar confusamente al dia de la resurreccion y fuego universal, sobre la cual idea (falsa á la verdad, ó poco justa) bastante hemos hablado hasta aquí.

CUARTA.

123. Los habitadores de esta santa y celestial ciudad, ¿ vivirán en ella tan encerrados y tan invisibles, que no puedan salir fuera de sus muros y dejarse ver de los viadores?

124. Se responde, que gozarán sobre esto de una perfecta libertad. Estarán ó saldrán de la santa ciudad cuando quisieren, y por el tiempo que quisieren. Cuando estuvieren, se hallarán tambien que todos podrán decir con suma verdad: bueno es que nos estémos aquít. Cuando saliéren, se llevarán consigo toda felicidad sin temor de perderla, ni disminuirla un punto por accidente alguno: Porque no podrán ya mas morir: por cuanto son iguales á los angeles, é hijos son de Dios, cuando son hijos de la resurreccion. No solo saldrán á ver y visitar personalmente todo el orbe de la tierra, sino tambien todos los cuerpos celestes, y todas las obras del Criador: pues (como decia de sí David), yo he de ver tus cielos, obra de tus dedos: la luna, y las estrellas, que tú has establecido §. Siendo ya herederos verdaderamente de Dios, y coherederos de Cristo, todo el universo será suyo, como lo es de Cristo, que es heredero de todo¶. Entónces, y solo entónces, se cumplirá en estos santos lo que se dice de

Et omnis qui reliquerit... centuplum accipiet, et vitam æternam possidebit... Mat. xix, 29.

+ Bonum est nos hîc esse.-Luc. ix, 33.

Neque enim ultrà mori poterunt: æquales enim angelis sunt, et filii sunt Dei, cùm sint filii resurrectionis.-Luc. xx, 36.

§ Quoniam videbo cœlos tuos, opera digitorum tuorum: lunam et stellas, quæ tu fundasti.-Ps. viii, 4.

Hæredes quidem Dei, cohæredes autem Christi.—Ad Rom. viii,

¶ Qui est hæres universorum.-Vide Ep. ad Hebr. i, 2.

ellos en el libro de la Sabiduría: Resplandecerán los justos, y como centellas en el cañaveral discurrirán. Juzgarán las naciones, y señorearán á los pueblos, y reinará el Señor de ellos para siempre*. Entónces y solo entónces

se cumplirá lo que dice el salmo cxlix: se regocijarán los santos en la gloria, &c.t: y solo entónces se podrá responder seguramente á aquella pregunta de Isaías: ¿ quién son estos, que vuelan como nubes, y como palomas á sus ventanas+?

125. Lo que decímos de los santos de Cristo coherederos suyos y cooreinantes, decímos á proporcion del mismo Rey. Así como aora despues que dejó nuestra tierra, y fué á una tierra distante para recibir allí un reino, y despues volverse §, no lo debémos considerar ligado á un lugar determinado del cielo, sino libre y espedito para estár donde quisiere, y siempre á su diestra del padre; asímismo, sin diferencia alguna sustancial, lo debémos considerar cuando vuelva á nuestra tierra, de una tierra distante... despues de hacer recibido el reino, y cuando ponga en nuestra tierra (de donde es en cuanto hombre) la córte de su reino incorruptible y eterno. Estará en su córte, y saldrá de ella segun su voluntad. Se dejará ver cuando quisiere y como quisiere de los viadores, del mismo modo que se dejó ver de sus discípulos despues de su resurreccion. ¿Hay en esto repugnancia ó inconveniente alguno? Jesucristo cuando venga, será acaso menos bueno, menos benigno, respecto de sus fieles amadores, de lo que fué despues de su resurreccion, apareciéndoseles por cuarenta

Fulgebunt justi, et tamquam scintillæ in arundineto discurrent. Judicabunt nationes, et dominabuntur populis, et regnabit Dominus illorum in perpetuum.-Sap. iii, 7, et 8.

+ Exultabunt sancti in gloria, &c. Ps. cxlix, 5.

↑ Qui sunt isti, qui ut nubes volant, et quasi columbæ ad fenestras suas?—Isai. lx, 8.

§ Abiit in regionem longinquam, accipere sibi regnum, et reverti.-Luc. xix, 12.

dias*. Estos cuarenta dias y lo que en ellos sucedió, segun los evangelios, nos basta y sobra para conocer el carácter de nuestro Rey: esto es, su benignidad y bondad, respecto de sus amigos. De los santos resucitados con Cristo, dice el evangelio que aparecieron á muchost. Lo mismo debemos pensar que sucederá en los tiempos de que hablámos se dejarán ver, ó no, segun les pareciere necesario ó conveniente.

QUINTA.

126. Aquellos vivos residuos para la venida del Señor de que habla el Apostol, los cuales se juntarán con los santos que acaban de resucitar, y subirán juntamente con ellos en las nubes á recibir á Cristo en los aires §; habitarán tambien en la santa ciudad, ¿ que descendió del cielo de mi Dios? Si (como todavia mortales y viadores) no pertenecen á dicha ciudad, ¿ á donde pertenecen? ¿ Cual será su suerte? ¿Cual su oficio, cual su ministerio?

127. S. Pablo hablando en persona de estos felicísimos vivos, no resuelve claramente esta grande é importante cuestion: el misterio todo lo concluye con estas solas palabras: serémos arrebatados juntamente con ellos en las nubes á recibir á Cristo en los aires; y así estarémos para siempre con el Señor ||. Mas estas últimas palabras, en mi pobre juicio, no quieren decir, que estos vivos antes de pasar por la ley general é indispensable de la muerte, gozarán de la vision beatífica y de toda la completa bienaventuranza de los santos resucitados; sino que habiéndo

* Per dies quadraginta apparens eis.—Act. i, 3. † Apparuerunt multis.-Mat. xxvii, 53.

In adventum Domini.-1 ad Thes. iv, 14.

§ Simul...cum illis, in nubibus obviàm Christo in aëra. — 1 ad Thes. iv, 16.

|| Simul rapiemur cum illis in nubibus obviàm Christo in aëra : et sic semper cum Domino erimus.-1 ad Thes. iv, 16.

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