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Del mismo. Y serán en toda la tierra, dice el Señor: dos partes de ella serán dispersas, y perecerán: y la tercera parte quedará en ella. Y pasaré por fuego la tercera parte, y los purificaré como se quema la plata, y los acrisolaré, como es acrisolado el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré. Diré: Pueblo mio eres; y el dirá: Señor Dios mio *.

124. Parece que estos pocos lugares, aunque no hubiese otros, bastan y sobran para asegurarnos de la promesa divina de que hablamos. Oidme aora, amigo, dos palabras, y dadme atencion. Lo que se dice y promete en estos, y otros lugares semejantes de la divina Escritura, ó se cumplió ya plenamente en los tiempos anteriores al Mesías, ó no se ha cumplido de modo alguno hasta el dia de hoy. Entre estas dos cosas, no hay medio alguno razonable; porque ni en los dias del Mesías, ni en los siglos que han corrido despues del Mesías, se ha podido esto cumplir, piénsese como se pensare; antes por el contrario se ha cumplido en este tiempo posterior al Mesías, todo lo que estaba escrito en contra de Israél: Porque estos son dias de venganza, para que se cumplan todas las cosas, que están escritas. Entre otras cosas, una de ellas es esta, que tambien está escrito, y ninguno se la disputa : Israél dejará de ser pueblo de Dios, y Dios mismo dejará de ser su Dios: vosotros no sois mi pueblo y yo no seré vuesro... Será muerto el Cristo: y no será mas suyo el pueblo que le negará †.

155. No queda, pues, otra cosa que decir, sino que todo se cumplió en los tiempos anteriores al Mesías. Mas

* Et erunt in omni terra, dicit Dominus: partes duæ in ea dispergentur, et deficient: et tertia pars relinquetur in ea. Et ducam tertiam partem per ignem, et uram eos sicut uritur argentum, et probabo eos sicut probatur aurum. Ipse vocabit nomen meum, et ego exaudia meum. Dicam: Populus meus est; et ipse dicit: Dominus Deus meus.-Zachar. xiii, 8, 9.

+ Vos non populus meus, et ego non ero vester... occidetur Christus et non erit ejus populus, qui eum negaturus est, Osee. i, 9; Dan. ix, 26.

¿cuando? ¿Acaso en la vuelta de Babilonia en tiempo de Ciro, ó Artajerjes? Sí: en este tiempo, pues no hay otro recurso en el sentido que llaman literal. Ved aora la consecuencia natural y legítima que de aquí se sigue. Todas estas profecías, decís, hablan literalmente de la vuelta de Babilonia, y en ella se cumplieron literalmente en sentido literal: luego todas estas profecías, digo yo, y tantas otras del todo semejantes, son profecías apócrifas, son fingidas, son falsas, y los que se atrevieron á publicarlas en el nombre santo de Dios vivo, fueron en esto unos verdaderos seductores. La consecuencia parece legítima y forzosa. Para conocer un profeta falso, por quien no habla el Espíritu Santo nos da una regla general cierta é indubitable el mismo Espíritu Santo: Tendrás esto por señal: nos dice en el capitulo xviii del Deuteronomio, ver. 22: Si lo que aquel profeta hubiere vaticinado en el nombre del Señor, no se verificare: esto no lo habló el Señor, sino que se lo forjó el profeta por orgullo de su corazon*. Conque si las profecias de que hablamos anuncian y prometen en el nombre del Señor, para la vuelta de Babilonia, cosas que entonces no se vieron ni se han visto jamás, con esto solo podemos concluir seguramemte, que todas son falsas y fingidas: que el Espíritu de Dios no habló, ni pudo hablar en ellas: y que estos que se llaman profetas las fingieron todas por orgullo de su corazon. Si el decir esto se juzga con suma razon una verdadera blasfemia solo digna de algun filósofo Anticristiano, deberémos confesar de buena fe, que dichas profecías no se enderezan de modo alguno á la vuelta de Babilonia; sino que anuncian para otros tiempos todavia futuros.

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126. Si quereis aora aseguraros mas de esta verdad, y quedar plenamente satisfecho, y enteramente convencido, volved á leer las profecías que acabamos de apuntar: en

• Hoc habebis signum: Quod in nomine Domini propheta ille prædixerit, et non evenerit: hoc Dominus non est locutus, sed per tumorem animi sui propheta confinxit. Deut. xviii, 22.

ellas mismas hallareis al punto, sin otro estudio, la suma improporcion y la dificultad insuperable.

127. Primero: los que volvieron de Babilonia no fueron ciertamente todas las congregaciones ó familias, ó tribus de Israél, pues las diez tribus pertenecientes al reino de Samaría, que llevó cautivas à la Siria Salmanasar, no volvieron entónces, ni han vuelto jamás. Apenas se puede colegir de toda la historia sagrada que volviese algun individuo (cuyo padre ó abuelo se hallaba verosimilmente en Judea, cuando sucedió el cautiverio de las diez tribus, y despues fué llevado á Babilonia junto con los Judios) y no obstante las profecías anuncian, en el nombre del Señor, y prometen esta vuelta, y todos los otros bienes que deben acompañarla, y seguirla, á todas las tribus, cognaciones, ó familias de Israél: En aquel tiempo, dice el Señor: Seré el Dios de todas las parentelas de Israél, y ellas serán mi pueblo. Esto dice el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo, que habia quedado de la espada: irá Israél á su reposo*.

128. Lo segundo los que volvieron de Babilonia, no volvieron libres, sino del todo sujetos al rey de Babilonia, y á sus ministros, á sus gobernadores, á sus exactores: volvieron cargados del mismo yugo, y arrastrando las mismas cadenas que cargaban en Babilonia, y con que quedaron los que no volvieron, que fué la mayor y máxima parte. Y no obstante, las profecías anuncian, en el nombre del Señor, y prometen á todas las cognaciones de Israél todo lo contrario: cuando quebrantáre las cadenas del yugo de ellos,

y

los librare de los que los dominan... no le dominarán mas los estraños: sino que servirán al Señor su Dios, y á David su rey, al que levantaré para ellos+.

* In tempore illo, dicit Dominus: Ero Deus universis cognationibus Israël, et ipsi erunt mihi in populum. Hæc dicit Dominus: Invenit gratiam in deserto populus, qui remanserat à gladio: vadet ad requiem suam Israël. — Jerem. xxxi, 1, et 2.

↑ Cùm contrivero catenas jugi eorum, et eruero eos de manu imperantium sibi... non dominabuntur ei ampliùs alieni: Sed servient

129. Tercero los que salieron de Babilonia padecieron grandes oposiciones de todos sus vecinos, siéndoles necesario para edificar el templo y la ciudad, trabajar con una mano, y pelear con otra. Despues de esto, siempre vivieron entre inquietudes, temores y sobresaltos; siempre tuvieron enemigos terribles, que tal vez intentaron esterminarlos enteramente, y poco les faltó para conseguirlo: y no obstante, los Profetas anuncian, en el nombre del Señor, y prometen á todo Israel todo lo contrario: morarán confiados sin ningun espanto*.

130. Cuarto: los que volvieron de Babilonia, no tuvie ron jamás rey propio de la familia de David, pues Zorobabel, que volvió con ellos, ni fue su rey, ni tuvo otro puesto ni otro título que el de mero conductor, y todos sus hijos y descendientes fueron eu adelante hombres particulares, de quienes nada se sabe, hasta S. José que fué un carpintero, y no obstante, las profecias anuncian, en el nombre del Señor, y prometen á todo Israél todo lo contrario: y será solo un rey que los mande á todos:... Y mi siervo David será rey sobre ellost.

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131. Quinto los que volvieron de Babilonia fueron otra vez arrancados de su pátria, y desterrados de nuevo, y es parcidos á todos vientos; en el cual estado perseveran desde Tito, ó Adriano, hasta el dia presente. Y no obstante, las profecías anuncian, en el nombre del Señor, y prometen á todo Israel todo lo contrario: Y los edificaré, y no los destruiré, y los plantaré, y no los arrancaré; y no removeré jamás á mi pueblo, á los hijos de Israél, de la tierra que les di.

132. Ultimamente: los que volvieron de Babilonia fueron algunos individuos del pueblo de Dios, los cuales por estar en Babilonią, no habian dejado de ser pueblo de Dios,

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Domino Deo suo, et David regi suo, quem suscitabo eis. Ezeq. xxxiv, 27, et Jerem. xxx, 8, et 9.

* Habitabunt confiden er absque ullo terrore -Ezeq. xxxiv, 28. + Et rex unus erit omnibus imperans ... Et servus meus David rex super eos. — Ezeg. xxxvii, 22, et 24.

ni Dios habia dejado de ser su Dios; por consiguiente volvieron tan pueblo de Dios como habian ido, sin diferencia alguna sustancial: y no obstante las profecías anuncian, en el nombre del Señor, y prometen á todos los hijos de Israel, como una cosa nueva y singular, que cuando vuelvan serán pueblo de Dios: Y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. ¿Qué significado real puede tener esta promesa, si solo se habla de la vuelta de Babilonia? Sabemos de cierto sin sospecha de duda, que Israél desde su infancia, fué siempre constantemente pueblo único de Dios, sin dejar de serlo un solo momento, y que solo dejó de serlo despues de la muerte del Mesías, ó despues que ya se obstinó en su incredulidad. En este supuesto indubitable ¿qué cosa mas impropia puede imaginarse, ni mas inverosímil que una promesa de Dios concebida en estos términos? Cuando volvieron de Babilonia algunos pocos de mi pueblo entonces serán mi pueblo, así estos pocos como todas las cognaciones ó familias de Israél, y yo seré su Dios: En aquel tiempo dice el Señor : Seré el Dios de todas las parentelas de Israél, y ellas serán mi pueblo. Semejante promesa supone evidentemente, que cuando se haya de cumplir, se hallará todo Israél en estado de no pueblo de Dios. Sin esto, así la promesa, como su cumplimiento será una implicacion ó una verdadera insulsez.

133. En suma: consideradas seriamente estas seis observaciones, que acabamos de hacer, parece que podrémos ya concluir con plena seguridad, que todas las profecías citadas poco ha, y otras semejantes, que hemos omitido, no pueden mirar á la vuelta de Babilonia, ni á todos los tiempos que precedieron al Mesías: por consiguiente las cosas que en ellas se anuncian y prometen al residuo de Israél, son todas reservadas para otros tiempos que todavia no han llegado, en los cuales se cumplirán plenamente sin faltarles un ápice. Esto es todo lo que por aora pretendemos. Tiempo tenémos, queriéndolo Dios, para espli

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