abriendole la boca hallarás una moneda, tomala y dasela por mí, y por tí. CAPITULO XVIII. 11 Porque el Hijo del hombre ha venido á salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tuviere cien ovejas, y se Editions descarried in a N aquel tiempo llegaronse los descarriare una de ellas ¿no dejaría ¿Quién es el mayor en el reyno de los cielos ? 2 Y Jesus llamando á sí á un niño, lo puso en medio de ellos. 3 Y dijo: en verdad os digo, que si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reyno de los cielos. 4 Cualquiera pues que se humillare como este niño, este es el mayor en el reyno de los cielos. 5 Y cualquiera que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí me recibe. 6 Y el que ofendiere á uno de estos pequeñuelos que creen en mí, mejor le sería que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno, y que fuese anegado en el profundo del mar. 7 Ay del mundo por los escandalos! Porque necesario es que vengan escandalos, mas; ay de aquel hombre por quien el escandalo viene! 8 Por tanto si tu mano, ó tu pie te fuere ocasion de caer, cortale, y echale de tí: mejor te es entrar en la vida cojo ó manco, que teniendo dos manos, ó dos pies ser echado al fuego eterno. 9 Y si tu ojo te es ocasion de caer, sacale, y echale de tí: porque mejor te es entrar en la vida con un ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el fuego del infierno. montes en busca de la que se había descarriado ? 13 Y si aconteciese hallarla, en verdad os digo que se gozará mas en ella que en las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así que no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que perezca uno de estos pequeñuelos. 15 Por tanto si tu hermano pecare contra tí, vé y estando á solas con él, dile su falta. Si te oyere, ganado habrás á tu hermano. 16 Mas si no te oyere, toma uno ú dos mas contigo, paraque en boca de dos ó tres testigos pueda quedar afirmada toda palabra. 17 Y sino quisiere oirlos, dílo á la Iglesia y sino oyere á la Iglesia, tenlo por Gentil y Publicano. 18 En verdad os digo, que todo lo que ligareis en la tierra, ligado será en el cielo, y todo lo que desatareis en la tierra, desatado será en el cielo. 10 Mirad que no tengais en poco á alguno de estos pequeñuelos: Porque os digo que sus An-i geles en los cielos ven siempre la cara de mi Padre que está en los cielos. 19 Digoos ademas, que si dos de vosotros se convinieren sobre la tierra, en pedir alguna cosa sea la que fuere, les será concedida por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde dos ó tres se hallan congregados en mi nombre, allí me hallo yo en medio de ellos. 21 Entonces llegandose á él Pedro le dijo: Señor i cuantas veces deberé perdonar á mi hermano que pecare contra mí? hasta siete veces ? 22 Jesus le dice: no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 23 Por esto el reyno de los cielos es semejante á un Rey que quiso tomar cuentas á sus siervos. 24 Y habiendo empezado á tomar las cuentas, le fué presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Y como no tuviese con que pagarle, mandó que fuese vendido él y su muger, y sus hijos con todo cuanto tenía, y que pagase. 26 Mas el siervo arrojandose á sus pies, le adoraba diciendo : Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 Entonces el Señor movido á compasion de aquel siervo le dejó libre, y le perdonó la deuda. 28 Mas luego que salió de allí aquel siervo, halló á uno de sus consiervos que le debía cien denarios, y trabando de él le cogió por el cuello diciendo: pagame lo que me debes. 29 Y arrojandose á sus pies su compañero, le rogaba diciendo: Ten un poco de paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso; antes fué, y le hizo poner en la carcel hásta que le pagase lo que le debía. 31 Y viendo los otros siervos sus compañeros lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo contaron á su Señor todo lo que había pasado. 32 Entonces llamandole su Señor le dijo: O siervo malvado, te perdoné toda la deuda, porque me lo pediste, 33 ¿No era pues justo que tú te compadecieses tambien de tu compañero así como yo tuve compasion de tí? 34 Entonces su señor irritado lo entregó en manos de los atormentadores hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Del mismo modo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno de vosotros no perdonare de corazon á su hermano las ofensas. Y CAPITULO XIX. ACONTECIO que habiendo Jesus acabado estos razonamientos partió de Galiléa, y vino á los terminos de Judea de la otra banda del Jordan. 2 Y le siguieron gran multitud de gentes, y los sanó allí. 3 Entonces llegaronse á él los Fariseos tentandole, y diciendo : i Es licito al hombre repudiar á su muger por cualquiera causa. 4 Y él respondiendo les dijo: ¡ No habeis leido que el que hizo al hombre al principio, macho y hembra los hizo ? 5 Y dijo: Por esto dejará el hombre padre y madre y se unirá á su muger, y los dos serán una carne ? 6 Así que ya no son dos, sino una carne. Por tanto lo que Dios junto, no lo separe el hombre. 7 Dicenle i Porqué pues mandó Moysés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 El les dijo: Moysés por la dureza de vuestro corazon os permitió repudiar á vuestras mugeres, mas al principio no fué así. 9 Y digoos, que todo aquel que repudiare a su muger sino fuere por fornicacion, y se casare con otra, comete adulterio. Y el que se casare con la repudiada, comete adulterio. 10 Sus discipulos le dicen: Si tal es la condicion del hombre con respeto á su muger, no conviene casarse. 11 Mas él les dijo: no todos son capaces de este dicho, sino aquellos á quienes es dado. 12 Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que lo fue ron por los hombres; y eunucos que se hicieron tales ellos mismos por amor del reyno de los cielos. El que sea capaz, comprendalo. 13 Entonces le presentaron unos niños paraque pusiese sobre ellos las manos, y orase; y los discipulos les reñían. 14 Y Jesus les dijo: Dejad á los niños, y no los estorbeis de venir á mí, porque de los tales es el reyno de los cielos. 15 Y cuando hubo puesto sus manos sobre ellos, partióse de allí. 16 Y he aquí vino uno, y le dijo: Maestro bueno ¿qué bien haré para conseguir la vida eterna? 17 Y él le dijo: ¿porqué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno solo que es Dios. Mas si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos. 25 Al oir sus discipulos estas cosas maravillaronse en gran manera diciendo: ¿quién podrá pues salvarse? 26 Y mirandolos Jesus les dijo: esto es imposible para con los hombres, mas para con Dios, todo es posible. 27 Entonces tomando Pedro la palabra le dijo. He aquí, nosotros todo lo hemos dejado, y te hemos seguido, ¿qué tendremos pues? 28 Y Jesus les dijo: En verdad os digo, que vosotros que me habeis seguido, cuando en la regeneracion se sentará el Hijo del hombre en el trono de su gloria, vosotros os sentaréis tambien sobre doce tronos para juzgar á las doze tribus de Israel. 29 Y cualquiera que hubiere dejado casas, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó hijos, cien veces tanto, y heredará la 18 Dicele: ¿Cuales? Y Jesus le dijo: No matarás: No comete-ó tierras por mi nombre, recibirá cerca de la hora undecima, y halló | Sacerdotes y á los Escribas y le 30 Y he aquí dos ciegos senta- | mino, y otros cortaban ramos de dos junto al camino, cuando oye- los arboles, y los esparcían por el ron que Jesus pasaba, comenzaron camino. á gritar diciendo: Señor, Hijo de David ten misericordia de noso rás adulterio: No hurtarás: No levantarás falso testimonio. 19 Honra á tu padre y á tu madre.: Yamarás á tu proximo como á tí mismo. 20 El mancebo le dice: Yohe guardado todo esto desde mi juventud i qué me falta aun ? 21 Dicele Jesus, si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes, y dalo á los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Y ven y-sigueme. 22 Y cuando el mancebo oyó estas palabras, se fué entristecido. Porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesus dijo á sus discipulos. En verdad os digo que dificilmente entrará el rico en el reyno de los cielos. 24 Y os digo otra vez, que mas facil es que pase un camello por el ojo de una aguja, que el que entre un rico el reyno de Dios. vida eterna. 30 Mas muchos que son primeros, serán postreros; y los postreros primeros. CAPITULO XX. PORQUE el reyno de los cielos es semejante á un Padre de familias, que salió muy de mañana á alquilar jornaleros para su viña. 2 Y habiendose concertado con los jornaleros en un denario al dia, los envió á su viña. 3 Y saliendo despues cerca de la hora tercia, vió otros que estaban ociosos en la plaza. 4 Y les dijo: Yd tambien vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. 5 Y ellos fueron. Volvió á salir cerca de la hora sexta, y de la hora nona, é hizo lo mismo. 6 Finalmente volvió á salir otros que estaban ociosos y les dijo ¡ Porqué estais aquí todo el dia ociosos? 7 Ellos respondieron porque nadie nos ha llamado á jornal. Diceles: id tambien vosotros á mi viña. 8 Y venida la tarde, el dueño de la viña dijo á su mayordomo: Llama los jornaleros y pagales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9 Y cuando llegaron los que habían ido cerca de la hora undecima, recibieron cado uno un de nario. 10 Mas cuando llegaron los primeros creyeron que habían de recibir mas; pero recibieron igualmente cada uno su denario. 11 Y al recibirle murmuraban contra el padre de familias. 12 Diciendo: estos ultimos solo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á nosotros que hemos llevado el peso y calor del dia. 13 Mas él respondiendo dijo á uno de ellos: amigo yo no te hago agravio i no te concertaste conmigo en un denario ? 14 Toma lo que es tuyo, y vete, pues yo quiero dar á este postrero tanto como á tí. 15 į Acaso no puedo yo hacer lo que quiero con lo que es mio? ¡ acaso es tu ojo malo porque yo soy bueno ? 16 Así los postreros serán los primeros y los primeros postreros; porque muchos son los llamados, empero pocos los escogidos. 17 Y subiendo Jesus á Jerusalem, en el camino tomó aparte sus doze discipulos y les dijo. 18 He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los Príncipes de los condenarán á muerte. 19 Y le entregarán á los Gentiles paraque le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen, mas al tercer dia resucitará. 20 Entonces llegóse á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos adorandole, y pidiendole alguna cosa. 21 Y él le dijo ¿qué quieres ? Ella le dijo. Dí que estos mis dos hijos se sienten uno á tu diestra y otra á tu izquierda en tu reyno. 22 Entonces Jesus respondiendo dijo: no sabeis lo que pedís i podeis beber la copa que yo he de beber? y ser bautizado con el bautismo con que yo soy bautizado ? Ellos respondieron: Podemos. 23 El les dice: en verdad beberéis de mi copa, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados, mas el sentaros á mi diéstra y á mi izquierda no es mio darlo, sino que será dado á aquellos para quienes está preparado por mi Padre. 24 Y cuando los diez lo oyeron, se enojaron contra los dos hermanos. 25 Entonces Jesus llamandoles junto á sí dijo: sabeis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean de ellos, y que los magnates exercen potestad sobre ellos. 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quisiere entre vosotros hacerse grande, sea vuestro servidor. 27 Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, sea vuestro siervo. 28 Así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servír, y dar su vida en rescate por muchos. 29 Y cuando salieron ellos de Jericó, le seguía gran multitud de gente. tros. 31 Y la gente los reñía paraque callasen. Pero ellos levantaban mas el grito diciendo. Señor Hijo de David, ten misericordia de nosotros. 32 Y parandose Jesus los llamó, y dijo i que queréis qué os haga? 33 Señor le responden, que nos sean abiertos los ojos. 34 Entonces Jesus compadecido de ellos, tocóles los ojos, é inmediatamente sus ojos recibieron vista y le siguieron. Y CAPITULO XXI. CUANDO se acercaban á Jerusalém y llegaron á Bethphage al monte de las olivas, envió Jesus entónces dos discipulos. 2 Diciendoles: id á esa aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis un asna atada, y un pollino con ella, desatadla y traedmelos. 3 Y si alguno os dijere algo, decid: el Señor los ha menester, y luego los dejara ír. 4 Y todo esto fué hecho paraque se cumpliese lo que fué dicho por el Profeta diciendo. 5 Decid á la Hija de Sion: He aquí tu Rey que viene á tí lleno de mansedumbre, sentado sobre una asna, y un pollino, cría de animal de yugo. 6 Y los discipulos fueron é hicieron como Jesus les había mandado. 7 Y trajeron el asna, y el pollino, y pusieron sobre ellos sus vestidos y le hicieron sentar encima. 9 Y la multitud que iba delante y la que seguía detras, gritaba diciendo: Hosanna al Hijo de David, Bendito es el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en las alturas. 10 Y cuando hubo entrado en Jerusalem se conmovió toda la ciudad diciendo ¿quién es este? 11 Y la multitud decía: este es Jesus el profeta de Nazareth de Galiléa. 12 Y Jesus entró en el templo de Dios, y echó fuera á todos los que vendían y compraban en el templo, y derribó las mesas de los cambiadores, y los puestos de los que vendían palomas. 13 Y les dice: Escrito está: Mi casa será llamada casa de oracion, mas vosotros la habeis hecho cueva de ladrones. 14 Entonces vinieron á él ciegos y cojos en el templo, y los sanó. 15 Mas cuando los Príncipes de los Sacerdotes y los Escribas vieron las maravillas que hacía, y á los muchachos en el templo que clamaban diciendo Hosanna al Hijo de David, se indignaron. 16 Y le dijeron: ¿Oyes tú lo que dicen estos? Y Jesus les dijo: si, į No habeis jamas leido : de la boca de los infantes, y de los que maman perfeccionaste la alabanza ? 17 Y dejandolos salióse fuera de la ciudad á Bethania, y posó allí. 18 Y por la mañana cuando, volvía á la ciudad, tuvo hambre. 19 Y viendo una higuéra junto al camino se acercó á ella, y no hallando en ella sino hojas solamente, le dijo: Nunca jamas naz 8 Y una gran multitud de pue-ca de tí fruto. Y al punto se secó blo tendía sus vestidos por el ca-la la higuéra. |