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17 Hia sunt fontes sine aqua, et nebulæ turbinibus exagitatæ, quibus caligo tenebrarum reservatur.

18 Superba enim vanitatis loquentes, pelliciunt in desideriis carnis luxuriæ eos, qui paululùm effugiunt, qui in errore conversantur.

19 Libertatem illis promittentes, cùm ipsi servi sint corruptionis : à quo enim quis superatus est, hujus et servus est.

20 Si enim refugientes coinquitationes mundi in cognitione Domini nostri, et Salvatoris Jesu Christie, his rursus implicati superantur, facta sunt eis posteriora deteriora prioribus.

21 Melius enim erat illis non cognoscere vian justitiæ, quàm post agnitionem, retrorsum converti ab eo, quod illis traditum est sancto mandato.

22 Contigit enim eis illud veri proverbii: Canis reversus ad suum vomitum et, sus lota involutabro luti.

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Capítulo III.

Los amonesta de nuevo, y los fortifica contra los falsos doctores. Habla de la segunda venida del Señor, y encarga que la esperen prevenidos. Alaba los escritos de San Pablo, los cuales eran adulterados por muchos ignorantes.

1 Hanc ecce vobis, charissimi, secundam scribo Epistolam, in quibus vestram excito in commonitione sin

ceram mentem:

2 Ut memores sitis eorum, quæ prædixi verborum à sanctis prophetis, et apostolorum vestrorum, præceptorum Domini et Salvatoris.

3 Hoc primùm scientes, quòd venient d in novissimis diebus in deceptione illusores, juxta proprias concupiscentias ambulantes,

4 Dicentes e: ¿Ubi est promissio, aut adventus ejus? exquo enim patres dormierunt, omnia sic perseverant ab initio creaturæ.

1 Son fuentes magníficas en apariencia, pero secas; porque sus conocimientos son estériles de buenas obras, y su vida no corresponde á las luces que tienen recibidas del soberano Criador.

2 Porque se mueven á todo viento de doctrina; y su carácter es, ser solamente constantes en su misma inconstancia, y mudarse á cada paso, segun lo piden sus intereses, ó sus errados caprichos.

3 El Griego is aiova, por siempre.

4 En el testo griego se lee : τοὺς ὅντως ἀποφυγόντας, a los que en verdad habian escapado, en vez de paululum effugiunt; atrayéndolos á su partido con el cebo de la libertad que les proponen para que vivan á su antojo, y entregados a sus pasiones: roban á Jesucristo aquellos, que poco antes habian roto dichosamente los lazos de la infidelidad, y del error, para entrar en la Iglesia.

5 Pero esta libertad, que les prometen, es falsa; porque ¿cómo pueden ser libres, los que viven siendo esclavos de sus pasiones? Roman. vi. 16. La ley de la guerra ordena, que los vencidos queden esclavos de los vencedores; y así estos, que son hechos prisioneros en el combate, ó que mas bien se entregan á sus enemigos sin combatir, se sujetan voluntarios à la tiranía del demonio, y se hacen sus esclavos. S. AGUST.

6 Los que dejado el error, y la infidelidad, llegan á conocer á Jesucristo, y abrazan su 1e.

7 Porque merece mucho mayor castigo aquel siervo, que sabe, cual es la voluntad de su señor, y con todo eso no la cumple.

8 Proverb. xxvi. 11. Advierte, dice S. AGUST. que horrible comparacion es la que hace de estos el Apóstol. Es cosa, que causa horror, el que uno vuelva á sorberse lo que ha vomitado: lo que jamás se ha visto que haya hecho alguno en la mayor hambre. El segundo ejemplo, que es tomado de los Proverbios de Salomon, se confirma con lo

1 Esta es, muy amados, la segunda carta que os escribo, en la que despierto con amonestaciones vuestro ánimo sencillo:

2 Para que tengais presentes las palabras de los santos profetas de que ya os hablé, y los mandamientos del Señor, y Salvador, que os dió por sus apóstoles:

3 Sabiendo esto primeramente, que en los últimos tiempos 10 vendrán impostores artificiosos, que andarán segun sus propias concupiscencias..

4 Diciendo: ¿Dónde está la promesa ó venida de él 11? porque desde que los padres durmieron 12, todo permanece así como en el principio de la creación.

que dice él mismo en el Ecles. xxxiv. 30. 31. Si aquel, dice, que se lava despues de haber tocado un muerto, vuelve à tocarle, ¿de qué le sirve el haberse lavado? Del mismo modo, si un hombre que ayuna despues de haber pecado, peca de nuevo, ¿qué ganará por haberse afligido y humillado? ¿quién oirá su oracion?

El apóstol S. Pedro describe principalmente las costumbres, genio, artes y corrupcion de los gnósticos, nicolaitas, y otros herejes de aquellos tiempos; y todo lo que nos dice, es conforme á lo que nos dejaron escrito de los mismos SAN IRENEO, TERTULIANO, S. EPIHANIO, y otros autores eclesiásticos que escribieron la vida y costumbres de aquellos hombres perversos y enemigos de la Iglesia.

In quibus. Esto se debe referir, no á las palabras, sino al sentido de ellas. Y así, habiendo dicho que les escribia esta segunda carta, se entiende de las dos, lo que añade, que procura en una y otra despertar sus almas sencillas con sus amonestaciones.

10 S. AGUST. aplica esta prediccion de S. Pedro á la fin del mundo, y á los tiempos del Anticristo. Otros la entienden de los últimos dias que precedieron á la ruina de Jerusalém, en los que se manifestó un gran número de impostores de la nacion hebrea. Pero es probable que el santo miró á uno, y á otro, como vemos haberlo hecho frecuentemente el Señor en el Evangelio, y San Pablo en sus cartas.

11 El Griego : ποῦ ἐστιν ἡ ἐπαγγελία τῆς παρουσίας αὑτοῦ; en dónde está la promesa del advenimiento de él?

12 Aquellos mismos patriarcas y profetas, que segun vosotros decís, creyeron y predicaron el fin del mundo, la resurreccion de los muertos, y la venida de Cristo al juicio, dejaron de será estos sucedió otra generacion, y á esta otra; y así ha seguido el mundo desde su creacion, y continuará siempre del mismo modo. Este es el lenguaje, con que aquellos impostores procuraban corromper la fe de los cristianos, pretendiendo hacerles creer, que era fabuloso todo lo que se

a Judæ 12. —b Joann. vIII, 34.-c Hebræor. vi, 4.-d 1 Timoth. Iv, I, II Timoth. 1, 1. Juda 18.-e Ezech. xII, 27.

5 Latet enim cos hoc volentes, quòd cœli erant priùs, et terra, de aqua, et per aquam consistens Dei verbo:

6 Per quæ, ille tunc mundus aquâ inundatus periit.

7 Cœli autem, qui nunc sunt, et terra eodem verbo repositi sunt, igni reservati in diem judicii, et perditionis impiorum hominum.

8 Unum verò hoc non lateat vos, charissimi, quia unus dies apud Dominum sicut mille anni, et mille anni sicut dies unus.

9 Non tardat Dominus promissionem suam, sicut quidam existimant : sed patienter agit propter vos, nolens aliquos perire, sed omnes ad pœnitentiani reverti.

10 Adveniet autem dies Domini ut fur: in quo cœli magno impetu transient, elementa verò calore solventur, terra autem et quæ in ipsa sunt opera, exurentur.

11 Cùm igitur hæc omnia dissolvenda sint, ¿quales oportet vos esse in sanctis conversationibus, et pietatibus,

12 Expectantes, et properantes in adventum diei Domini, per quem cœli ardentes solventur, et elementa ignis ardore tabescent?

13 Novos verò cœlos, et novam terram secundùm promissa ipsius expectamus, in quibus justitia habitat.

14 Propter quod, charissimi, hæc spectantes, satagite immaculatí, et inviolati ei inveniri in pace.

15 Et Domini nostri longanimitatem, salutem arbitremini sicut et charissimus frater noster Paulus secundùm datam sibi sapientiam scripsit vobis,

16 Sicut et in omnibus epistolis, loquens in eis de his, in quibus sunt quædam difficilia intellectu, quæ

5 Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos eran primeramente 1, y la tierra de agua, y por agua estaba asentada por palabra de Dios:

6 Por las cuales cosas aquel mundo de entonces pereció anegado en agua.

7 Mas los cielos, que son ahora, y la tierra, por la misma palabra se guardan, reservados para el fuego en el dia del juicio, y de la perdicion de los hombres impíos.

8 Mas esto solo no se os encubra, muy amados, que un dia delante del Señor es como mil años, y mil

años como un dia 2.

9 No tarda el Señor su promesa 3, como algunos lo piensan sino que espera con paciencia por amor de vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos se conviertan á penitencia.

6

10 Vendrá pues como ladron el dia del Señor: en el cual pasarán los cielos con grande ímpetu, y los elementos con el calor serán desechos, y la tierra y todas las obras que hay en ella serán abrasadas.

11 Pues como todas estas cosas hayan de ser deshechas 8, ¿cuáles os conviene ser en santidad de vida y de piedad,

12 Esperando y apresurándoos para la venida del dia del Señor, en el cual los cielos ardiendo serán deshechos, y los elementos se fundirán con el ardor del fuego?

13 Pero esperamos segun sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los que mora la justicia".

14 Por tanto, muy amados. esperando estas cosas, procurad que seais de él hallados en paz inmaculados é irreprensibles 10

15 Y tened por salud la larga paciencia 11 de nuestro Señor 12: así como tambien Pablo nuestro muy amado hermano os escribió 15 segun la sabiduría que le fue dada,

16 Como tambien en todas sus cartas, hablando en en ellas de esto, en las cuales hay algunas cosas difi

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ndocti, et instabiles depravant, sicut et ceteras Scrip- ciles de entender, las que adulteran los indoctos é turas, ad suam ipsorum perditionem. inconstantes, como tambien las otras Escrituras, para ruina de sí mismos.

17 Vos igitur fratres præscientes custodite: ne insipientium errore traducti excidatis à propria firmitate.

18 Crescite verò in gratia, et in cognitione Domini nostri, et Salvatoris Jesu Christi. Ipsi gloria et nunc, et in diem æternitatis. Amen.

Hay cosas difíciles de entender. El Griego graves: en especial para los judíos recien convertidos, á quienes era dificil el abandonar á Moisés. De la combinacion de los dos testos griego y latino de este lugar se hace evidente, que S. Pedro no mira los pasajes de las cartas de San Pablo, en que habla de la segunda venida del Salvador, y de la abrogacion de la ley de Moysés, como dificiles en sí mismos, ó en la doctrina que contienen, sino dificiles.por respecto á los Judíos, á quienes se les hacia dificil y pesada una doctrina, que les era tan contraria á su modo de pensar carnal, y á sus costumbres viciadas.

2 Torciéndolas al sentido, que les acomoda; interpretán

17 Vosotros pues, hermanos, avisados estad alerta para que no caigais de vuestra firmeza 3 engañados de los insensatos 4.

18 Mas ereced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el dia de la eternidad 5. Amen.

dolas por sus caprichos. Al paso que el apóstol San Pedro canoniza las cartas de S. Pablo, condena la temeridad de los herejes de los últimos tiempos, que para dar algun colorido á sus errores, pretenden, que cada uno por si solo puede interpretar á su modo las Escrituras. Dado esto por cierto, resultarian otras tantas religiones, cuantos fuesen los hombres, que guiados por este principio, se aplicasen å leer las Escrituras, dándoles un sentido arbitrario. 3 De la firmeza de vuestra fe.

El Griego: aoiopor, de los impios.

La eternidad toda es como un solo dia, que no tiene

tarde.

SOBRE LA EPISTOLA PRIMERA

DEL APÓSTOL SAN JUAN.

Uno de los principales designios, que tuvo el apóstol San Juan para escribir esta carta, fue el refutar los errores de Ebion y de Cerintho, y las locuras de los basilidianos. Aquellos negaban, que Jesucristo fuese verdadero Hijo de Dios; y estos negaban su humanidad. Por eso da principio á estas dos cartas estableciendo la divinidad del Vervo, y asegurando la verdad de su encarnacion, y de su nacimiento, vida, pasion y muerte. Tambien establece la necesidad de las buenas obras contra los nicolaítas; y así uno de los puntos capitales, que aquí inculca, es el mandamiento del amor del próximo, en el que se cifran todas las obras buenas del cristiano; y esto con el fin de combatir aquellos herejes y á los simonitas, los cuales afirmaban, que bastaba la fe sin las obras para salvarse. El espíritu de este amado discípulo del Señor se hallaba tan penetrado de la obligacion de este precepto, que ninguna cosa recomendaba tanto, ni mas repetidas veces à sus discípulos. San Gerónimo refiere 1, que hallándose ya en su última vejez, no decia otra cosa en sus pláticas y discursos cotidianos, sino las siguientes palabras: Hijos queridos, amaos unos á otros; y que como cansados de oírselas repetir tantas veces, le reconviniesen diciendo, que por qué no les decia alguna cosa nueva, les dió esta respuesta, digna del discipulo amado de Jesucristo: Hijos, esto es lo que el Señor nos 1 De Script. Eccles.

manda; y si esto hacemos, no necesitamos de otra cosa. Aunque esta carta carece de titulo en el principio, ha sido reconocida siempre como escrita por San Juan, y por canónica; porque el carácter de su estilo, las materias que en ella se tratan, la conformidad que tiene con su Evangelio, las mismas espresiones y repeticiones que le son muy familiares, descubren claramente cual es su verdadero autor. La mayor parte de los intérpretes creen, que la escribió á los Hebreos desde Oriente. San Agustin y otros Padres antiguos la citan con el título de Carta à los Parthes. No se sabe, ni el tiempo, ni el lugar donde fue escrita. Algunos opinan, que fue escrita antes de la ruina de Jerusalém por el año sesenta y nueve de la era vulgar, y por consiguiente antes que su Evangelio. Otros se persuaden, que es muy posterior, y la ponen despues de su regreso de la isla de Patmos despues del año noventa. En algunos manuscritos griegos se lee su data en Epheso, en donde vivió muchos años gobernando aquella Iglesia, y todas las otras del Asia. Pero estas notas, que se añadieron muy posteriormente al fin de la cartas de los apóstoles, no merecen ningun crédito, porque no hay ya quien ignore, que carecen de fundamento sólido. Se puede conjeturar, que la escribió en edad ya muy avanzada, porque dá á los fieles el nombre ó título de hijitos suyos.

Capítulo 1.

Muestra el Apóstol la verdad y fruto del Evangelio, y los medios de tener sociedad con Dios, y con Jesucristo su Hijo, con cuya sangre se limpian los pecados de los hombres. Nadie está sin pecado.

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1 El Griego, era.

El Verbo divino, que da el ser y la vida á todas las cosas; que es de toda eternidad, y que se ha hecho visible, y palpable por la encarnacion. Vemos en estas palabras declarada la eternidad del Verbo, y por consiguiente su divinidad, contra Marcion y Cerintho, que negaban, que Jesucristo hubiese sido antes que María. Hallamos la encarnacion del Verbo, que siendo invisible en su propia sustancia, se hizo visible y palpable; lo que condena á los basilidianos, y otros herejes, que soñaban que Jesucristo habia tenido, no un cuerpo verdadero, sino fantástico. Tambien se nos pro

1 Lo que fue desde el principio, lo que oimos, lo que vimos con nuestros ojos, lo que miramos y palparon nuestras manos del Verbo de la vida 2:

2 Y la vida fue manifestada, y la vimos, y damos de ella testimonio, y nosotros os anunciamos esta vida eterna, que era en el Padre, y nos apareció á nosotros.

3 Lo que vimos y oimos, eso os anunciamos, para que tengais tambien vosotros comunion con nosotros, y que nuestra comunion sea con el Padre, y con Jesucristo su Hijo.

pone la unidad de la persona en el mismo Verbo encarnado, porque aquel mismo que era desde el principio, esto es: eternamente en el Padre, fue despues visto, oido y palpado por los hombres. Luc. XXIV, 39. Este Verbo es principio, y fuente de la vida eterna la que da y comunica á todos los que creen en él, y son fieles.

3 La Religion Cristiana establecida por la predicacion de los apóstoles, es una santa sociedad que une á los hombres con Jesucristo, y con Dios por Jesucristo, y á unos con otros en Jesucristo por medio de la caridad fraternal.

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1 De esta santa uncion, á la cual Dios misericordiosamente os ha llamado. 2 JOANN. VIII, 12. Dios es la luz en sí mismo; esto es, la sabiduría, la verdad, la santidad, la justicia: es tambien la luz por respecto á nosotros; quiere decir, el principio, la regla y el modelo de la sabiduría, verdad, santidad y justicia, que hay en nosotros, y él nos comunica.

Si vivimos en el error, y en el pecado, que destruye la vida del alma.

El es luz sustancial y divina, la misma luz, que ilustra y alienta á los justos.

Esto parece que esplican las palabras del Griego: XOLO viar xoper per' anλor, todos participamos de su gracia, como miembros de un mismo cuerpo. Por las cuales me ha parecido deber esplicar el sentido de la Vulgata. Otros lo interpretan, tenemos sociedad reciproca con él.

6 Por medio del bautismo, de la penitencia y de la caridad. Hebræor. IX, 14, I PETRI. 1, 19.

7 Porque el justo cae siete veces, ó muchas veces en el dia: y no hay hombre limpio sobre la tierra, ni aun el niño

8 Si dijéremos, que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos', y no hay verdad en no

sotros.

9 Si confesáremos nuestros pecados: fiel es y justo, para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda

maldad 8.

de un solo dia. Y así, el que afirma que está limpio y puro de pecado, no carece de presuncion; y por consiguiente, peca en esto mismo que confiadamente afirma de sí. Cuando hablamos de pecados y faltas, que son frecuentes aun en les mismos justos, se entienden ligeras ó veniales. JACOB. III, 2, S. AGUSTIN dice, que à escepcion de la Virgen Santa María, de la cual por honor del Señor no quiere hablar ni una sola palabra, cuando se trata de pecado, esceptuada esta, dice el santo doctor, si á todos los hombres santos y á todas las mujeres santas que ha habido, se les hubiera podido preguntar en el tiempo de su vida si estaban sin pecado; por grande y elevada que fuese su santidad, hubieran todos y todas respondido con estas palabras de S. JUAN: Si dijéremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos, etc. m Reg. vi, 46, 1 Paralip. VI, 36. ISAL. LXIV, 6, Psalm. L, 6, Rom. 111, 23, Proverb. xx, 9. Eccles. v, 21. Concil. Milevit. Can. vi, Concil. Trident. Sess. vi, Can. XXIII.

8 Psalm. xxx1, 5, CXXIV, 14, EZECH. XVIII, 21, 22, ISAI 1, 18. Si nos reconocemos pecadores, y poniendo nues

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