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CAPÍTULO IX.

8 Videntes autem turbæ timuerunt, et glorificaverunt Deum, qui dedit potestatem talem hominibus.

a

9 Et cùm transiret indè Jesus, vidit hominem sedentem in telonio, Matthæum nomine. Et ait illi: Sequere me. Et surgens, secutus est eum.

10 Et factum est discumbente eo in domo, ecce multi publicani, et peccatores venientes discumbebant cum Jesu, et discipulis ejus.

11 Et videntes Pharisæi, dicebant discipulis ejus: ¿Quare cum publicanis, et peccatoribus manducat Magister vester?

12 At Jesus audiens, ait : Non est opus valentibus medicus, sed malè habentibus.

13 Euntes autem discite quid est b: Misericordiam volo, et non sacrificium : Non enim veni vocare justos, sed peccatores.

14 Tunc accesserunt ad eum discipuli Joannis, dicentes ¿Quare nos, et Pharisæi jejunamus frequenter, discipuli autem tui non jejunant?

15 Et ait illis Jesus: Numquid possunt filii sponsi lugere, quamdiu cum illis est sponsus? Venient autem dies cum auferetur ab eis sponsus et tunc jeju

nabunt.

16 Nemo autem immittit commissuram panni rudis in vestimentum vetus: tollit enim plenitudinem ejus à vestimento, et pejor scissura fit.

17 Neque mittunt vinum novum in utres veteres. Alioquin rumpuntur utres, et vinum effunditur, et utres pereunt. Sed vinum novum in utres novos mittunt, et ambo conservantur.

es un blasfemo. El Señor los converce por sus mismos principios, y curando al paralítico con sola su palabra, les hace ver, que pues tiene potestad para curar los efectos del pecado, segun ellos creian, la tenia tambien para curar la causa, y por consiguiente tambien, que era Dios, que podia perdonarlos.

1 No se dice el efecto que hizo la evidencia de este milagro en el espíritu de los escribas; pero es de presumir, que quedaron tan obstinades, como lo eran antes de verle. La evidencia de la verdad en corazones corrompidos no hace otro efecto ordinariamente, que escitar la envidia, la cólera, la desesperacion. Cuando los phariseos no podian mirar los milagros del Salvador, los atribuian á artes diabólicas, y á secretos de magia: y no tenemos cosa que nos persuada, que estos escribas fuesen mas humildes, mas religiosos y mas dóciles que los phariseos. Las gentes sencillas del comun del pueblo, fueron las que viendo el prodigio, temieron y loaron á Dios, por haber dado tal potestad á los hombres. Por tal tenian al Señor, por no estar todavía persuadidos de su divinidad, bien que esta era una buena disposicion para creerlo.

2 Los otros Evangelistas le llaman Levi, porque era menos conocido por este nombre; pero él á sí mismo se nombra Matheo y publicano, sin temer declarar el empleo en que se hallaba de cobrar los tributos públicos, que era tenido por infame entre los Judíos. Véase el v. 46 del Cap. v. Se llamaba telonio, el banco, la mesa y lugar, en donde se cobraban las rentas públicas.

3 (Como consta del Evangelio de S. LUCAS v, y de SAN MARCOS 11.) De Matheo, el cual siguió al punto al Salvador; para manifestar su reconocimiento é interior regocijo, celebró un gran festin, al que convidó al Señor a sus discípulos y á muchos publicanos y compañeros suyos. Jesucristo quiso asistir á este convite, y hallarse en medio de estos publicanos y pecadores, como un médico lleno de caridad, que no puede curar á sus enfermos, sino sufriendo su hedor y molestia. S. GREGORIO NAZIANZENO.

* Quiso el Señor hacer conocer á los phariseos la malicia de su acusacion, diciéndoles que por los pecadores habia venido al mundo; esto es, por aquellos pecadores que reconociendo humildemente sus pecados, los destestaban y se enmendaban; y no por los sanos; esto es, por aquellos que teniéndose por sanos y justos, aunque en su corazon alimentasen la corrupcion, el orgullo y la hipocresía, semejantes á los frenéticos, parecian fuertes; pero su fuerza

23

8 Y cuando esto vieron las gentes, temieron, y loaron á Dios, que dió tal potestad á los hombres 1.

9 Y pasando Jesús de allí, vió á un hombre, que estaba sentado al banco, llamado Matheo. Y le dijo: Sígueme. Y levantándose le siguió.

10 Y acaeció que estando Jesús sentado á la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron á comer con él, y con sus discípulos.

11 Y viendo esto los phariseos, decian á sus discípulos; ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

12 Y oyéndolo Jesús, dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

13 Id pues, y aprended qué cosa es : Misericordia quiero, y no sacrificio : Porque no he venido á llamar justos, sino pecadores.

14 A esta sazon se llegaron á él los discípulos de Juan, y le dijeron: ¿Por qué nosotros y los phariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

15 Y Jesús les dijo: ¿Por ventura pueden estar tristes los hijos del esposo, mientras que está con ellos el esposo? Mas vendrán dias, en que les será quitado el esposo: y entonces ayunarán.

16 Y ninguno echa remiendo de paño recio en vestido viejo : porque se lleva cuanto alcanza del vestido, y se hace peor la rotura

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17 Ni echan vino nuevo en odres viejos. De otra manera, se rompen los odres, y se vierte el vino, y se pierden los odres. Mas echan vino nuevo en odres nuevos, y así se conserva lo uno y lo otro 8.

consistia en lo violento y grande de la fiebre que los consumia. S. AGUSTIN.

Este es un testo de OSEAS VI, 6, que los Judíos no querian entender. El Griego añade eis μetárolar, á penitencia; v. 33, como si dijera: yo estimo mas el sacrificio interior del y así lo cita tambien S. LUCAS, contando este mismo suceso, corazón que el esterior y carnal. Los llamó justos irónicamente, y en el mismo sentido en que Dios dijo á Adam: Hé aquí Adam, que es como uno de nosotros, Gén. III, 22, porque estos falsos justos se hacian indignos de la misericordia de Jesucristo, pretendiendo que la negase á los pecadores, y escluyéndose ellos de este número. S. JUAN CHRYsósтOMO.

6 SAN LUCAS, Cap. v, da á entender que los phariseos hicieron esta nueva tentativa ó insulto á Jesucristo por si comun suele atribuirse una cosa á aquel, por cuyo mandato, mismos. Mas en el estilo de la Escritura, y aun en el uso riseos con las respuestas del Salvador, se valieron de los consejo ó instigacion se hace. Confundidos, pues, los phaimitar la profunda humildad de su maestro, llegaron estos discípulos de S. Juan para atacarle de nuevo. Y en vez de á preguntar al Señor de un modo tan orgulloso, que merecia una severa reprension. Pero el Hijo de Dios se contentó con instruirlos, usando de la mayor dulzura y diciéndoles : Que mientras los hijos del esposo no podian estar tristes, que el esposo estaba en su compañía. Esta es una frase hebrea; y así los hijos del esposo, no quiere decir otra cosa, que sus amigos ó compañeros; haciendo alusion á la costumbre que habia antiguamente, de dar á los que se ceremonias de su boda, y estos se llamaban los hijos del casaban, algunos jóvenes que los acompañasen en todas las esposo.

MS. En uestidura uiedra.

7 La version antigua: Quita su fortaleza del vestido viejo, y es mayor la rotura.

8 Los odres y el vino. Con todas estas comparaciones quiso dar á entender el Salvador, que sus discípulos, como todavía no habian sido renovados por el Espíritu Santo, no debian ser cargados con escesivas obras de penitencia. Pero luego de Jesucristo, su vida fue una continua mortificacion. Enque les fue quitado el esposo; esto es, despues de la muerte seña tambien con esto, que no se ha de atender tanto á la sustancia de la ley, ó que por esta faltemos á los deberes mortificacion, que se crea estribar en ella precisamente la esenciales de nuestro propio estado.

a Marc. n, 14. Luc. v, 27.-b Thimoth. 1, 15.- Marc. п, 18. Luc. v,

32,

a

18 Hæc illo loquente ad eos, ecce princeps unus accessit, et adorabat eum, dicens: Domine, filia mea modò defuncta est: sed veni, impone manum tuam super eam, et vivet.

19 Et surgens Jesus, sequebatur eum, et discipuli ejus.

20 Et ecce mulier, quæ sanguinis fluxum patiebatur duodecim annis, accessit retro, et tetigit fimbriam vestimenti ejus.

21 Dicebat enim intrà se: Si tetigero tantùm vestimentum ejus: salva ero.

32 At Jesus conversus, et videns eam, dixit: Confide filia, fides tua te salvam fecit. Et salva facta est mulier ex illa hora.

23 Et cùm venisset Jesus in domum principis, et vidisset tibicines et turbam tumultuantem, dicebat:

24 Recedite non est enim mortua puella, sed dormit. Et deridebant eum.

25 Et cùm ejecta esset turba, intravit et tenuit manum ejus. Et surrexit puella.

26 Et exiit fama hæc in universam terram illam. 27 Et transeunte indè Jesu, secuti sunt eum duo cæci, clamantes, et dicentes: Miserere nostri, fili David.

28 Cùm autem venisset domum, accesserunt ad eum cæci. Et dicit eis Jesus Creditis quia hoc possum facere vobis? Dicunt ei: Utique, Domine.

29 Tunc tetigit oculos eorum, dicens: Secundùm fidem vestram fiat vobis.

30 Et aperti sunt oculi eorum: et comminatus est illis Jesus, dicens : Videte ne quis sciat.

31 Illi autem exeuntes, diffamaverunt eum in tota terra illa.

32 Egressis autem illis, ccce obtulerunt ei hominem mutum, dæmonium habentem.

33 Et ejecto dæmonio, locutus est mutus, et miratæ sunt turbæ, dicentes: Numquam apparuit sic in Israël.

34 Pharisæi autem dicebant: In principe dæmoniorum ejecit dæmones.

35 Et circuibat Jesus omnes civitates, et castella docens in synagogis eorum, et prædicans Evangelium regni, et curans omnem languorem, et omnem infir

mitatem.

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18 Diciéndoles él estas cosas, he aquí un príncipe se llegó á él, y le adoró, diciendo: Señor, ahora acaba de morir mi hija: mas ven pon tu mano sobre ella, y vivirá 2.

19 Y levantandose Jesús, le fue siguiendo con sus discípulos.

20 Y he aquí una mujer, que padecia flujo de sangre doce años habia, y llegándose por detrás, tocó la orla de su vestido.

21 Porque decia dentro de sí: Si tocare tan solamente su vestido: seré sana.

22 Y yolviéndose Jesús, y viéndola, dijo: Ten confianza, hija, tu fe te ha sanado. Y quedó sana la mujer desde aquella hora 3.

23 Y cuando vino Jesús á la casa de aquel príncipe, y vió los tañedores de flautas, y una tropa de gente, que hacia ruido, dijo:

24 Retiraos pues la muchacha no es muerta, sino que duerme 6. Y se mofaban de él.

25 Y cuando fue echada fuera la gente, entró :y la tomó por la mano. Y se levantó la muchacha 7. 26 Y corrió esta fama por toda aquella tierra. 27 Y pasando Jesús de aquel lugar, le siguieron dos ciegos gritando, y diciendo 8: Ten misericordia de nosotros, hijo de David.

28 Y llegado á la casa o, vinieron á él los ciegos. Y les dice Jesús: ¿Creis, que puedo hacer esto á vosotros? Ellos dijeron : Si Señor.

29 Entonces tocó sus ojos, diciendo: Segun vuestra fe os sea hecho.

30 Y fueron abiertos sus ojos: y Jesús les amenazó diciendo: Mirad, que nadie lo sepa.

31 Mas ellos, saliendo de allí, lo publicaron por toda aquella tierra 10.

32 Y luego que salieron, le presentaron un hombre mudo, poseido del demonio ".

33 Y cuando hubo lanzado el demonio, habló el mudo, y maravilladas las gentes decian: Nunca se vió tal cosa en Israél.

34 Mas los phariseos decian: en virtud del príncipe de los demonios, lanza los demonios.

35 Y rodeaba Jesús por todas las ciudades, y vilas, enseñando en las synagogas de ellos, y predicando el Evangelio del reino, y sanando toda dolencia, y toda enfermedad 12.

4 MS. Sennor, mi fia es finada. 2 Un principe. Unos lo eran de familia; otros por sus empleos este era principe ó jefe de la Synagoga, y se llamaba Jayro. Su hija, para quien pedia la salud, era única, y de edad de doce años. LUCAS VIII, 41. Y en el mismo Evangelista se ve que aun no habia muerto, solo si que estaba muy á los últimos; pero le habló así al Señor, creyendo sin duda que habria ya muerto al tiempo que le hablaba.

3 De esta mujer se habla en el Cap. v, de S. MARCOS v. 23. Basta notar aqui para nuestra enseñanza, que penetrada de reconocimiento hacia el Salvador, ie hizo levantar una estátua delante de su propia casa en la ciudad de Paneades ó Cesarea de Philippo, de donde era. Representaba esta un hombre en acto de estender la mano á una mujer que estaba arrodillada delante de él. Y EUSEBIO Histor. Eccles. Lib. vii, Cap. XVIII, testifica haberla visto él mismo.

Acostumbraban en tiempo de las mayores aflicciones llamar lloronas ó planideras, y estas con voces tristes y desentonadas, y dandose muchos golpes, escitaban la compasion y lágrimas de los asistentes. Para el mismo efecto hacian venir en tiempo de luto tañedores de flautas, para que formando un concierto fúnebre, moviesen el llanto de los que asistian á tan triste espectáculo. Siguieron la misma costumbre los Griegos y los Romanos.

SMS. Via daquí.

6 SAN LUCAS VII, 49, dice: que aun no habia acabado el Señor de decir las últimas palabras en la curacion de la hemorroisa, cuando llegó uno de la casa de Jayro para avisarle,

a Marc. v, 22. Luc. viu, 41.-b Marc. v, 25. Luc. VIII, 43.

que habia muerto su hija. Si esto es asi ¿cómo dice el Salvador, que no habia muerto, sino que dormia? Pero si atendemos á lo que ejecutó con ella el Señor, su muerte, aunque verdadera, se pareció á un breve sueño.

7 Solamente el poder de Dios puede resucitar de muerte á vida. Los que hemos recibido heridas mortales en nuestras almas, pidámosle que nos tome por su mano, y nos restituya á la vida de su gracia.

Así le llamaban siguiendo el uso comun de los Hebreos. Entre los milagros que segun ISAIAS XXXV, 5, debia hacer el Hijo de David, era uno el dar vista á los ciegos. Y así se prueba la fe de estos dos ciegos, pues le reconocian por el verdadero Mesías, llamándole Hijo de David, y pidiéndole la

vista.

9 SAN GERONIMO cree que fue la casa de la suegra de San Pedro, en donde solia hospedarse el Señor, cuando estaba en Capharnaum.

10 El que hace un beneficio á otro, debe guardarlo en silencio, para poner así su humildad á cubierto; pero el que lo recibe, queda en obligacion de mostrarse agradecido, y esto le pone en la precision de publicarlo. Por esta razon ninguno de los Padres ha reprendido á estos ciegos, por no haber hecho lo que Jesucristo les habia mandado, publicando el milagro.

11 No era mudo por naturaleza, sino por la malicia del demonio. Y así luego que el Señor lanzó el demonio, empezó á hablar. 12 El Griego: & to law, en el pueblo, y gentes que le seguian. Infr. xi, 22. Luc. XI,

14.-d Mare. VI,

6.

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rit sermones vestros: exeuntes foras de domo, vel ci-, palabras, al salir fuera de la casa, ó de la ciudad 7, savitate, excutite pulverem de pedibus vestris.

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su trabajo, sino como un apoyo de la vida presente. AUGUS. 4 Hombre de piedad y religion que reciba en su casa á los huéspedes y peregrinos, y que muestre solicitud por su salvacion y por la de sus prójimos.

Así como los latinos para saludar usan de esta fórmula: ave ó salve, y los Griegos de xaipe, del mismo modo los Hebreos y Syros usaban de esta Schalón lách; paz á tí; y con estas palabras se deseaban todo género de prosperidades.

3 De la paz evangélica que le anunciareis. El Griego: sioéto, etc., Exoτ papiro, en imperativo ambos verbos. A la letra: Que vuestra paz venga sobre ella, etc., que vuestra paz vuelva sobre vosotros.

5 No la del mundo; no aquella que grita paz, paz, no habiendo paz; no aquella que yo vine á destruir, sino la del

a Luc. x, 3.

cudid el polvo de vuestros piés.

15 En verdad os digo: Que será mas tolerable 8 á la tierra de los de Sodoma, y de Gomorrha en el dia del juicio, que á aquella ciudad.

16 Ved que yo os envio como ovejas en medio de

cielo, que viene de lo alto: et interra pax hominibus, bone voluntatis.

GY por consiguiente esta paz celestial y divina se ausentará de aquella casa.

7 Aunque sea de Israél, tenedla por profana, impura y abominable, como si fuera de gentiles. Creian que solo el contacto de la tierra de los gentiles los hacia inmundos.

8 El castigo. Será tratada con menos rigor la tierra de los de Sodoma. El que no escuchare vuestra doctrina, tendrá dos castigos: el primero, quedar privado de la paz que le anunciareis: el segundo, ser tratado en el juicio de Dios con mayor rigor que las ciudades de Sodoma y de Gomorrha. Fue menor el pecado que estas cometieron, dice S. HILARIO, porque no conocían á Jesucristo; pero es un delito que no merece remision, el no recibir la verdad, cuando se predica;

rum. Estote ergo prudentes sicut serpentes, et sim- | lobos. Sed pues prudentes como serpientes, y senciplices sicut columbæ.

17 Cavete autem ab hominibus. Tradent enim vos in conciliis, et in synagogis suis flagellabunt vos :

18 Et ad præsides, et ad reges ducemini propter me, in testimonium illis, et gentibus.

19 Cùm autem tradent vos, nolite cogitare quomodo, aut quid loquamini : dabitur enim vobis in illa hora, quid loquamini.

20 Non enim vos estis qui loquimini, sed spiritus Patris vestri, qui loquitur in vobis.

21 Tradet autem frater fratrem in mortem, et pater filium: et insurgent filii in parentes, et morte eos afficient:

22 Et eritis odio omnibus propter nomen meum: qui autem perseveraverit usque in finem, hic salvus erit.

23 Cùm autem persequentur vos in civitate ista fugite in aliam. Amen dico vobis, non consummabitis civitates Israël, donec veniat Filius hominis.

24 Non est discipulus super magistrum, nec servus super dominum suum.

25 Sufficit discipulo, ut sit sicut magister ejus: et servo, sicut dominus ejus. Si patrem familias Beelzebub vocaverunt: ¿quanto magis domesticos ejus?

26 Ne ergo timueritis eos : nihil enim est opertum, quod non revelabitur : et occultum, quod non scietur.

27 Quod dico vobis in tenebris, dicite in lumine: et quod in aure auditis, prædicate super tecta.

llos como palomas 1.

17 Y guardaos de los hombres 2. Porque os harán comparecer en sus audiencias, y os azotarán en sus synagogas:

18 Y sereis llevados ante los gobernadores, y los reyes por causa de mí, en testimonio á ellos, y á los gentiles 3.

19 Y cuando os entregaren, no penseis cómo ó qué habeis de hablar: porque en aquella hora os será dado lo que hayais de hablar 4.

20 Porque no sois vosotros los que hablais, sino el Espíritu de vuestro Padre, que habla en vosotros. 21 Y el hermano entregará á muerte al hermano, y el padre al hijo: y se levantarán los hijos contra los padres, y los harán morir:

22 Y sereis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta la fin, ešte será salvo.

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25 Bastéle al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si llamaron Beelzebub al padre de familias: ¿cuánto mas á sus domésticos?

26 Pues no los temais: porque nada hay encubierto, que no se haya de descubrir: ni oculto, que no se haya de saber."

40

27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz : y lo que ois á la oreja, predicadlo sobre los tejados 28 Y no temais á los que matan el cuerpo, y no pueden matar el alma temed antes al que puede

28 Et nolite timere eos, qui occidunt corpus, animam autem non possunt occidere: sed potiùs timete eum, qui potest et animam, et corpus perdere in ge-echar el alma y el cuerpo en el infierno. hennam.

d

29 Nonne duo passeres asse veneunt: et unus ex illis non cadet super terram sine patre vestro?

30 Vestri autem capilli capitis omnes numerati sunt.

31 Nolite ergo timere: multis passeribus meliores estis vos.

29 ¿Por ventura no se venden dos pajarillos por un cuarto: y uno de ellos no caerá sobre la tierra sin vuestro padre?

30 Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

31 No temais pues: porque mejores sois vosotros que muchos pájaros 11.

ó corromperia y alterarla maliciosamente despues de haberla recibido. Los versículos 20, 21, 22, 25 y 24 del capítulo siguiente pueden servir de esposicion á este.

Así como la serpiente cubre su cabeza, y espone todo el cuerpo, por guardar lo que es el principio de su vida del mismo modo nosotros debemos conservar nuestra cabeza, que es Jesucristo, esponiendo todo lo demás. S. GERÓNIMO.

Tened por sospechosos y no os fieis en cuanto vuestra conciencia y vocacion lo permitiere, de hombres contrarios al Evangelio: porque el odio que le tendrán, prevalecerá á todos los respetos naturales ó civiles.

3 En el dia del juicio, los Judíos que os entregaron, y los gentiles á quienes fuisteis entregados, no tendrán la menor disculpa. La libre confesion de mi nombre y de mi verdad los convencerá, y conocerán que perecieron por su culpa y ceguedad; porque habiendo recibido tantos beneficios, visto tan grandes milagros y oido una doctrina tan saludable y celestial, rehusaron admitir la salud que se les ofrecia.

El ejemplo de tantos mártires prueba claramente esta verdad, y que ellos no eran mas que unos órganos del Espiritu soberano que hablaba por sus bocas.

Por el ejemplo de Jesucristo y de otros santos se ve, que en algunas ocasiones no solamente se puede, sino que se debe huir del furor de los perseguidores.

6 De transitar ó evangelizar.

7SAN HILARIO esplica esto diciendo que despues que haya entrado en la Iglesia la multitud de las naciones, los Judios

que estén destinados para llenar el número de los santos, serán llamados á la misma Iglesia, cuando se acerque la segunda venida del Hijo de Dios. Y así les anuncia en cierto modo por estas palabras su incredulidad y duréza presente, y por último su conversion á la fe.

8 Quiso el Señor advertir á sus discípulos, que no debian esperar ser tratados mejor que él lo habia sido, si le miraban y respetaban como á su Señor y maestro.

9 212-bya Baal-zebub, vulgarmente Beelzebub, que quiere decir señor de las moscas; porque se creia que ahuyentaba las moscas. Y en S. LUCAS XI, 15, se llama Cλbouk, Beelzebul; esto es, señor del estiercol; porque

zebúl, en chaldeo y syriaco significa estiercol. Así llamaban al idolo de Accaron, y en detestacion de él fue puesto este nombre al demonio. Los Judíos acusaban á Cristo que lanzaba los demonios en virtud de Beelzebub príncipe

de los demonios.

10 Lo que os he enseñado en particular y en un rincon de la Judea, predicadlo con libertad por todas las ciudades y por todo el mundo. S. HILARIO. Esto hace alusion á lo que el doctor ó escriba acostumbraba hacer, pues desde su cátedra ó asiento decia al oido del intérprete, lo que este repetia despues en voz clara y sonora á toda la escuela. Y tambien á que la vispera del sábado desde el tejado ó terrado de una casa muy alta avisaba al pueblo que se preparase, porque iba á entrar el sábado.

41 Si dos pajarillos que son de tan vil precio, no dejan de

a Luc. xi, 11.- Lue. vi, 40. Joan. xm, 16. et xv. 20.- Mare. iv, 22. Luc. vi, 17. et xn, 2.-d Actor. xxvi, 35. II Reg. xiv. 11.

a

32 Omnis ergo, qui confitebitur me coram hominibus, confitebor et ego eum coram Patre meo, qui in cœlis est.

33 Qui autem negaverit me coram hominibus, negabo et ego eum coram Patre meo, qui in cœlis est.

34 Nolite arbitrari quia pacem venerim mittere in terram non veni pacem mittere, sed gladium.

35 Veni enim separare hominem adversùs patrem suum, et filiam adversùs matrem suam, et nurum adversùs socrum suam :

36 Et inimici hominis, domestici ejus.

37 Quid amat patrem, aut matrem plus quàm me, non est me dignus. Et qui amat filium, aut filiam super me, non est me dignus.

e

38 Et qui non accipit crucem suam, et sequitur me, non est me dignus.

et inveniet

39 Qui invenit animam suam, perdet illam qui perdiderit animam suam propter me, f

eam.

40 Qui recipit vos, me recipit : et qui me recipit, recipit eum, qui me misit.

41 Qui recipit prophetam in nomine prophetæ, nercedem prophetæ accipiet et qui recipit justum in nomine justí, mercedem justi accipiet.

42 Et quicumque potum dederit uni ex minimis istis calicem aquæ frigidæ tantùm in nomine discipuli amen dico vobis, non perdet mercedem suam.

32 Todo aquel pues que me confesare delante de los hombres, lo confesaré yo tambien delante de mi Padre, que está en los cielos.

33 Y el que me negare delante de los hombres, lo negaré yo tambien delante de mi Padre, que está en los cielos.

34 No penseis,'que vine á meter paz 1 sobre la tierra no vine á meter paz, sino espada 2.

35 Porque vine á separar al hombre contra su padre, y á là hija contra su madre, y la nuera contra

su suegra:

36 Y los enemigos del hombre, los de su casa. 37 El que ama á padre, ó á madre mas que á mí, no es digno de mí. Y el que ama á hijo, 6 á hija mas que á mí, no es digno de mí.

38 Y el que no toma su cruz, y me sigue, no es digno de mí.

39 El que halla su alma, la perderá: y el que perdiere su alma por mí, la hallará.

40 El que á vosotros recibe, á mí recibe y el que á mí recibe, recibe á aquel que me envió 6.

41 El que recibe á un profeta en nombre de profeta, galardon de profeta recibirá y el que recibe á un justo en nombre de justo, galardon de justo recibirá 7. 42 Y todo el que diere á beber á uno de aquellos pequeñitos un vaso de agua fria tan solamente en nombre de discípulo : en verdad os digo, que no perderá su galardon.

Capítulo XI.

8

Envia el Bautista dos de sus discipulos á preguntar al Señor, si era él el Mesías; y el Señor les manda que consideren sus obras, y que hagan relacion de ellas al Bautista. Testimonio que da el Señor de su Precursor. Adora la providencia de su Padre, que negándose á los soberbios, se descubre y comunica à los humildes. Exhorta á todos á que le imiten y sigan.

1 Et factum est, cùm consummasset Jesus, præcipiens duodecim discipulis suis, transiit indè ut doceret, et prædicaret in civitatibus eorum.

2 Joannes autem cùm audisset in vinculis opera Christi, mittens duos de discipulis suis,

3 Ait illi: ¿Tu es, qui venturus es, an alium expectamus?

4 Et respondens Jesus ait illis: Euntes renuntiate Joanni quæ audistis, et vidistis.

1 Y acaeció, que cuando Jesús acabó de dar estas instrucciones á sus doce discípulos, pasó de allí á enseñar y predicar en las ciudades de ellos 10.

2 Y como Juan estando en la cárcel oyese las obras de Cristo, envió dos de sus discípulos, 3 Y le dijo: ¿Eres tú el que ha de venir 11, 11 ó esperamos á otro 12?

4 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id y contad á Juan lo que habeis oido, y visto 13

estar bajo de una particular providencia y cuidado de Dios: ¿como vosotros que por la naturaleza de vuestra alma sois eternos, podreis temer que no os mire con particular cuidado aquel, á quien respetais como á vuestro Padre? SAN GzRÓNIMO.

1 La paz que el mundo desea, la paz terrena y falsa.

La palabra del Señor, es llamada en la Escritura una espada espiritual, ad Hebr. iv, 12, una espada de dos flos, que alcanza hasta dividir el alma, las coyunturas y tuetanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazon. Esta es la espada, dice S, HILARIO que el Hijo de Dios vino á traer sobre la tierra cuando por su palabra viva y eficaz, como la llama S. Pablo, produjo estas grandes separaciones, de que se habla aquí; permitiendo que en las mismas familias, los que abrazaban la fe, tuviesen por enemigos á aquellos de su propia casa, que resistian á la palabra de la verdad. Y se cumplió en esto la profecia de MICHEAS VII, 6.

Esto es, del hombre que me querrá seguir, serán enemigos los mismos de su casa, sus mas cercanos parientes. Quien no recibe, quien no lleva de buen grado su cruz y sufre los trabajos por amor mio, Cristo es el primer maestro que enseñó la doctrina de la cruz.

5 El que al tiempo de la confesion de mi nombre en pre

sen cia de los tiranos, me niega por salvar su vida, perderá su alma; y al contrario.

6 A mi Padre celestial.

7 Recibirá la recompensa que merece el que recibe á un justo, á un profeta, 6 á un ministro de mi palabra, porque recibe à aquel que habita en el justo ó en el profeta, y se hace digno de una recompensa proporcionada á su fe. S. JUAN CHRYSOSTOMO.

8 De los mas despreciables de mi Iglesia, que no sea recomendable por las calidades esteriores.

Por la consideracion y respeto de ser discípulo mio. 10 De ellos; esto es, de los discípulos, que eran las ciudades de Galilea, puesto que acababa de instruir á sus discípulos en el monte entre Capharnaum y Bethsaida.

12

11 El Griego: pzoperos, el que viene. El que ha de venir, y todos esperamos el Mesías prometido á nuestros padres. Y todo esto comprendian los Judíos bajo aquella palabra. ¿Eres tú el Mesías? Bien sabia Juan que lo era, cuando dijo: Este es el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo; pero para que los demás lo supiesen, toma ocasion de enviar sus discípulos al Señor, para que viesen y oyesen sus milagros; y por ellos conociesen como testigos oculares que era el verdadero Mesías.

4* El Griego: & ἀκούετε, καὶ βλέπετε, lo que ois y veis.

a Mare. vii, 58. Luc. ix, 26. et x1, 8. 11 Timoth. I, 12.-b Lue. xn, 51.- Mich. vii, 6.-d Luc. xrv, 26.-e Marc. vu, 34. Infra xvi, 24. Luc. ix, 24. et xiv, 27.-f Joan. xII, 25.- Luc. x, 16. Joan. xiii, 20. Marc. ix, 40.-h Luc. vi, 19.

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