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me enviará ahora mismo mas de já poco veréis al Hijo del hombre doce legiones de Angeles?

54 Mas cómo se cumplirían las Escrituras de que así conviene que se haga?

55 En aquella hora dijo Jesus á aquel tropel de gente i Habeis salido á prenderme como si fuese un ladron con espadas y palos? Todos los dias estaba sentado en medio de vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.

56 Mas todo esto fué hecho paraque se cumpliesen las Escrituras de los Profetas. Entonces le desampararon todos los discipulos, y huyeron.

57 Y los que habían preso á Jesus le llevaron á Cayfás Sumo Pontifice, en donde los Escribas y los Ancianos se hallaban congregados.

58 Y Pedro le seguía de lejos hasta el palacio del Sumo Pontifice, y habiendo entrado dentro, estabase sentado con los criados para ver el fin.

59 Y los Príncipes de los Sacerdotes, y los Ancianos, y todo el concilio, buscaban algun falso testimonio contra Jesus para darle la

muerte.

60 Y no le hallaban; y aunque vinieron muchos testigos falsos, no le hallaban. Al cabo vinieron dos testigos falsos.

61 Los cuales dijeron. Este dijo: puedo destruir el templo de Dios, y reedificarle en tres dias.

62 Y levantandose el Sumo Pontifice le dijo į No respondes nada? ¿Qué es lo que estos testifican contra tí?

63 Mas Jesus callaba: Y el Sumo Pontifice le dijo. Conjurote por Dios vivo que nos digas, si tú eres el Christo hijo de Dios?

sentado á la diestra del poder de Dios, venir en las nubes del cielo.

65 Entonces el Sumo Pontifice rompió sus vestidos diciendo : Blasfemado ha i Qué necesidad tenemos ya de testigos? He aquí ahora acabais de oir la blasfemia.

66 ¿Qué os parece? Y ellos respondiendo dijeron: Reo es de

muerte.

67 Entonces le escupieron en el rostro, y dieronle de bofetadas, y otros le herían á puñadas.

68 Diciendo: adivina Christo, quién te ha herido ?

69 Y Pedro entretanto estaba sentado en el patio. Y se llegó á él una mozuela diciendo; tú tambien estabas con Jesus el Galiléo.

70 Mas él negó delante de todos diciendo: No sé lo que dices.

71 Y saliendo él al portico vióle otra, y dijo á los que estaban allí : Este estaba tambien con Jesus Nazareno.

72 Y negó otra vez con juramento diciendo: No conozco á tal hombre.

73 Despues de poco se acercaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Ciertamente tú eres uno de ellos, porque tu habla te da bien á conocer.

74 Entonces comenzó á echar imprecaciones y á jurar, diciendo: No conozco tal hombre. Y luego cantó el gallo.

75 Y acordóse Pedro de las palabras que Jesus le había dicho : antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.

CAPITULO XXVII.

ENIDA la mañana, todos los de los Sacerdotes, y

✔ Príncipes

64 Y Jesus le dice: Tú lo has dicho. Y aun os digo que de aquí los Ancianos del pueblo, entraron

en consejo contra Jesus, para en- | labra, de lo cual el Presidente se tregarle á la muerte.

2 Y le llevaron atado, y le entregaron al Presidente Poncio Pilato.

3 Entonces Judas que le había entregado, cuando vió que había sido condenado, se arrepentió, y volvió las treinta monedas de plata á los Príncipes de los Sacerdotes y á los Ancianos.

4 Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron i Qué nos importa á nosotros? vieraslo tú.

5 Y arrojando las monedas de plata en el templo, y retirandose, fué y se ahorcó.

6 Y los Príncipes de los Sacerdotes tomando las monedas de plata, dijeron: no es licito ponerlas en el tesoro; porque es precio de sangre.

7 Y habido consejo, compraron con ellas el campo de un alfarero, para sepultura de los extrangeros.

8 Por lo cual fué llamado aquel campo: El campo de sangre hásta el dia de hoy.

maravillaba en gran manera.

15 Y en el dia de aquella fiesta acostumbraba el Presidente soltar uno de los presos al pueblo, cualquiera que este quería.

16 Y tenía á la sazon un preso muy famoso, llamado Barrabás.

17 Y habiendose ellos juntado, dijoles Pilato ¿á quién quereis que os suelte, á Barrabás, ó á Jesus llamado Christo?

18 Por que sabía que por envidia le habían entregado.

19 Y estando él sentado en su tribunal, su muger le envió á decir: No te metas con aquel justo. Porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.

20 Mas los Príncipes de los Sacerdotes persuadieron á la multitud que pidiesen á Barrabás, é hiciesen morir á Jesus.

21 Y respondiendo el Presidente les dijo į A cuál de los dos quereis que os suelte? Y ellos dijeron á Barrabás.

22 Pilato les dijo: ¿Qué haré pues de Jesus llamado Christo? Dicenle todos; sea crucificado.

9 Entonces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías que dijo: Y tomaron las treinta monedas de plata, precio del apre-i Pues que mal ha hecho? Pero

ciado, al cual apreciaron los hijos de Israel.

10 Y dieronlas por el campo del alfarero, así como me lo ordenó el Señor.

11 Y Jesus fué presentado ante el Presidente, y el Presidente le preguntó diciendo į Eres tú el Rey de los Judios? Jesus le dice: tú lo dices.

12 Y siendo acusado por los Príncipes de los Sacerdotes, y de los Ancianos, nada respondió.

13 Entonces Pilato le dice i no oyes cuantas cosas atestiguan, contra tí?

23 Y el Presidente les dijo

ellos gritaban mas y mas diciendo: sea crucificado.

24 Viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía mayor el alboroto, tomando agua lavóse las manos delante de la multitud, diciendo: Inocente soy de la sangre de este justo: allá os lo veais vosotros.

25 Y respondiendo todo el pueblo dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

26 Entonces soltóles Barrabás, y habiendo hecho azotar á Jesus, entrególe, paraque fuese crucificado. 27 Entonces los soldados del

14 Y Jesus no le respondió pa- | Presidente llevaron á Jesus al pre

torio, y juntaron al rededor de él toda la cohorte.

28 Y desnudandole, le vistieron un manto de grana.

29 Y pusieron sobre su cabeza una corona tegida de espinas, y una caña en su mano derecha, é hincando la rodilla delante de él, le escarnecían diciendo, Dios te salve Rey de los Judios.

30 Y escupiendole, tomaron la caña, y heríanle en la cabeza.

31 Y despues que lo hubieron escarnecido, desnudaronle del manto, y vistieronle sus ropas, y le llevaron á crucificar.

32 Y al salir fuera hallaron un hombre de Cyrene llamado Simon, al cual compelieron á cargar con la cruz.

33 Y cuando llegaron á un lugar llamado Golgotha, que quiere decir lugar de la calavera.

34 Dieronle á beber vinagre mezclado con hiel: Y habiendole gustado no quiso beber.

35 Y despues que le hubieron crucificado repartieron sus vestidos echando suertes. Paraque se cumpliese lo que fué dicho por el Profeta. Repartieronse mis vestidos, y sobre mi tunica echaron

suertes.

36 Y sentados allí le guardaban. 37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita : ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDIOS.

38 Entonces crucificaron con él dos ladrones: uno á la derecha, y otro á la izquierda.

39 Y los que pasaban, le decían injurias meneando la cabeza.

40 Y diciendo: Tú que destruyes el templo, y en tres dias lo reedificas, sálvate á tí mismo: Si eres hijo de Dios, desciende de la

cruz.

41 Asímismo escarneciendole

tambien los Príncipes de los Sacerdotes con los Escribas y los Ancianos decían.

42 A otros salvó, y á sí mismo no puede salvarse: si él es Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y le creeremos.

43 Confió en Dios: librelo ahora si le quiere: pues dijo: Hijo soy de Dios.

44 De la misma manera le improperaban los ladrones, que estaban crucificados con él.

45 Y desde la hora sexta quedó toda la tierra cubierta de tinieblas hásta la hora de nona.

46 Y cerca la hora de nona Jesus exclamó con grande voz diciendo: Elí Elí Lama Sabacthaní, que quiere decir: Dios mio, Dios mio, ¿porqué me habeis desamparado ?

47 Y algunos de los que estaban allí, cuando lo oyeron decían: A Elías llama este.

48 Y luego corriendo uno de ellos tomó una esponja, y empapóla en vinagre, poniendola en una caña, dabale de beber.

49 Y los otros decían: Dejad, veamos si viene Elías á librarle.

50 Mas Jesus habiendo otra vez clamado con grande voz, entregó el espíritu.

51 Y he aquí el velo del templo se rasgó en dos partes de arriba abajo, y tembló la tierra, y las piedras se hendieron.

52 Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido se levantaron.

53 Y saliendo de los sepulcros despues de la resurreccion de él, vinieron á la ciudad santa, y aparecieron á muchos.

54 Y cuando el centurion y los que estaban con él guardando á Jesus, vieron el terremoto, y las cosas que habían acontecido, tu55 Y había allí muchas mugeres mirando de lejos, que habían seguido á Jesus desde Galiléa sirviendole.

vieron gran miedo, y decían: Ver- | el primer dia de la semana, vino daderamente este era Hijo de Dios.

56 Entre las cuales estaba María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Joses, y la madre de los hijos de Zebedeo.

57 Y llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimathea llamado Joseph, el cual era tambien discipulo de Jesus.

58 Este fué á Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesus: Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.

59 Y tomando Joseph el cuerpo, envolvióle en una sabana limpia.

60 Y pusóle en un sepulcro suyo nuevo, que había labrado en una peña, y revuelta una gran piedra á la entrada del sepulcro fuése. 61 Y estaban allí María Magdalena, y la otra María sentadas en frente del sepulcro.

62 Y el dia inmediato que sigue á la preparacion de la Pascua, los Príncipes de los Sacerdotes y los Fariseos llegaron juntos á Pilato,

63 Diciendo: nos acordamos, que aquel impostor dijo aun viviendo: Yo resucitáré despues del tercer dia.

64 Manda pues que el sepulcro se guarde hásta el tercer dia; no sea que vengan sus discipulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo. Resucitó de entre los muertos: Y será el ultimo error peor que el primero.

65 Diceles Pilato: Guardasteneis: id y guardadle como entendais. 66 Y yendo ellos aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, y poniendo guardas.

CAPITULO XXVIII.

V LA vispera del Sabado, así como empezaba á amanecer

María Magdalena, y la otra María á ver el sepulcro.

2 Y he aquí hubo un gran terremoto, porque el Angel del Señor descendiendo del cielo vino, y revolvió la piedra, y estaba sentado sobre ella :

3 Y su aspecto era como un relampago, y su vestido blanco como la nieve.

4 Y por miedo de él estremecieronse los guardas, y quedaron

como muertos.

5 Y el angel tomando la palabra dijo á las mugeres: no hayais miedo vosotras, porque sé que buscais á Jesus que fué crucificado.

6 No está aquí: porque ha resucitado como dijo: venid, y ved el lugar donde fué puesto el Señor.

7 E id presto, y decid á sus discipulos que ha resucitado de entre los muertos. Y he aquí va delante á Galiléa: Allí le veréis. He aquí os lo he dicho.

8 Y ellas salieron al punto del sepulcro, con temor y con grande gozo, y corrieron á dar las nuevas á sus discipulos.

9 Y he aquí Jesus les sale al encuentro diciendo, Dios os guarde. Y ellas se llegaron á él, abrazaronle sus pies y le adoraron.

10 Entonces les dice Jesus: No temais: id, y dad las nuevas á mis hermanos que vayan á Galiléa, y allí me verán.

11 Y mientras ellas iban, he aquí algunos de los guardas fueron á la ciudad, y dieron aviso á los Príncipes de los Sacerdotes de todo lo que había acontecido.

12 Y habiendose juntado con los Ancianos y habido consejo, dieron una gran suma de dinero á los soldados.

13 Diciendo: decid, vinieron sus discipulos de noche, y le hurtaron

mientras nosotros estabamos durmiendo.

14 Y si esto llegase á oidos del Presidente, nosotros le persuadiremos, y mirarémos por vuestra seguridad.

15 Y ellos tomando el dinero, hiciéron conforme se les había instruido. Y esta voz es general entre los Judios aun hoy dia.

16 Entonces los once discipulos, se fueron á Galiléa al monte donde Jesus les había mandado.

17 Y cuando le vieron, le adoraron, mas algunos dudaban.

18 Y llegando Jesus les habló diciendo: toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

19 Yd pues, y enseñad á todas las gentes, bautizandolas en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espiritu Santo,

20 Enseñandolas á guardar todas las cosas que os he mandado. Yhe aquí yo estoy con vosotros todos los dias hasta el fin del mundo, Amen.

EL SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCHRISTO SEGUN SAN MARCOS.

P

CAPITULO I.

RINCIPIO del Evangelio de Jesu Christo Hijo de Dios. 2 Como está escrito en los Profetas: He aquí envio mi Angel delante de tu faz, que prepare el camino delante de tí.

3 Voz del que clama en el desierto. Preparad el camino del Señor, haced derechas sus veredas.

4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicába el bautismo de penitencia para remision de pecados.

5 Y salía á él toda la tierra de Judea, y los de Jerusalem, y eran todos bautizados en el rio Jordan, confesando sus pecados.

6 Juan andaba vestido de pelos de camello, y con un cinto de cuero al rededor de sus lomos, y comía langostas y miel silvestre

7 Y predicaba diciendo: En pos de mí viene uno, la correa de cuyos zapatos no soy digno de encorvarme á desatar.

8 Yo ciertamente os he bautizado con agua; mas él os bautizárá con el Espíritu Santo.

9 Y aconteció en aquellos dias que Jesus vino de Nazareth de

Galiléa: y fué bautizado de Juan en el Jordan,

10 Y luego subiendo del agua, vió los cielos abiertos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.

11 Y se oyó una voz de los cielos que decía: tú eres mi Hijo amado en quien tengo puesta toda mi complacencia.

12 E inmediatamente el Espíritu le impele al desierto.

13 Y estuvo allí en el desierto quarenta dias, y era tentado de Satanás, y estaba con las fieras, y los Angeles le servían.

14 Mas despues que Juan fué encarcelado, Jesus vino á Galiléa predicándo el Evangelio del reyno de Dios.

15 Y diciendo: cumplido se ha el tiempo, y el reyno de Dios está cerca. Arrepentios y creed el Evangelio.

16 Y andando junto la mar de Galiléa vió á Simon y á Andres su hermano que echaban la red en la mar, pues eran pescadores.

17 Y Jesus les dijo: Venid en pos de mí, y yo haré que seais pescadores de hombres.

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