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Colos. 1, 9. 1 Thesal. iv, 3. 1 Timoth. 11, 4. 1 Joann. II, 17. Dios acepta la voluntad en lugar de la obra; Genes. xx, 3, 6. xxII, 9. 11 Reg. xi, 14. xII, 9. III Ibid. xx1, 19. Véase Corazon.

VOTO; Genes. XXVIII, 20. Levit. xxvi, 1. Num. vi, XXI, 2. xxx,* Deuter. xxi, 21. Judic. x1, 30. i Reg. 1, 11. п Ibid. xv, 8. Psal. LXXV, 12. Eccles. v, 4. Baruch. vi, 34. Matth. xiv, 7. Actor. xvi, 18. xxi, 23. XXIII, 12.

Voto de guardar castidad y de no conoc conocer varon; Luc. 1, 34. si se quebranta se incurre en un gravísimo delito, 1 Timoth. v, 12.

Z.

ZACHARIAS, hijo de Joiada ó Barachias sacerdote, es apedreado; i Paralip. xxiv, 20. Matth. xxi, 35.

Zacharías propheta en tiempo de Dario; Zachar. 1, 1.
Zacharias, padre de San Juan Bautista; Luc. 1, 5.
ZACHÉO recibe á Jesucristo en su casa; Luc. xix, 6.
ZEB y Oréb son muertos; Judic. vii, 25.
ZEBEDEO, padre de Santiago y de San Juan; Matth. iv,
21. su mujer Salomé intercede á Cristo por sus hijos,
Matth. xx, 20.

ZEBEE y Sálmana, reyes de los Madianitas, son presos;
Judic. vIII.

ZELO y zelos; Genes. xxv, 27. xxxiv, 2. Exod. xxxII, 19, 27. Num. xxv, 7. Judic. xx, 1, 8. Reg. xi, 6. xv, 11. 32. ш Ibid. xvi, 40. XIX, 10, 14. IV Ibid. X, I Machab. II, 24. Matth. xx1, 12. Joann. 11, 17. Actor. ix, 1. Philip. II, 2.

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ZOROBABEL, hijo de Salathiel; II Esdr. xII, 1. Matth. 1, 13. Luc. m, 27. reedifica el templo del Señor en Jerusalém; Esdr. III, 3. Eccli. XLIX, 13. padre de Abiúd, Matth. 1, 13.

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INDICE.

EVANGELIO DE SAN MATEO.

Advertencia. CAPITULO PRIMERO. Genealogía de Jesucristo segun la carne. El ángel revela á Joséphi el modo con que habia concebido la Vírgen. Nacimiento del Señor.

CAP. II. Los Magos vienen de Oriente á Betlehén, adoran al Señor y le ofrecen sus presentes. Crueldad de Herodes en hacer matar á todos los niños menores de dos años en Betlehén y en toda su comarca. Huida de Cristo á Egipto : su vuelta á la tierra de Israél.

CAP. III. San Juan Bautista, precursor de Jesucristo, predica penitencia en el desierto, conforme a lo que habian vaticinado los profetas. Reprendeá los phariseos y saduceos. Bautiza á Cristo, sobre el cual desciende el Espíritu Santo; y se oye del cielo la voz del Padre.

CAP. IV. Cristo se retira al desierto despues de su bautismo; y habiendo ayunado cuarenta dias y cuarenta noches, vence las tentaciones del demonio. Oyendo que habian puesto en la cárcel al Bautista se retira á Capharnaum, y da principio á su predicacion. Llama á Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Anuncia el Evangelio á los Galileos, y cura diversas enfermedades.

CAP. V. De las ocho bienaventuranzas. Llama el Señor á sus apóstoles sal y luz, declarándoles cuál debia ser su oficio. La ley de Dios es la sal y la luz con que quiere que salen y alumbren al mun io, declarándoles que no ha venido á destruir la ley, sino á cumplirla y perfeccionarla, y para esto empieza á esplicarla por sus partes principales. CAP. VI. De qué manera se debe hacer la limosna. De la oracion y del ayuno. Que no se ha de atesorar en la tierra sino en el cielo; ni servir á dos señores. Que no nos hemos de acongojar demasiado por lo que mira á la comida y al vestido, puesto que nuestro Padre celestial tiene tomado sobre sí este cuidado.

CAP. VII Prosigue el Señor su doctrina, cendenando los juicios temerarios y diciendo que no se han de dar á los perros las cosas cantas. Exhorta á la oracion, y á hacer con nuestro prójimo lo que queremos que se haga con nosotros. Dice que es estrecha la puerta por

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donde se entra á la vida; y cómo se han de distinguir los profetas falsos de los verdaderos, y el árbol bueno del malo. Simil ó comparacion de un hombre que fabrica una casa con el que escucha la doctrina del Señor. CAP. VIII. Sana Jesucristo á un leproso, al siervo del Centurion, á la suegra de San Pedro, y a otros muchos enfermos. No quiere admitir á un escriba que deseaba seguirle; y manda á otro de sus discípulos que le siga sin dilacion. Sosiega una tempestad en el mar, y cura dos endemoniados en la tierra de los Ge

rasenos.

CAP. IX. Sana el Señor á un paralítico. Murmuraciones de los escribas. Vocacion de Mateo el publicano. Responde á los phariseos que le calumnian. Libra à una mujer de un flujo de sangre. Resucita á una niña y da vista á dos ciegos. Sana á un endemoniado mudo, y obra otros milagros. Parábola de la mies y de los trabajadores.

CAP. X. Vocacion de los doce apóstoles. Avisos que les da el Señor. Les dice que no ha venido á traer la paz, sino la guerra; cómo deben confesarle delante de los hombres; cómo han de llevar su cruz; y que contará como hecho á sí misino lo que hicieren á otros por amor suyo.

8 CAP. XI. Envia el Bautista des de sus discípulos á preguntar al Señor si era él el Mesías; y el Señor les manda que consideren sus obras y que hagan relación de ellas al Bautista. Testimonio que da el Señor de su precursor. Adora la providencia de su Padre, que negándose a los soberbios se descubre y comunica á los humildes. Exhorta á todos á que le imiten y sigan.

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CAP. XII. Los phariseos calumnian á los discípulos porque cogian espigas en dia de sábado y el Señor los defiende. Cura en sábado á uno que tenia una mano seca, probando que es licito en el dia del sábado hacer bien al prójimo. Sana á un endemoniado ciego y mudo. A los que le pedian que hiciese un milagro en prueba de su ministerio responde que su resurreccion, figurada en Jonás, seria la señal que pedian. Declara que los que hicieren la voluntad de su Padre serán sus hermanos, amigos y parientes.

CAP. XI. Propone el Señor diversas parábolas: la del sembrador; la de la agricultura; la del

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grano de mostaza; la de la levadura; la del tesoro escondido; la del comerciante que busca perlas de mucho valor; la de la red echada en la mar; y el mismo Señor por la mayor parte las esplica. Pasa á predicar á su ciudad de Nazareth, y los de la ciudad se escandalizan y no le reciben.

CAP. XIV. Muerte del Bautista. Cristo en el
desierto da de comer á una multitud de pue-
blo con cinco panes y dos peces. En una tor-
menta de la mar va hacia sus discípulos an-
dando sobre las aguas; y San Pedro, viniendo
tambien hácia él sobre las aguas, se ve en
peligro de anegarse por faltarle la fe.
CAP. XV. Los escribas y phariseos calumnian á
los discípulos del Señor porque se ponian á
comer sin haberse antes lavado las manos:
el Señor los defiende. Cura á la hija de la
Chananea, que da muestras de su grande fe.
Da otra vez de comer en el desierto á un
grande número de gente con siete panes y
algunos peces.
CAP. XVI. Los phariseos piden otra vez al Señor
que haga un milagro, y él les responde lo
mismo que antes. (Cap. XII. 39.) Advier-
te á sus discípulos que se guarden de su doc-
trina. San Pedro hace una pública confesion
de la divinidad de Jesucristo, y en premio de
ella le promete el Señor que seria la piedra
fundamental de su Iglesia. Revela el misterio
de su muerte, y reprende á Pedro que se le
oponia. Exhorta á todos á que tomen su cruz
y le sigan.

CAP. XVII. La transfiguracion del Señor. Cu-
ra á un endemoniado. Paga el tributo al Cé-
sar, dando ejemplo con esto de que se debe
dar al César lo que es del César.
CAP. XVIII. Enseña el Señor que la humildad

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es la llave para entrar en el reino de los cielos. Esplica cuán grande mal ès, y qué castigo tan recio merece el pecado de escándalo. Propone la parábola del buen Pastor, que dejando las noventa y nueve ovejas va en busca de una sola que se habia descarriado. Dice el órden que se ha de guardar en la correccion fraterna. Da á entender á San Pedro que hemos de perdonar siempre al que nos injuriare, lo cual amplifica con una escelente parábola. CAP. XIX. Enseña el Señor que es indisoluble el lazo del matrimonio, y que solo hay una causa para la separacion ó divorcio. Otra vez vuelve á poner å los niños por ejemplo de los que han de entrar en el cielo. Enseña cual es el camino de la perfeccion y del cielo ; y cuán grande impedimento son las riquezas para lo preuno y para lo otro. Concluye diciendo el mio incomparable que tendrán los que por su nombre dejaren todas las cosas. CAP. XX. Declara el Señor por medio de una parábola lo que dijo en el último versículo del capítulo precedente. Llegando cerca de Jerusalém esplica á sus discípulos las circunstancias de su muerte y de su resurreccion. A la pretension de la madre de los hijos del Zebedeo responde con admirable doctina, enseñándolos á humillarse, y á que antes bien sirvan que pretendan ser servidos. Cura á dos ciegos junto á Jericho. CAP. XXI. Entra Jesús en triunfo en Jerusalém. Echa del temp'o á los que estaban en él vendiendo, y cura allí cojos y ciegos. Responde á los príncipes de los sacerdotes y doctores de

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la ley; que se indignaron de oir las aclama-
ciones que le daban unos niños. Se seca una
higuera, á la cual el Señor echó su maldicion.
Los sumos sacerdotes y el senado de Jerusa-
lén le piden cuenta de sus obras, y el poder
con que las hacia; y el Señor por medio de
una parábola les muestra la rebeldía á Dios
con color de santidad, y con otra satisface á
que
ha-
su pregunta, dándoles å entender lo
bian de ejecutar con él y el castigo que sobre
ellos vendria.

CAP. XXII. Propone el Señor á los Judíos otra
parábola. Buscan achaques para calumniarle,

y

le preguntan sobre el tributo que se debia pagar al César. Prueba á los saduceos con testimonios de la Escritura la resurreccion de los muertos. Por la misma Escritura convence á los phariseos de la divinidad del Mesías. CAP. XXIII. Da el Señor en cara con su hipocresía á los phariseos y doctores de la ley, baciéndoles gravísimos cargos, y poniéndoles delante su inala conducta y costumbres corrompidas, por lo cual les amenaza con eternas penas y miserias, que se estenderian tambien á su ciudad y á toda su nacion por haber seguido su ejemplo.

CAP. XXIV. Predice el Señor la ruina del tem-
plo. Anuncia á sus discípulos en compendio
lo que sucederia en el mundo durante la pro-
mulgacion del Evangelio hasta el fin del mis-
mo mundo. Avisa lo que deberian hacer los
verdaderos fieles para no ser engañados de los
falsos cristos. Y los encarga que estén siem-
pre en vela, para que no les coja de sorpresa
la segunda venida del Señor.

CAP. XXV. Confirma el Señor lo que ha pro-
puesto en el capítulo antecedente con la pa-
rábola de las vírgenes locas y prudentes.
Propone otra en confirmacion de lo mismo.
Describe su venida al juicio, y la separacion
que en él se hará de los buenos y de los ma-
los; y últimamente las sentencias y destinos
que se darán á unos y á otros.

CAP. XXVI. Consulta que tuvieron últimamen te los escribas y phariseos contra el Señor. Defiende á la mujer que le ungió. Judas le vende. Instituye el sacramento de la Eucaristía. Advierte a sus discípulos el escándalo que padecerian, y su poca fe cuando le viesen preso, arrastrado á los tribunales, etc. Ora en el huerto tres veces al Padre Eterno, y exhorta á sus discípulos á que velen y á que oren. Judas le entrega, y despues de haberle prendido le conducen á la casa del pontifice Caifás, en donde es preguntado é injuriado. San Pedro le niega tres veces: llora su pecado. CAP. XXVII. Arrepentimiento y desesperacion de Judas. El Señor es presentando á Pilato. El pueblo pide la libertad de Barrabás y la muerte de Jesucristo. Pilato le condena contra el testimonio de su propia conciencia, yel pueblo toma sobre sí y sobre su posteridad la culpa de aquella sentencia. Despues de haber sido azotado el Señor y sentenciado á muerte le toman los soldados y le escarnecen en diversas maneras; le crucifican entre los ladrones, y reparten sus ropas; y aun en la cruz le llenan de oprobios. En su muerte se oscucece el sol, resucitan los muertos, etc. Joséph de Arimathea le baja de la cruz y le da honrosa sepultura.

CAP. XXVIII. Resurreccion gloriosa de Jesucristo. Los ángeles la anuncian á las mujeres

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que venian á visitar el sepulcro. Aparece el Señor á estas, y les manda que den la nueva á los discípulos. Los mismos guardas dan testimonio de la resurreccion del Señor; y los Sacerdotes los sobornan para que digan lo contrario. El Señor se muestra a sus discipulos en Galilea y los envia por todo el mundo á predicar el Evangelio.

EVANGELIO DE SAN MARCOS.

Advertencia.

CAPITULO PRIMERO. Predicacion y bautismo de San Juan: su austeridad de vida. Bautiza á Jesucristo, que es tentado en el desierto. Vocacion de Pedro, de Andrés y de los hijos del Zebedeo. Predica en las sinagogas de Galilea, y cura diversas enfermedades. CAP. II. Sana á un paralítico y le perdona sus pecados. Comiendo en compañía de muchos publicanos en casa de Leví, á quien habia llamado á su seguimiento, da la razon de ello, á causa de las murmuraciones de los phariseos de que conversaba con los pecadores y que no ayunasen sus discípulos, y disculpa á estos de que en el dia del sábado cogiesen espigas. CAP. III. Habiendo curado Jesús una mano seca, por evitar los malos designios de los phariseos se retira, y concurriendo á él de todas partes las turbas sana sus enfermos. Envia á predicar á los doce que habia escogido, comunicándoles poder sobre las enfermedades y endemoniados. Convence de falsedad á los escribas que blasfemaban de él, calumniándole de que lanzaba los demonios en virtud de Belcebú. Dice que es irremisible la blasfemia contra el Espíritu Santo; y quién son su madre y hermanos.

CAP. IV. Propone la parábola del sembrador, y la esplica á sus discípulos. Dice cómo la luz debe ponerse en el candelero: continúa con la parábola de la semilla echada en la tierra, que crece durmiendo el que la sembró, y del grano de mostaza; todo lo que interpreta despues á sus discípulos. Durmiendo en la barca le despiertan estos y serena una tempestad del mar.

CAP. V. Cura á un endemoniado, y permite que una legion de demonios que habia en él entrase en unos puercos, los cuales se precipitaron en el mar. Sana á una mujer de un envejecido flujo de sangre. Va á casa de Jairo y resucita á su hija.

CAP. VI. Jesucristo obra pocos milagros en su patria, castigando de este modo su incredulidad. Envia sus apóstoles á predicar. Herodes cree que Jesucristo es el Bautista que habia resucitado. Muerte de este santo precursor. Milagro de los cinco panes y dos peces. Camina el Señor sobre las aguas y sosiega una tempestad. Sana á muchos enfermos. CAP. VII. Les phariseos calumnian á los discípulos porque comian sin lavarse las manos; y el Señor reprende á los calumniadores, haciéndoles ver que violaban la ley de Dios por observar sus tradiciones. Declara el Señor qué es lo que hace impuro al hombre. Fe grande de la Sirofenisa, por la cual libra el Señor á su hija del demonio. Cura á un hombre que era mudo y sordo.

CAP. VIII. Con siete panes y cuatro peces da de comer á cuatro mil hombres. Encarga á sus discípulos que se guarden de la doctrina de

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los phariseos. Da vista á un ciego. Examina la
fe de sus discípulos. Confesion de San Pedro.
Les revela su muerte y resurreccion. Exhorta
á su imitacion á los que quieran seguirle.
CAP. IX. Transfiguracion del Señor. Cura á un
endemoniado mudo. Enseña á sus discípulos
quién es verdaderamente el mayor. Les da
una instruccion sobre uno que lanzaba al de-
monio y no seguia á Cristo. Dice que debe
cortarse el escándalo y la causa de él.
CAP. X. Resuelve el Señor la cuestion del di-
vorcio legal. Recibe á los niños y los bendice.
Dificultad que se halla en los ricos para po-
derse salvar. El premio que tendran los que
dejaron todo por Cristo. Avisa de nuevo á sus
discípulos que debia padecer y resucitar.
Reprendiendo á los hijos de Zebeden toma
ocasion para enseñar á sus discípulos cuáles
son las primacías á que debian aspirar. Res-
tituye la vista al ciego Bartimeo.

CAP. XI. Hace el Señor su entrada en Jerusa-
lém. Maldice una higuera, y entrando en el
templo echa fuera de élálos que compraban
y vendian. Instruye á sus discípulos sobre la
eficacia en la confianza de Dios,
y sobre
per-
donar las injurias recibidas. Confunde á los
Sacerdotes que le preguntaron con qué auto-
ridad hacia algunas cosas.

CAP. XII. Parábola de la viña. Tributo que de-
bia pagarse al César. Refuta y convence á los
saduceos, que negaban la resurreccion de los
muertos. De los dos grandes mandamientos.
Prueba la divinidad del Mesías. Exhorta á sus
discípulos á guardarse de los escribas, y ala-
ba á una viuda que echó dos pequeñas mo-
nedas de cobre en el arca de las ofrendas.
CAP. XIII. Dice que el templo será destruido;
anuncia las guerras y aflicciones que habian
de sobrevenir. Previene á sus discípulos con-
tra los falsos Cristos y falsos profetas. Despues
de las señales que se verán en el sol, en la
luna y en las estrellas, vendrá el Hijo del
hombre en medio de su gloria. Semejanza de
esto tomada de la biguera. Encomienda á to-
dos la vigilancia para que no los coja de sor-
presa esta venida.

91 CAP. XIV. Los príncipes de los Sacerdotes se juntan en concilio para resolver la muerte de Jesucristo, que celebra su última cena. Judas le vende. Instituye el Señor la Eucaristía. Sale al huerto, en donde ora y es entregado por Judas. Huyen los discípulos. Es acusado, escarnecido, escupido y juzgado reo de muerte delante de Caifás, Pedro le niega tres veces y llora su pecado. CAP. XV. Presentado y acusado Jesucristo delante de Pilato, no responde. Le es preferido Barrabás, y le sentencian á muerte de cruz. Los soldados le escarnecen en diversas maneras, y le conducen á la muerte. Es crucificado entre dos ladrones. Joséph de Arimathea pide su cuerpo y le da sepultura. CAP. XVI. Resurreccion del Señor, que aparece á la Magdalena y despues á sus discipulos. Los envia á predicar y á bautizar por todo el mundo, anunciando los prodigios que harian aquellos que creyesen en él. Su Ascension gloriosa á los cielos.

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