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pueblo de Dios: que no habiais alcanzado misericordia, mas aora habeis alcanzado misericordia*. El segundo impedimento está ó se pretende estár de parte de la misma Sión, la cual se supone ya incapaz de otra cosa, que de desprecio y vilipendio. Uno y otro impedimento se presenta en tono tan decisivo, y con tan gran satisfaccion, que segun ellos parece que no queda lugar á la duda ó la sospecha. No obstante, si nos acercamos un poco mas, si los miramos con alguna particular atencion, si llegamos á tocarlos con la mano, descubrimos al punto con admiracion y pasmo, que el primero estriba únicamente sobre un puro sofisma, y el segundo sobre una insigne falsedad.

PRIMER IMPEDIMENTO.

177. La sustancia de este primer impedimento se reduce en pocas palabras á este discurso: Dios no puede tener dos esposas diversas, asi como no puede tener dos Iglesias diversas, porque la esencia de la Iglesia y de la esposa de Dios, esto es, de la parte activa de la misma Iglesia (que es la que propiamente se llama esposa madre, &c.) es la unidad: luego Sión no puede ser llamada otra vez y asunta de nuevo á la dignidad de esposa de Dios, que tuvo en otros tiempos. El antecedente es, no solo cierto sino dogma de fe. La consecuencia se prueba así: para que Sión pueda volver á ser esposa de Dios, es necesario que la esposa actual que entró en su lugar, caiga en algun tiempo en la desgracia del esposo y en el mismo infortunio en que cayó Sión: así como fué necesario que cayese Sión y fuese arrojada de casa, para que entrase á reinar la esposa actual. A este propósito se dice en Isaías: Estrecha es la cama, de modo que uno de los dos ha de caer; y una manta

lectam : et non misericordiam consecutam, misericordiam consecutam. - Ad Rom. ix, 25.

Qui aliquando non populus, nunc autem populus Dei: qui non consecuti misericordiam, nunc autem misericordiam consecuti. 1 Pet. ii, 10.

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corta no puede cubrir al uno, y al otro*. Aora pues: es cierto é innegable, segun las promesas infalibles del esposo mismo, que la esposa actual que entró en lugar de Sión, no puede jamas caer de su gracia, ni ser tratada con el mismo rigor: luego es imposible que Sión vuelva jamas á la dignidad de esposa de Dios. Si alguno duda de las promesas del esposo, vedlas aquí: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ellat. Mas yo he rogado por tr (le dijo el Señor á S. Pedro), que no falte tu fe‡. Y mirad (añade) que yo estoy con vosotros todos los dias hasta la consumacion del siglo§.

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178. ¡O amigo! No ves ya con tus ojos lo que te decia poco ha? ¿Será posible que pases sobre un sofisma tan grosero sin advertirlo ó sin darte por entendido? ¿Ignoras que este mismo sofisma fué el que alucinó á mis Judios, el que les hizo increibles las amenazas de su Dios, el que les hizo ininteligibles y aun invisibles sus Escrituras? Oyeme aora solamente estas dos palabras. Primera: las promesas del esposo que alega á su favor y contra Sion la parte contraria, ¿á quien se hicieron? Direis sin duda, ni podeis decir otra cosa, que se hicieron á la Iglesia que debia establecerse y como fundarse de nuevo desde este punto, y hasta en siglo, despues del Mesías, y en consecuencia de su doctrina, de sus ejemplos, de su pasion y muerte, de su resurreccion, de su ascension al cielo, y de la efusion del Espíritu Santo. Yo paso un poco mas adelante y pregunto mas. Esta iglesia cristiana fundada por el Mesías no estuvo

* Coangustatum est enim stratum, ita ut alter decidat : et pallium breve utrumque operire non potest. Isai. xxviii, 20.

Tu es Petrus, et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam, et portæ inferi non prævalebunt adversùs eam. - Mat. xvi, 18. Ego autem rogavi pro te ut non deficiat fides tua. xxii, 32.

Luc.

§ Et ecce ego vobiscum sum omnibus diebus usque ad consummationem sæculi. Mat. xxviii, 20.

-

Ex hoc nunc, et usque in sæculum.

- Ps. cxx, 8.

mucho tiempo en sola los Judios? La parte activa y principal de esta iglesia, que es la que llamamos nuestra madre santa, y por consiguiente la esposa de Dios, ¿no estuvo muchos años en Jerusalén y en solos los Judios? ¿No se les dió á estos solos inmediatamente de mano del esposo, toda la potestad espiritual, toda la jurisdiccion de ligar y desatar*, todo el gobierno y disposicion, y direccion de la misma iglesia? ¿No floreció esta iglesia en Jerusalén y en solos los Judios con una santidad y perfeccion tan admirables y tan conformes á la institucion de Cristo, cual nunca se ha visto despues de ellos en todos los siglos posteriores? Todo esto es cierto é innegable por la historia sagrada.

179. Con todo esto, la Iglesia santa, fundada por el Mesías en Jerusalén y en solos los Judios, dejó poco despues á los Judios (ó ellos la dejaron, no queriendo entrar en ella) y se pasó á las gentes, y esto tan del todo, como si para ellas solas se hubiese fundado. El centro de unidad de la Iglesia cristiana, que el mismo esposo habia puesto en Jerusalén, lo sacó de Jerusalén y lo puso en Roma, para mayor bien y comodidad de las mismas gentes. Todo lo activo de la misma Iglesia se quitó á los antiguos colonos ó labradores, y se les dió á otros nuevos en consecuencia de la sentencia que ya estaba dada: arrendará su viña á otros labradores+. Aora bien en esta conmutacion faltó el esposo á su real palabra? ¿No quedaron tan intactas sus promesas como la Iglesia misma á quien se habian hecho? ¿No hubiera sido una insigne estulticia en Jerusalén y en los Judios, alegar estas promesas del esposo, para probar que la Iglesia activa no podia pasarse á las gentes, ni el centro de unidad á Roma? Se espera con ansia la disparidad: y entre tanto decimos resueltamente, que el primer impedimento que se alega contra Sión, es nulo y de ningun valor, pues se funda en un equívoco ó juego de palabrás. Demas de esto se debe observar, que la parte contraria pretende alegar á su favor aquellas pro

* Ligandi, atque solvendi. Vide Mat. xvi, 19.

+ Vineam suam locabit aliis agricolis.

-Vide Mat. xxi, 41.

mesas generales, hechas á la Iglesia cristiana, formada de las gentes, como si hablasen con ella sola. Mas las promesas que hablan directa é inmediatamente con Sión, de que están llenas las Escrituras, estas se miran con otros ojos: estas son de ningun valor, estas no pueden entenderse como se leen: estas, &c. Mas ¿por qué razon? ¿Con qué fundamento? ¿Con qué justicia?

180. Pero amigo mio: este es un punto gravísimo que pide una observacion particular. Os remito por aora al fenómeno siguiente donde procurarémos tratarlo mas de propósito, y mas á fondo, no dejándolo solamente en un puede ser. Traed á la memoria entretanto, lo que queda dicho de las gentes cristianas en el fenómeno iii, especialmente sobre la bestia de dos cuernos, y sobre la muger sentada en la bestia, &c.

SEGUNDO IMPEDIMENTO.

El repudio de Sión.

181. El segundo impedimento se pretende estár de parte de Sión misma.

Esta, dicen, no puede volver á ser esposa de Dios. Por qué? Porque es una esposa repudiada, y repudiada en toda forma, como prescribia la ley. Preguntad aora de donde consta este repudio, y os remiten por toda respuesta al capítulo 1, de Isaías, y al capítulo iii de Jeremías. Estos son los únicos instrumentos que se han podido hallar en todos los archivos. Examinémoslos con atencion y separadamente.

182. Cuanto al primer instrumento que es el primer versículo del capítulo 1, de Isaías, se debe observar en primer lugar, que este capítulo no pueden separarse de modo alguno, sin una manifiesta violencia, del capítulo antecedente; porque no son dos asuntos diversos, sino uno solo el que en ellos se trata. Ya hemos observado poco ha, lo que se trata en todo el capítulo xlix. Hemos notado, que quien habla en todo él, desde la primera hasta la última palabra, es el Mesías mismo, ó el Espíritu de Dios en per

sona suya. Hemos notado en particular, que primero habla con todos los pueblos de la tierra, y á estos no les habla de otra cosa, que de su primera venida y de todas sus resultas: llegando al ver. 14 vuelve los ojos y toda su atencion á otra parte: esto es á Sión, que allí mismo se representa como abandonada de Dios, y de su Mesías, diciendo en medio de su llanto: Me ha desamparado el Señor, y el Señor se ha olvidado de mi*. Se hace cargo de la causa de su dolor: da muestras las menos equívocas de compasion y de ternura: y como olvidado de todo otro interes, empieza luego á consolarla, y prosigue hablando con ella siempre palabras de consuelo hasta el fin del capítulo.

183. Es visible y clarísimo por todo el contesto, que este discurso del Mesías á Sión, no se termina aquí, ni se divierte á otro asunto, ni á otra persona. El mismo Mesías prosigue el mismo discurso en el capítulo 1. Solamente se nota esta pequeña diferencia de ningun momento para el caso: que acabando de hablar con la madre Sión en el capítulo xlix; en el 1, se vuelve á sus hijos como si estuviesen allí presentes, y les hace estas dos preguntas: primera: ¿Qué libélo de repudio es este, (ó cual es este) por el cual yo deseché á vuestra madre+? Segunda: ¿6 quién es mi acreedor á quien os he vendido? De estas dos preguntas, si se separan de todo el contesto, ó si no quieren mirarse como preguntas, es bien fácil concluir, que Dios ha repudiado á Sión y ha vendido á sus hijos por esclavos; mas atendido todo el contesto, como debe atenderse, se concluye evidentemente todo lo contrario: esto es, que no ha habido tal repudio de la madre, ni tal venta de sus hijos. Los que miran su estado actual de abandono, de abatimiento, de servidumbre, y todo ello tan prolongado, podrán hacerlo ó pensarlo así: mas ¿con qué razon, dice

Dereliquit me Dominus, et Dominus oblitus est mei. - Isai. xlix, 14.

+ Quis est hic [seu qualis est hic] liber repudii matris vestræ, quo dimisi eam? - Ib. 1, 1.

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↑ Aut quis est creditor meus, cui vendidi vos ? —

Ubi supra.

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