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SERMON SOBRE EL PEQUEÑO NUMERO DE LOS ESCOGIDOS.

Multi sunt vocati; pauci verò electi.
Muchos son los llamados; pero pocos los escogidos.
Mat., c. XX, v. 16.

Voy á anunciaros, cristianos, una de las verdades mas terribles de nuestra santa religion, la verdad mas espantosa, una verdad que es el terror del cristiano tibio ó relajado: muchos son los llamados; pero pocos los escogidos: multi sunt vocati; pauci verò electi. ¡Qué cosa mas tremenda que morir en pecado mortal, en la impenitencia, enemigo de Dios y cargado de su maldicion, ser desterrado para siempre de la gloria y condenado á arder eternamente en el infierno! ¿Puede haber una desgracia mas horrorosa ni mas funesta? Pues voy á mostraros que tal será la suerte de muchos cristianos: que se salvarán pocos: que se preservarán pocos de caer en el infierno: multi sunt vocati; pauci verò electi. No hay una verdad mejor probada que esta en los libros santos: la fé, la autoridad, la razon y la experiencia contribuyen á darnosla á conocer y la prueban victoriosamente. Hermanos mios, el infierno es tan espantoso y las llamas eternas son un mal tan grande, que aun cuando no hubiera de condenarse mas que un solo hombre, todos los demas deberian temblar y temer ser aquel desdichado en quien ejercitase Dios sus venganzas. La gloria es una cosa tan excelente y de tanto precio y la felicidad del cielo tan grande é incomprensible, que aun cuando solo uno hubiera de ser privado de ella, deberian de temer todos ser el desgraciado que no hubiese de gozar de la presencia de Dios. Pues ¡cuál no debe ser nuestro terror sabiendo por la fé y estando ciertos de que se condenarán en el infierno un número casi infinito de hombres y que se abrirá á pocos el cielo, esa mansion de paz y delicias! Pecadores que vivís en

una falsa y funesta seguridad, que no hablais mas que de la infinita misericordia de Dios, que os lisonjeais siempre con la esperanza del perdon de vuestros pecados sin pensar no obstante en convertiros mirando como cosa facilisima vuestra conversion, escuchad esta terrible verdad y temblareis, y si teneis algo de fé os convertireis, despertareis con este trueno de vuestro profundo sueño, saldreis de vuestro letargo. Siento pues mi proposicion dividida en dos partes: en la primera os mostraré que se salvarán muy pocos aun entre los cristianos. Pero ¿por qué será tan pequeño el número de los escogidos? Eso lo vereis en la segunda parte.

Espíritu divino, llenadnos de un temor saludable que nos haga aprovechar de estas verdades terribles: os lo pedimos por la intercesion de vuestra castisima esposa: Ave, Maria.

Primer punto.

El temor es una virtud muy recomendada en los libros santos; es el principio de la sabiduría; y el profeta David pedia á Dios en el fervor de su oracion ser penetrado de él hasta la medula de sus huesos. Cuando este temor es tal como le pide Dios, nos infunde un santo horror al pecado y un saludable anhelo por obrar el bien. Pues no veu cosa mas á propósito para imbuirnos de este temor santo que pensar seriamente en el pequeño número de los escogidos. Mi intento al predicaros esta terrible verdad no es desalentaros, sino aterraros santamente, llenaros de un temor saludable é infundiros el deseo ardiente de trabajar sin descanso para ser un dia del número de los pocos escogidos.

Pero es verdad que se salvarán tan pocos? Sí, cristianos, no hay cosa mas cierta, no hay verdad mejor demostrada que esta en las santas escrituras. Las figuras del antiguo testamento, las palabras expresas de nuestro Señor Jesucristo y de sus apóstoles nos la atestiguan, y está autorizada por el testimonio de todos

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