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penitencia (que es lo único que hallámos de él en toda la Escritura), no veo como pueda ser la otra ála, ó el otro conductor de nuestra muger, con la cual no tiene otra relacion, que la que tiene el comun padre de todos los hombres.

113. Los intérpretes del Apocalipsis, exeptuando algunos pocos, sienten ó sospechan comunmente, que aquellos dos testigos vestidos de sacos, de quienes se habla en el capítulo xi que se han de oponer á la bestia, y ser perseguidos y muertos por ella, &c., serán Elías y Enóc; mas por el contesto mismo es fácil conocer, que estos dos testigos están tan lejos de significar dos personas singulares é individuales, como lo está la bestia misma, á la que se han de oponer, y que los ha de perseguir hasta la muerte. Basta leer atentamente lo que se dice de estos dos testigos, desde el v. 7, hasta el 14, para mirarlos como dos cuerpos religiosos y pios, ó como dos congregaciones de fieles ministros de Dios; los cuales, llenos de su divino Espíritu, se deberán oponer por providencia suya á la general iniquidad: Y daré á mis dos testigos, y profetizarán míl doscientos y sesenta dias, vestidos de sacos*. A estos, prosigue el testo, perseguirá furiosamente la bestia; pero Dios los protegerá visiblemente con prodigios estraordinarios, hasta que llenen los dias de su profecía, y entonces serán vencidos ó muertos por la bestia misma, con alegria y aplauso universal de los habitadores de la tierra: Y los moradores de la tierra se gozarán por la muerte de ellos, y se alegrarán : y se enviarán presentes los unos á los otros, porque estos dos profetas atormentarán á los que moraban sobre la tierrat. Despues de vencidos y muertos (concluye el testo) sus cuerpos yacerán insepultos por tres dias y medio en las plazas de la ciudad grande, que se llama espiritual

* Et dabo duobus testibus meis, et prophetabunt diebus mille ducentis sexaginta, amicti saccis. — Apoc. xi, 3.

+ Et inhabitantes terram gaudebunt super illos, et jucundabuntur : et munera mittent invicem, quoniam hi duo Prophetæ cruciaverunt eos, qui habitabant super terram. — Id. ib. 10.

mente Sodoma y Egipto*. Estas palabras, parecen la llave de todo el misterio. Si los dos testigos son dos personas singulares, ¿no basta para sus dos cadáveres una sola plaza? ¿ Dos solos cadáveres han de estár tendidos en las plazas de una ciudad tan grande+?

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114. Aora, ¿qué ciudad es esta que merece el nombre de Sodoma y Egipto? No se conoce por estas contraseñas, que se dice ciudad, así como se dice Sodoma y Egipto; esto es, por semejanza, no por propiedad? ¿No es este el modo de hablar de todo el libro divino del Apocalipsis? Muchos doctores graves, reparando bien en estas espresiones y modo de hablar, son de parecer, que aquí no se habla de alguna ciudad determinada (ni de Jerusalén futura, ni de Roma futura, segun diversos modos de pensar) sino generalmente de todo el mundo ó de toda la tierra; pues aunque el testo añade: donde el Señor de ellos fué tambien crucificado: esta circunstancia no es menos verdadera, hablando de todo el orbe de la tierra, que hablando solo de Jerusalén; fuera de que el Señor no fué crucificado en la ciudad de Jerusalén, sino fuera de ella. Yo me conformo casi enteramente sobre este punto con el parecer de estos doctores; y digo, casi enteramente porque no me parece necesario darle una gran estension á esta ciudad metafórica, que es llamada espiritualmente Sodoma y Egipto. Basta considerar su grandeza dentro de aquellos límites (bien espaciosos y celebérrimos) donde han florecido los cuatro grandes imperios, de que hablan las Escrituras: donde ha florecido el Cristianismo, y donde florecerá en otros tiempos con increible vigor el anticristianismo. De los otros países de nuestro globo, de aquellos principalmente de quienes dice Dios por Isaías: que no oyeron de mí, y no vieron mi glorias: de quienes dice en el mismo Isaías: Porque es* Corpora eorum jacebunt in plateis civitatis magnæ, quæ vocatur spiritualiter Sodoma, et Ægyptus. - Id. ib. 8.

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§ Qui non audierunt de me, et non viderunt gloriam meam.—Isai.

xlvi, 19.

tas cosas serán en medio de la tierra, en medio de los pueblos: como si algunas pocas aceitunas, que quedaron, se sacudieren de la oliva; y algunos rebuscos, despues de acabada la vendimia. Estos levantarán su voz, y darán alabanza: cuando fuere el Señor glorificado, alzarán la gritería desde el mar*: de aquellos de quienes se habla en Daniel: y ví, que habia sido muerta la bestia...Y que á las otras bestias se les habia tambien quitado el poder, y se les habian señalado tiempos de vidat... de estos países, digo, gentes y lenguas, tenemos que decir cuatro palabras en otra ocasion mas oportuna, pues ya esta parece una verdadera digresion.

115. Volviendo aora á nuestros dos testigos, considerados como dos cuerpos morales, decimos en suma y brevísimamente, que de ellos deberán salir todos ó los mas de aquellos mártires, que todavia falten para completar el número de los cooreinantes: de los cuales se dice espresamente en el capítulo xx, que han de resucitar en la venida de Cristo, juntamente con los otros mártires mas antiguos: las almas de los degollados ...y los que no adoraron la bestia... y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Los otros muertos no entraron en vida‡. Así, cuando á la apertura del cuarto sello del libro claman las almas de los mártires pidiendo justicia de su sangre derramada por Cristo, se les da á cada uno una estola blanca, que parece un nuevo grado de gloria, con la noticia de estár ya muy proxima su resurreccion: Y fueron dadas á cada uno de ellos

y

* Quia hæc erunt in medio terræ in medio populorum: quomodò si paucae olivæ, quæ remanserunt, excutiantur, ex olea : et racemi, cùm fuerit finita vindemia. Hi levabunt vocem suam, atque laudabunt: cùm glorificatus fuerit Dominus, hinnient de mari.-Isai. xxiv, 13, 14.

+ Et vidi quoniam interfecta esset bestia...Aliarum quoque bestiarum ablata esset potestas, et tempora vitæ constituta essent eis &c.- Dan vii, 11, 12.

Et animas deccollatorum... et qui non adoraverunt bestiam &c. et vixerunt, et regnaverunt cum Christo mille annis. Cæteri mortuorum non vixerunt.- Apoc. xx, 4, 5.

unas ropas blancas*: y se les dice, que descansen y esperen todavia un momento, mientras se completa el número de sus consiervos y hermanos, que van luego á ser muertos como ellos lo fueron †.

116. Aunque por las razones que acabo de apuntar, me parece que el santo Enóc no es la segunda ála que se ha de dar á la muger, no por eso me atrevo á negarlo del todo; pues los dos ministerios, el uno de dar penitencia á las gentes (ó antes ó despues de la venida del Señor), y el otro de conducir las tribus de Israél á la soledad, no son absolutamente incompatibles. No obstante, siguiendo la alusion que parece tan clara, á la salida de Egipto, se halla fácilmente una gran semejanza y proporcion entre Moisés y Elías, y no es fácil hallar alguna entre Aarón, y Enóc. Si se me pregunta aora, ¿quién será, ó quién podrá ser esta segunda ála, segun las Escrituras? Respondo con verdad que no lo sé. Las sospechas que sobre esto tengo, aunque veementísimas, no me atrevo à proponerlas aquí. Esto sería exitar inoportunamente una disputa inútil, capaz de distraernos á otra cosa, y hacer olvidar el asunto principal. Por aora basta decir, que esta segunda ála, compañera de Elías, como lo fué Aarón de Moises, será infaliblemente la que Dios ya tiene elegida.

ARTICULO VIII.

VERSICULOS 15 Y 16.

Y la serpiente lanzó de su boca en pos de la muger, agua como un rio, con el fin de que fuese arrebatada de la corriente. Mas la tierra ayudó á la muger: y abrió la * Et datæ sunt illis singulæ. -Apoc. vi, 11.

↑ Et dictum est illis, ut requiescerent adhuc tempus modicum, donec compleantur conservi eorum, et fratres eorum, qui interficiendi sunt, sicut illi. — Id, ib.

Ut det gentibus pœnitentiam.-Eccli. xliv, 16.

tierra su boca, y sorbió el rio, que habia lanzado el dra gon de su boca*.

117. Estas cuatro palabras como la corriente de un gran rio, nos llevan naturalmente, sin poder resistirlo, al paso del mar Rojo. Si se lee con esta advertencia el cap. xiv del Exodo, en él se halla la esplicacion de todo lo que aquí nos dice S. Juan: en él se entienden al punto las dos 'metáforas de que usa. Primera: el agua como rio que sale con violencia de la boca del dragon para alcanzar á la muger que huye, para detenerla y hacerla volver atrás. Segunda: la boca que abre la tierra en favor de la muger fugitiva, tragándose todo el gran rio de agua que va contra ella. Leido este capítulo del Exodo, no necesitámos de mas esplicacion; todo el enigma queda disuelto.

118. Cuando la muger misma de que hablámos, en los dias de su juventud, viéndose tan perseguida y aflijida en Egipto, voló ácia el desierto sobre las dos álas como de águila que se le dieron, ¿qué hizo Faraon? Yo voy, señor, á referir este gran suceso con la misma metáfora, y con las mismas espresiones y palabras de que usa S. Juan, sin otra alteracion que poner Faraon, donde dice Dragon, y mar donde tierra. Ved si podeis dejar de entenderme. Viendo Faraon que los hijos de Israél huian efectivamente de Egipto, y se encaminaban para el desierto, ayudados y conducidos por aquellas dos álas que Dios les habia dado, lleno de un nuevo furor é indignacion, arrojó de su boca una gran copia de agua, como un gran rio, para alcanzar por este medio á los fujitivos, y hacerlos volver á su servicio: y Faraon lanzó de su boca agua como un rio, con el fin de que fuesen arrebatados de la corriente: pero el mar ayudó á los hijos de Israél, porque abriendo su boca, se tragó toda el agua que Faraon habia echado de la su

Et misit serpens ex ore suo post mulierem aquam tamquam flumen, ut eam faceret trahi à flumine. Et adjuvit terra mulierem: et aperuit terra os suum, et absorbuit flumen, quod misit draco de ore suo. - Apoc. xii, 15 et 16.

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